Muguruza, golpeando un revés ante Kuznetsova.

Muguruza, golpeando un revés ante Kuznetsova. Tannen Maury Efe

Tenis Premier 5 de Cincinnati

Muguruza y la lección de Roland Garros

A diferencia de 2016, la española mantiene el tono competitivo tras ganar Wimbledon, el segundo grande de su carrera.

19 agosto, 2017 00:29
Cincinnati (enviado especial)

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¿Qué ha aprendido Garbiñe Muguruza de lo que pasó en 2016 tras ganar su primer Grand Slam en Roland Garros? Mucho. Este viernes, la española alcanzó las semifinales en el torneo de Cincinnati tras resistir 6-2, 5-7 y 7-5 a Svetlana Kuznetsova en 2h45m de partido y se citó con Karolina Pliskova (6-2 y 6-4 a la danesa Wozniacki). La número seis, que el día anterior había salvado tres bolas de partido para derrotar por primera vez a la estadounidense Keys (0-3 en el cara a cara), siguió dando muestras de que ha conseguido no caer en la complacencia tras conquistar su segundo grande en Wimbledon (semifinales en Stanford, cuartos en Toronto y semifinales en Cincinnati, donde todavía no ha dicho su última palabra) en una evolución fabricada por la jugadora, aunque también por la persona. 

“Estoy más calmada”, explicó la número seis del mundo a este periódico. “Sé que va a ser difícil jugar cada partido, no doy por hecho que tengo que ganar. Sé que debo trabajarme cada victoria, como lo vengo haciendo. Y en el fondo eso me da una cierta tranquilidad: el hecho de haber ganado Wimbledon no va a hacer que gane más partidos”, prosiguió la campeona de dos grandes. “Quizás ese fue el error del año pasado. Al ganar Roland Garros pensaba que podría jugar así muchas más veces y la realidad es que no, que tienes que picar piedra”.

Si “picar piedra” significa pelear, sufrir y apretar los dientes hasta que sangren, Muguruza lleva tiempo haciéndolo. En 2017, la española ha ganado 15 de los 20 partidos que se decidieron en el set decisivo (15-5), el último ante Kuznetsova en cuartos de Cincinnati. Esa estadística, bastante menos favorable la temporada anterior (seis victorias por seis derrotas), quiere decir que la Garbiñe de 2017 no regala ni la hora, que ahora lucha cada punto sin importar nada más, que se ha vuelto un hueso duro de roer. 

“Ayer acabé cansada y hoy ha sido otro partido de aguantar, de saber sufrir”, reconoció Muguruza tras el triunfo en un partido precioso, de los mejores del año. “Kuznetsova ha jugado mucho mejor que la última vez que nos enfrentamos. Sabía que tendría que luchar con ella, pero también conmigo mismo. Estoy contenta de haberlo logrado”, insistió. “La tranquilidad que tengo ahora es importante. No me asusta el hecho de estar por debajo en el marcador o de llegar a un tercer set. He jugado muchos partidos en los que me he visto en esa situación. Quizás suena muy típico, pero es simplemente una cuestión de experiencia”. 

Muguruza y Kuznetsova gastaron 46 minutos (¡46!) en disputar seis juegos (4-2 para la española). Se citaron en la tercera manga cuando el reloj había superado las dos horas y acabaron consumiendo casi tres en discutir el pase a semifinales. Garbiñe, más determinante en los momentos clave, más decidida, más agresiva, celebró una victoria de peso para soñar el sábado con el pase a la final de Cincinnati, donde ha seguido dándole continuidad a su buen tono competitivo tras conquistar el segundo grande de su carrera en Londres, hace algo más de un mes.

“Ganar Wimbledon me ha dado mucha confianza, pero sobre todo me ha fortalecido como tenista para afrontar momentos importantes”, aseguró la española. “Ayer tuve tres puntos de partido en contra ante Madison Keys, hoy he ido al límite con Kuznetsova… cada torneo es diferente y las condiciones son distintas”, continuó la española. “Me siento bien y era algo difícil de mantener tras Wimbledon. Estoy contenta de haber tomado la decisión de volver a jugar rápido. Parece que aprendí del año pasado, cosa que no pasa siempre, y ahora estoy en un buen momento. Quiero seguir por este camino”.