Carmen Martín celebra un gol durante los Juegos de Río.

Carmen Martín celebra un gol durante los Juegos de Río. EFE

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Carmen Martín: “En Rumanía nos tratan como si fuéramos jugadores de fútbol”

Entrevista con la internacional española de balonmano antes del Europeo de Suecia: "Quitando Rusia y Francia, un escalón por encima, el resto estamos al mismo nivel" / "Si queremos sobrevivir del balonmano, tenemos que irnos a jugar a los países del Este"

4 diciembre, 2016 01:51

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Carmen Martín (Roquetas de Mar, Almería, 1988) supo de su deporte cuando éste estaba en lo más alto. Por entonces, Don Quijote seguía delirando con aquel Ciudad Real de ensueño y el Itxako, en la otra punta del país, hacia lo propio en la liga femenina. Y, claro, el balonmano era el tercer deporte de este país. Pero aquello se acabó. Y ella, como muchas compañeras de generación, tuvo que buscarse la vida. O, dicho de otro modo, salir de España para poder vivir de lo suyo. Ahora, acude al Europeo de Suecia con las ‘Guerreras’ como jugadora del CSM Bucarest, campeona de la Champions a nivel de clubes y bronce con la selección en los Juegos Olímpicos de Londres. Victorias pretéritas que espera se conviertan, a ser posible en poco tiempo, en triunfos presentes. Aunque, siempre, paso a paso. Con prudencia, como responde las preguntas de EL ESPAÑOL antes de debutar ante Suecia (18:00 horas, TDP).


Vive en Bucarest, así que no le sorprenderá el tiempo en Suecia. Eso que lleva ganado...


En Bucarest normalmente estamos a un grado o dos. En España se está mucho mejor, aunque no llueve, como sí nos ha ocurrido en Elda -allí han disputado un torneo preparatorio en el que se han proclamado campeonas tras ganar a Polonia en la final (22-18)-. Y, aunque todavía no ha nevado en Rumanía, sí que hay veces en las que la nieve te llega hasta las rodillas.


Lleva desde 2014 jugando en el CSM Bucarest. ¿El idioma bien, no?


Qué va. Hablamos siempre en inglés. En el equipo no tenemos la necesidad de aprender porque cada vez tenemos menos rumanas. Sé alguna palabra, alguna frase hecha… Comprendo más que hablo.


¿También la entienden en inglés por la calle?


[Risas] Me entienden si hablo castellano. Al final, con las telenovelas y todo eso... En Rumanía casi todo el mundo maneja entre dos y tres lenguas.


¿Aliviada entonces por juntarse con sus compañeras de selección?


Siempre hay muchas ganas de jugar tu juego, de hablar tu idioma y de conectar con la gente con la que generalmente estás aquí. Y bueno, también con ganas de hacer algo bueno en el Europeo.


Y de volver a Bucarest -no sé si antes o después de Navidades- como campeona de Europa.


Bueno, depende del resultado, igual no tengo que volver a Rumanía inmediatamente después del torneo. Si somos capaces de clasificarnos para la segunda ronda, entonces volvería allí el 3 de enero. Este año, con suerte, voy a poder celebrar las Navidades y el Año Nuevo en casa. Así me puedo llevar la maleta cargada de cosas, sobre todo, de comida [Risas].


Volviendo al torneo. Usted ya ha sido campeona de Europa con su equipo. ¿Puede España aspirar a lo mismo a nivel de selecciones en Suecia?


Bueno, considero que estamos entrando en un ciclo seminuevo, estamos haciendo muchas incorporaciones y hablar de medallas está muy lejos. Sí es verdad que este campeonato es por puntos y, al final, si tienes más rachas buenas que malas, pues sigues teniendo opciones de estar ahí arriba. Pero hablar de medallas es muy precipitado.


Imagino que es imposible que no hayan salido en conversación durante esta última concentración los dos tropiezos ante Francia en el Mundial y en los Juegos. ¿Hablan de ello?


