Feliciano, con el título de Queen's.

Feliciano, con el título de Queen's. Tony O'Brien Reuters

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La hierba desata a Feliciano

A días del comienzo de Wimbledon, el español logra el título más importante de su carrera en Queen’s y llega lanzado al tercer Grand Slam de la temporada.

26 junio, 2017 00:17
Mallorca (enviado especial)

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“Es difícil de creer que a esta edad esté jugando mi mejor tenis, pero lo estoy haciendo”. A las puertas de los 36 años, Feliciano López venció 4-6, 7-6 y 7-6 a Marin Cilic en la final del torneo de Queen’s y celebró el título de campeón, salvando un punto de partido en el tie-break de la tercera manga y tirándose de los pelos para celebrarlo.

Por encima de la conquista, extraordinaria, estuvo la forma de alcanzarla: el español, uno de los pocos especialistas que quedan en hierba, jugó como nunca en la superficie de sus amores, la que mejor se adapta a su juego, la que más alegrías le ha dado en su carrera (tres títulos de los seis que tiene) y sobre la que lleva soñando toda la vida con hacer algo grande en Wimbledon, el tercer Grand Slam de la temporada que arranca el próximo 3 de julio. 

“Es la mejor semana de mi carrera”, reconoció López tras el triunfo. “Ganar este torneo en esta etapa de mi vida es increíble y he esperado mucho para poder hacerlo”, aseguró. “Queen’s es especial. Al margen de los cuatro grandes es uno de los mejores torneos”, prosiguió el toledano. “Hace dos o tres años alcancé mi mejor ranking y también estaba jugando muy bien cuando perdí la final aquí con Dimitrov y gané luego Eastbourne”, recordó Feliciano, que en 2015 llegó a ser el número 12 del mundo. “Ahora bien, considerando cada partido y cada situación que he manejado esta vez en Queen’s… es la mejor semana de mi carrera”.

Para el español, que había perdido la final de 2014 contra Dimitrov dejando escapar un punto de partido en la segunda manga y tras adelantarse con break de ventaja en la tercera, fue la recompensa a un año que nació torcido (lesión en el hombro) y que consiguió enderezar con la llegada de la gira de césped, una parte del calendario que siempre espera frotándose las manos.

Aparcados los problemas físicos, y dejada atrás la temporada de tierra batida, Feliciano se plantó en Stuttgart (su primer torneo de 2017 en hierba) y alcanzó la final, que perdió con el francés Pouille. Sin que el golpe le afectase lo más mínimo, el número 32 del mundo llegó a Queen’s y siguió jugando de maravilla, quizás incluso mejor, quitándose de encima a Stan Wawrinka (primera ronda), a Tomas Berdych en cuartos (anuló una bola de partido), sobreviviendo en semifinales a Dimitrov en tres mangas y coronando la final ante Cilic en un cruce cerrado, decidido por pequeños detalles. 

El partido, tenso y sin ritmo, destapó todas las virtudes de López sobre césped: saca como pocos, volea como nadie y su muñeca brilla más que en cualquier otra pista. La hierba, claro, es una superficie que premia a los valientes, que recompensa el juego de ataque y que retrata a los indecisos. Feliciano no es nada de eso, todo lo contrario. Desde que llegó al circuito en 1997, el español ha ido aumentando su capacidad ofensiva, atreviéndose a intentar cosas prohibidas en la era de la fuerza y la potencia hasta terminar colgado de la red, desde donde buscará asaltar lo que se le viene encima en unos días.

“Es verdad que voy a Wimbledon con mucha confianza”, avisó el español. “Posiblemente, nunca he llegado con tanta seguridad, pero la próxima semana será el sorteo y luego tengo que seguir jugando igual”, añadió López, que tres veces (2005, 2008 y 2011) se ha quedado en la barrera de los cuartos de final. “Ganar aquí es la mejor preparación que puedo tener, pero también me podría encontrar con un cuadro desde el principio. Hay jugadores muy buenos que no son cabezas de serie y tengo que ser consciente de ello”, insistió. “Aunque es obvio no hay mejor forma de aterrizar en Wimbledon que conseguir el título en Queen’s”.