Rafa Nadal en Londres tras perder ante Djokovic.

Rafa Nadal en Londres tras perder ante Djokovic. Suzanne Plunkett Reuters

Tenis COPA MASTERS

La derrota de Rafa Nadal, explicada en cinco claves

Novak Djokovic, impecable en los aspectos clave del juego, derrota 6-3 y 6-3 a Nadal y jugará la final de la Copa de Maestros.

22 noviembre, 2015 03:01

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Novak Djokovic no necesitó vestirse de héroe. Para derrotar a Rafael Nadal (6-3 y 6-3) y llegar a la final de la Copa de Maestros, donde este domingo buscará el quinto título de su carrera en el último torneo de la temporada (2008, 2012, 2013 y 2014) y una cuarta victoria consecutiva de récord, el serbio exhibió una superioridad incontestable. Tras el episodio número 46 entre Djokovic y Nadal, EL ESPAÑOL recopila cinco aspectos clave que inclinaron la balanza hacia el lado del número uno en su último duelo en Londres.

89% de puntos sumados con primer saque

Djokovic construyó la victoria levantando una muralla infranqueable con su primer servicio. El serbio, que conectó cuatro aces, ganó 25 de los 28 puntos que disputó con ese golpe inicial, dejando a Nadal sin opciones cada vez que le tocó poner la bola en juego. El mallorquín sumó un pírrico 22% de puntos al resto (10 puntos ganados de 46 disputados) y no se procuró ni una bola de rotura, algo muy llamativo en un restador voraz, señalado por sus rivales como uno de los mejores del circuito en ese aspecto. Djokovic, sin embargo, hizo todo lo contrario: abrochó un 42% de los puntos al resto y le arrebató tres veces el saque (una en la primera manga y dos en la segunda), gobernando con mano firme uno de los aspectos decisivos del juego.

24 golpes ganadores

La apuesta del número uno por el ataque tuvo recompensa. El campeón de 10 grandes, protagonista de una salida en tromba, disparó 24 tiros ganadores (10 con la derecha, nueve con el revés, un remate y los cuatro saques directos) que rompieron las defensas de Nadal, incapaz de responder a esos latigazos afilados. Aunque elegir la vía del riesgo (algo que no había hecho durante toda la semana) le provocó un buen puñado de errores no forzados (20), el serbio llevó siempre la iniciativa, evitando que Nadal levantase la voz en el cruce. 

El campeón de 14 grandes sólo pudo conectar nueve tiros ganadores (0,5 por juego, una producción inofensiva). Con esa cifra, bien lo sabe el vestuario, es imposible tumbar al mejor jugador del planeta. Para muestra, un ejemplo: Tomas Berdych (26), Roger Federer (19) y Kei Nishikori (11) consiguieron hacerle más golpes ganadores a Djokovic en los tres encuentros de la fase de grupos, pese a que únicamente el suizo terminó celebrando la victoria.

48 intercambios por encima de los cinco tiros

El serbio conquistó uno de los territorios inexpugnables de Nadal, donde históricamente se ha hecho fuerte para destruir a sus rivales. El número uno hizo suyos 48 de los 86 intercambios que se estiraron por encima de los cinco golpes (por 38 de Nadal). La estadística radiografía directamente cómo Djokovic resistió los peloteos duros, normalmente favorables al mallorquín.

El balcánico ganó 23 de los intercambios en los que la pelota cruzó la red cinco veces y 10 en los que lo hizo entre cinco y nueve ocasiones. Nadal, acostumbrado a imponer partidos con un ritmo alto para desgastar a sus enemigos, intentando alargar los peloteos persiguiendo ese fin, se topó con un jugador con los pulmones de hierro: Djokovic devolvió siempre una pelota más, sin importar la profundidad o el ángulo de la bola.

130 kilómetros por hora de media en la derecha

Frente a la velocidad que logró Nadal con su drive (114 kilómetros por hora de media), Djokovic consiguió 16 kilómetros más. La diferencia no es cualquier cosa. Al serbio le sobró todo el brío que el mallorquín echó en falta, posiblemente fatigado por la paliza del día anterior (2 horas y 37 minutos ante David Ferrer en un encuentro sin nada en juego, salvo 200 puntos y ganancias económicas). Con ese tiro clave, el número uno consiguió llevar la iniciativa, restarle tiempo de reacción al mallorquín (pegando siempre tiros ajustados a la línea, muy profundos) y huir del mejor golpe de Nadal, que es la derecha combada (con su famoso efecto liftado). Una estrategia bien calculada.

1.370 metros sin recompensa

Nadal corrió más que su rival, que recorrió 1.269 metros por los 1.370 del balear. Aunque la diferencia que separa la distancia cubierta por ambos no es exagerada (101 metros más del español), el dato refleja por qué pese a perder holgadamente el español realizó un esfuerzo mayor. Casi de forma constante, Djokovic golpeó con los pies plantados en el suelo, llevando a su rival de un lado a otro con sus pelotazos envenenados. Aunque el campeón de 10 grandes también tuvo que arremangarse y ponerse a correr, no hubo color: el mallorquín se movió más, casi siempre en posiciones de defensa y con peor resultado, como reflejó el resultado final del encuentro.