Sí, claro. Son dos eliminatorias contra el mismo rival. Entre nosotras lo hemos hablado y hay mucha decepción por todo. Al final, tienes ganas de llegar, consideras que el equipo está a tono y quedarte a las puertas dos veces duele.


Quedándonos con la parte positiva. En los Juegos tuvieron en su mano la victoria contra Francia. ¡Llegaron a estar siete por delante!


Sí, la sensación de ganar siempre la tienes, pero destrozamos todo el partido al final. Les dimos la oportunidad, ellas la vieron y fueron a por todas. Y nosotras no fuimos capaces de pararlas.

Pero eso no volverá a ocurrir, ¿verdad?


No volverá [Risas].

Carmen Martín celebra un tanto junto a Marta Mangué en los Juegos.

Carmen Martín celebra un tanto junto a Marta Mangué en los Juegos.


Hablando de balonmano en general. Usted empezó cuando su deporte estaba en lo más alto en España y ha visto cómo caía a nivel de clubes. ¿Cómo ve el futuro de cara a que vuelva a haber una liga competitiva?


No veo el futuro muy a nuestro favor. A nosotras nos encantaría volver a España, estar en nuestro país y jugar en nuestra liga, pero sí que es cierto que ahora mismo el nivel internacional es más alto. Personalmente, si queremos continuar una línea ascendente en cuanto a equipos, aspiraciones, profesionalidad, tema de pagos, presupuestos… pues nos toca irnos al extranjero.


¿Qué es diferente en Rumanía?


El presupuesto, la organización del club, la ideología respecto a cómo tratar a las jugadoras, la televisión, los fans, la gente que hay a nuestro alrededor… También el marketing y la comunicación del club, la publicidad... Todo eso hace que al final la gente se enganche.


E imagino que encuentran mayor cobertura en los medios.


Sí, nosotras salimos diariamente en televisión. Los periodistas van a los entrenamientos, graban, informan sobre quién va a Champions o quién está lesionada… En Rumanía nos tratan como si fuéramos futbolistas aquí en España. Lo que aquí se le dedica al fútbol allí se hace con todos los deportes. Y en ese tiempo que tienen, el balonmano está incluido.


Y eso aquí no pasa. Le permito que nos eche la bronca a los medios.


No, no, ni por asomo.


Pero es una pena que no sea así.


Para mí sí, porque se le está dando una ideología a la sociedad en la que el fútbol es deporte, el tenis es deporte, y lo demás no es deporte. No se le da poder de decisión a los niños porque sólo ven fútbol por televisión y al final no tienen ninguna progresión cuando son pequeños. Y si sólo te dan la posibilidad de jugar al fútbol, pues te vas a quedar estancado. Al fin y al cabo, son muy pocos los que llegan a estar en la élite. Uno de mil quizá. Bueno, no me sé el porcentaje porque realmente a mí no me gusta el fútbol.


¿Piensa que no se les considera deporte?


No, sí que considero que la gente nos considera deporte. Pero es verdad que asiduamente no se nos da prestigio a pesar de que consigamos cosas. Como nosotras, por ejemplo, que ganamos la Champions League el año pasado. Yo le doy las gracias a los medios por intentar ayudarnos. Al final, lo que pasa es que te das cuenta de que la gente no tiene idea de quiénes somos, de qué hacemos, de qué esfuerzos llevamos a cabo, o de a cuántos miles de kilómetros vivimos para poder sobrevivir de un deporte como el balonmano. Y eso es una pena.


¿Hace falta que llegue alguien que grite ba-lon-ma-no, como hizo Pepu Hernández con el baloncesto cuando la selección fue campeona del mundo en Japón?


No lo sé, nosotras peleamos. Siempre que tenemos un rato sí que intentamos reivindicar lo nuestro porque queremos igualdad y tener un poquito de cobertura para que la gente conozca este deporte. Que sepan cómo lo practicamos, qué valores transmitimos. Que sepan que nos pegamos y luego somos tan amigas cuando termina el partido. Todos esos valores que transmite el balonmano y que nos gustaría que la gente conociera.


