Llevo repitiendo todo el año que Nadal no estaba acabado, como algunos decían o deseaban. La última prueba fue la final de Basilea que perdió este domingo ante Federer. Al margen del resultado, producto de un encuentro apretado que se decidió en un par de bolas, el partido reflejó que Rafa está en condiciones de volver a pelear por títulos importantes. Para muestra, un botón: Nadal le plantó cara al suizo en una pista rápida bajo techo, que históricamente ha sido su peor superficie. Es un campeón y lo sigue demostrando, incluso en los malos momentos que ha pasado esta temporada.

Todo el mundo ha tenido tramos extraños en su carrera. Al igual que el resto de las personas, lo mismo que un oficinista, un periodista o un médico en sus respectivos trabajos, los tenistas viven esas situaciones difíciles. Es algo inevitable. A Rafa le ha afectado, es cierto, pero poco a poco ha conseguido superarlo. Lleva varios partidos jugando muy bien. Ya empezó a hacerlo en Pekín, donde llegó a la final contra Novak Djokovic. En Shanghái superó a rivales complicados y en Basilea también, remontando sus tres primeros cruces y jugando a un gran nivel ante Gasquet en las semifinales. Por eso, estoy convencido de que acabará con buen sabor de boca la Copa de Maestros de Londres y empezará 2016 preparado para pelear por grandes objetivos.

Precisamente, lo que le ha pasado a Nadal este año es muy similar a lo que vivió Federer hace algunas temporadas, cuando todo el mundo le dio por muerto casi de forma unánime. ¿Y dónde está ahora Roger? Número dos del mundo, ganando títulos a montones (seis lleva éste año y aún le quedan dos torneos en su calendario) y jugando finales de Grand Slam, como las que ha disputado en Wimbledon y en el Abierto de los Estados Unidos. Cuando tuvo el bajón, el suizo estaba en un momento muy importante de su vida personal. Es difícil llevar todo hacia delante cuando tienes niños en casa, otros dos que vienen en camino… pero él lo hizo.

En éste caso, el problema que ha tenido Nadal es que ha visto cómo jugadores a los que ganaba muy fácil otros años le complicaban las cosas, venciéndole en muchas ocasiones o poniéndole en aprietos en otras. Inevitablemente, eso ha hecho mella y no le ha permitido jugar tan bien. Pero con Nadal se ha sido muy injusto. Decían que Rafa ya no jugaba a nada, que no ganaba partidos. Es algo que he vivido en mis propias carnes cuando era tenista. Sé lo que se siente cuando estás intentando hacerlo lo mejor posible, entrenando y trabajando duro para ello, y te critican porque las cosas no te salen. Eso sí, los que le han criticado durante todo 2015 están ahora muy callados.

La verdad es que se ha hablado de todo estos meses, incluso de un posible cambio de entrenador. Su tío es la persona que le ha lanzado y también es el único en el que puede tener la confianza absoluta para salir de la situación actual, algo que prácticamente ya ha logrado. A veces, los cambios son buenos, pero si uno está bien con esa persona y seguro.… Lo más importante para un jugador es la confianza. Y es algo que Toni le transmite mejor que nadie.

Que Rafa nunca se fue es evidente, pero además tengo algo muy claro: estoy seguro que el próximo año volverá a ganar algún Grand Slam.