Lewis Hamilton, en el GP de China

Lewis Hamilton, en el GP de China Reuters

F1

El idilio entre Lewis Hamilton y Ferrari se apaga: el británico pierde la moral, se autoinculpa y el 2026 corre peligro

Los primeros meses de Hamilton en Maranello revelan una crisis de confianza que amenaza con hacer descarrilar un fichaje que ilusionó a Ferrari y a toda la Fórmula 1.

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Cuando Ferrari anunció en enero de 2024 el fichaje de Lewis Hamilton, el impacto fue inmediato. La escudería más laureada de la Fórmula 1 apostaba por el piloto más exitoso de la historia para liderar un nuevo proyecto ganador.

Sin embargo, apenas nueve carreras después de su debut vestido de rojo, el panorama es desolador. Lejos de liderar, el heptacampeón del mundo está inmerso en una de sus etapas más grises, sin respuestas, malos resultados y, lo más preocupante, sin motivación aparente.

Hamilton ha mostrado algunos destellos aislados de su clase, -como la victoria en el sprint de China o el cuarto puesto en Imola-, pero esos momentos han sido tan breves como inconsistentes.

En el Gran Premio de España, el británico vivió lo que él mismo definió como su "peor experiencia", una jornada que terminó con un desgaste anímico visible, silencios incómodos y declaraciones cargadas de autocrítica.

"He tenido un día realmente malo. No tengo nada que decir. Ha sido terrible", declaró, visiblemente abatido, tras terminar sexto en Montmeló.

Una espiral descendente

Lo más alarmante no son los resultados -aunque estos son muy inferiores a lo esperado-, sino la actitud.

Hamilton ha comenzado a mostrarse resignado, sin rastro del aura de liderazgo y determinación que lo caracterizó durante su etapa dorada en Mercedes. Ni siquiera sus problemas con el monoplaza parecen ser excusa suficiente.

El piloto británico se ha mostrado completamente desconcertado, como dejó claro al admitir que "no he aprendido nada en estas últimas tres carreras".

Esa declaración contrasta con la voluntad de progreso que suele marcar a los grandes campeones en tiempos de crisis. Incluso ha llegado a decir que el problema es él mismo: "Probablemente, la respuesta es que soy yo".

Fred Vasseur, jefe de equipo, ha señalado que Hamilton tuvo "un problema de balance", pero se ha negado a especificar cuál. Sin embargo, todo indica que ni el piloto ni la escudería tienen claro qué está fallando.

Leclerc, sin fisuras

Mientras Hamilton se desmorona, Charles Leclerc saca lo mejor del SF-25. El monegasco ha logrado tres podios en lo que va de temporada y ya ha dejado claro que es quien mejor está entendiendo el monoplaza y gestionando las carreras.

En Barcelona, Ferrari pidió a Hamilton que cediera su posición a Leclerc después de apenas seis vueltas, una decisión que marca jerarquías de facto dentro del equipo.

Este contraste entre ambos pilotos refuerza las dudas sobre el fichaje de Hamilton.

Ferrari se despidió de Carlos Sainz para hacer hueco a una leyenda viva del deporte, pero por ahora el rendimiento no solo no está siendo superior, sino que parece estar costando puntos y estabilidad.

Hamilton en el box de Ferrari durante los entrenamientos libres del GP de Australia.

Hamilton en el box de Ferrari durante los entrenamientos libres del GP de Australia. Reuters

Críticas de Rosberg y Vowles

Nico Rosberg, excompañero y rival de Hamilton, ha sido uno de los más claros al valorar la situación: "Dice que no tiene respuestas, y cuando eso sucede, es que la cosa va muy mal. Es un momento muy difícil para un piloto".

Para el alemán, el hecho de que Hamilton ni siquiera encuentre explicaciones internas es un indicativo grave de que algo se ha roto.

James Vowles, actual jefe de Williams, también ha opinado sobre el movimiento que llevó a Sainz fuera de Ferrari.

Aunque comprende las razones del equipo italiano, celebra que eso le haya permitido fichar al español. "Ferrari hizo lo que tenía que hacer por sí mismo y creó una oportunidad para mí de poder trabajar con Carlos", señaló.

Carlos Sainz, reforzado

En ese sentido, la figura de Carlos Sainz emerge con fuerza a través del contraste. Si bien su inicio en Williams no ha estado exento de dificultades, ha demostrado profesionalidad, velocidad y un alto nivel de compromiso.

Según Vowles, su llegada ha tenido un efecto inmediato en su compañero Alex Albon, que este año ha dado un gran paso adelante: "Tiene la ventaja de tener a su lado los datos de, realmente, un piloto de clase mundial".

La comparación empieza a ser incómoda para Ferrari. Mientras Sainz se muestra trabajador, motivado y transformador en un equipo que aún está en reconstrucción, Hamilton transmite apatía, inseguridad y un discurso derrotista.

Carlos Sainz celebra la victoria en el Gran Premio de México.

Carlos Sainz celebra la victoria en el Gran Premio de México. Reuters

Las dudas del 2026

El contrato de Hamilton con Ferrari abarca hasta la temporada 2026, pero si la situación no mejora, las especulaciones sobre una posible ruptura anticipada podrían intensificarse.

En Maranello nadie quiere hablar aún de ello, pero el lenguaje corporal del británico, su tono ante la prensa y su rendimiento en pista no son propios de un proyecto ilusionante.

Incluso tras las entrevistas más duras, el gesto que tuvo con Rachel Brookes (Sky Sports) -a quien pidió disculpas por su actitud- refleja el nivel de frustración interna que vive.

"Lo siento mucho, estoy muy hundido", le dijo fuera de cámara, según reveló el comentarista David Croft, de la misma cadena.

Lo que parecía un golpe de efecto del mercado -el fichaje más sonado desde el regreso de Schumacher en 2010- corre el riesgo de quedarse en un espejismo.

Ferrari quería recuperar el trono de la F1 de la mano de un mito, pero por ahora ha recibido un reflejo deslucido de ese pasado glorioso.

En una temporada tan exigente como la actual, si Hamilton no encuentra pronto la fórmula para revertir esta dinámica, el sueño rojo podría apagarse mucho antes de lo previsto.

Y con él, la que tal vez era la última gran oportunidad de Ferrari para volver a ser campeón del mundo.