Julio Alberto, con Maradona en un partido de fútbol con el Barça.

Julio Alberto, con Maradona en un partido de fútbol con el Barça. Captura de redes sociales

Fútbol

Julio Alberto (67), exfutbolista de Barça y Atlético, sobre su primer sueldo: "Cobré 62.000 pesetas y llené mi nevera"

El español atravesó un periodo de su vida muy complicado tras colgar las botas y empezar a consumir con cierta frecuencia drogas, lo que desencadenó una adicción.

Más información: Javier Arizmendi (40), de futbolista de élite a asesor financiero: "La vida del jugador es corta y el 80% se arruina"

Publicada

Julio Alberto Moreno, exlateral de Atlético de Madrid y FC Barcelona, convirtió una infancia de pobreza y una vida adulta marcada por las adicciones y la ruina económica en un relato de supervivencia y servicio a los demás.

Nacido en Oviedo en 1958, creció en una familia muy humilde y pasó parte de su infancia en un orfanato, donde ha contado que sufrió abusos y hambre. Antes de ser profesional, trabajó como botones en el Banco Vitalicio, cobrando unas 8.500 pesetas al mes, mientras soñaba con el fútbol como salida de aquella miseria.

Su oportunidad llegó cuando el Atlético de Madrid y el Real Madrid buscaban jóvenes talentos y él se ofreció por carta, hasta firmar en 1975 su primer contrato importante, que incluía un sueldo de algo más de 68.000 pesetas (412 euros).

En los años 80 se consolidó como lateral izquierdo de máximo nivel, primero en el Atlético y luego en un Barça ganador, con el que levantó numerosos títulos y llegó a ser internacional con España.

Julio Alberto ha explicado en varias ocasiones que, cuando recibió aquel primer sobre con 68.700 pesetas en el Atlético, su reacción no fue comprarse un coche ni darse un capricho, sino llenar la nevera de casa.

Relata que su familia era tan pobre que ese dinero sirvió para comprar comida, pagar deudas en la carnicería y el supermercado, y también ropa básica para su madre y sus hermanos, desde un pijama y una bata hasta zapatillas y material escolar.

Ruina, drogas y caída al infierno

Tras retirarse oficialmente en 1991, lejos de asegurarse una vida cómoda, comenzó un largo calvario personal y económico.

Ha reconocido una dependencia severa de las drogas, con varias sobredosis, ingresos en coma y dos infartos, además de negocios fallidos, un incendio en un local y problemas con Hacienda que le obligaron a afrontar una deuda millonaria.

En programas de televisión y reportajes ha hablado de "emborracharse de éxito" y de cómo esa mezcla de fama, dinero mal gestionado y adicciones terminó arruinando su vida.

También ha explicado que la adicción no solo destruyó su economía, sino relaciones con hijas, padres, amigos y entorno, dejando tras de sí un vacío que no se arregla solo saliendo de la droga.

Durante años ha ofrecido charlas en prisiones, centros de menores y colegios, sumando cientos de conferencias para alertar a jóvenes y familias sobre los riesgos de las drogas y otras dependencias.

Julio Alberto, en un partido con España.

Julio Alberto, en un partido con España.

Hoy, Julio Alberto sigue vinculado al entorno del Barça, al que agradece haberle dado trabajo cuando nadie confiaba en él, y se define más como educador que como exfutbolista.

Asegura que quiere morir dedicándose a la fundación y a la protección de los jóvenes, convencido de que su historia sirve para que otros no repitan sus errores.

Desde entrevistas, conferencias y colaboraciones con clínicas de rehabilitación, insiste en que las adicciones "no son un juego" y que detrás de cada adicto hay una familia que también sufre.

El niño que llenó la nevera con 68.700 pesetas vive ahora volcado en que nadie tenga que aprender, como él, a enamorarse de la vida a través del infierno.