Y, de hecho, sin ustedes en los medios, es difícil que las niñas tengan unos referentes.


Bueno, últimamente, gracias a las redes sociales, nosotras y los clubes tratamos de propagar lo que es el balonmano. Que la gente se interese y las niñas, también.

Carmen Martín, en un partido durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

Carmen Martín, en un partido durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. EFE


¿Sufre España de lo que podemos llamar 'medallitis'? Es decir, que sólo valora los éxitos y no el camino hacia ellos.


Sí, a veces sí, pero es normal que todo el mundo quiera que España gane una medalla. Al final, es un orgullo y nosotras somos las primeras que queremos ganar. Pero también es verdad que entramos ahora en un ciclo nuevo y vamos a ver… Aunque, probablemente, también habrá selecciones en este Europeo que estén en nuestra situación. Veremos cómo está el nivel.


Y a eso vamos. Debutan contra la anfitriona, Suecia, y luego juegan contra Eslovenia y Serbia.


La verdad, nos ha tocado un grupo más asequible que en otros campeonatos. A nivel de equipos, quitando a Rusia y Francia, que igual están un escalón por encima, el resto de selecciones estamos más o menos al mismo nivel. Van a ser partidos de tú a tú. Pero sí, debutamos contra las anfitrionas, en un pabellón completamente lleno en el que habrá 8.000 personas, así que va a ser complicado. Sólo tendremos cinco minutos para estar nerviosas.


¿Cuál es el objetivo real que se fijan para el torneo?


Tenemos que ir paso a paso. Coger puntos en la primera fase y, si somos capaces de pasar con cuatro, pues eso sería ideal. A priori, va a ser más complicado conseguir puntos en la segunda fase.


Siendo optimistas. Si ganan medalla, ¿harán alguna locura?


Nada, nada, de momento no nos hemos prometido nada. Si vamos hacia delante, ya lo haremos.


Cambiando de tercio, ¿cómo ven España desde Rumanía?


Con pena. Hay muchas jugadoras que tenían el deseo de venir y jugar aquí. Les encantaría conocer nuestra cultura, vivir, aprender… Les da mucha envidia la forma que tenemos de vivir y nuestro clima.


¿Y cómo la ve usted?


Estupenda [Risas]. A mí me encantaría volver. Pero claro, si queremos sobrevivir de esto y estar al más alto nivel, tenemos que estar en los países del Este.


Para acabar. ¿Se atreve a pedirle algo al Gobierno?


No sé qué decir. En realidad, simplemente que tuviésemos más repercusión, que se sepa que hay una liga femenina, dónde jugamos… Vaya, cosas fundamentales.

Carmen Martín celebra un gol durante los Juegos.

Carmen Martín celebra un gol durante los Juegos. EFE


EL TEST A LA 'GUERRERA'


Un libro: He terminado de leer Inferno y me llevo a Suecia tres de la Universidad -cursa Turismo a distancia-, así que me tocará estudiar en los ratos libres.


¿Qué música lleva? Poca, pero, si acaso, me gusta ochentera.


¿Cuál es la última serie que ha visto? Narcos.


¿Qué tipo de Coca-Cola pide? Soy más de agua con gas, pero si hay que elegir una Coca-Cola, que sea cero.


¿Qué tipo de café toma? Expreso.


De ir a Rumanía, ¿qué tipo de comida nos recomienda? El pimiento relleno de arroz con ternera guisada está espectacular.


¿Una palabra en rumano? Vine (significa viene).


¿Ha visitado el castillo de Drácula? Sí, está un poco lejos de Bucarest, como a unas seis horas, y está un poco en ruinas, lo tienen muy mal cuidado. Pero sí, sí que he ido.


¿Qué echa de menos de España? A la familia y a los amigos.


¿Un sueño que le quede por cumplir? Me encantaría subirme a un podio en unos Juegos (cayó lesionada en Londres 2012 y fue sustituida).


¿Y un deseo? Volver a España.

Carmen Martín celebra un tanto durante los Juegos de Río.

Carmen Martín celebra un tanto durante los Juegos de Río. Reuters