Mariana Cabral, durante una rueda de prensa con el Sporting de Portugal.

Mariana Cabral, durante una rueda de prensa con el Sporting de Portugal. EFE

Fútbol

Mariana Cabral (36), sobre su situación como jugadora en Portugal: "Ganaba 100€ al mes, no se le puede llamar profesión"

La entrenadora del Sporting de Portugal recuerda en una entrevista con The Coaches' Voice sus inicios como jugadora en el fútbol luso.

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Mariana Cabral, hoy entrenadora del Sporting de Portugal femenino y una de las voces más respetadas del fútbol luso, no olvida de dónde viene. Antes de diseñar partidos desde el banquillo, fue jugadora en la élite portuguesa.

Y lo que cobraba entonces dista mucho de lo que cualquiera imagina al oír "Primera División" y "campeona nacional". En una entrevista con The Coaches' Voice, la técnica portuguesa resume así aquellos años: "Ganaba 100 euros al mes, un bocadillo después de los partidos y, a veces, una cerveza. No se le puede llamar profesión".

Cabral militó en el 1º de diciembre, uno de los equipos dominadores del fútbol femenino en Portugal. Con ese club llegó a proclamarse campeona nacional, pero el título no se correspondía con un trato profesional.

Mientras se enfrentaba a las mejores del país, su realidad económica era la de cualquier trabajadora precaria: 100 euros al mes como "salario" simbólico y una merienda postpartido como complemento. El fútbol, más que un trabajo, era un lujo que tenía que compatibilizar con estudios y otros empleos.

La entrenadora detalla que aquellos 100 euros no cubrían ni de lejos los costes básicos asociados a competir al máximo nivel: desplazamientos, alimentación específica, material deportivo o fisioterapia.

No había botas pagadas ni dietas personalizadas; muchas veces, ni siquiera campos de entrenamiento en condiciones. El mensaje que recibían las jugadoras era claro: se podía exigir como si fueran profesionales, pero se pagaba como si el fútbol fuese un pasatiempo.

Mariana Cabral, durante un partido con el Sporting de Portugal.

Mariana Cabral, durante un partido con el Sporting de Portugal. EFE

Ese contraste es el que lleva a Cabral a afirmar con contundencia que "no se le puede llamar profesión". Para ella, el profesionalismo no se define solo por el nivel de la competición, sino por la dignidad de las condiciones laborales : un sueldo con el que se pueda vivir, seguridad social, cobertura sanitaria y una estructura que permita centrarse en jugar.

Nada de eso existía entonces para la mayoría de futbolistas portuguesas, incluso en equipos punteros como el 1º de diciembre.

Giro radical

Tras colgar las botas prematuramente, alrededor de los 25 años, Cabral dio un giro a su vida. Primero trabajó como periodista deportivo, analizando el mismo fútbol que había vivido desde dentro.

Esa etapa le permitió tomar distancia, entender el juego desde otra perspectiva y formarse en táctica y metodología. Años después regresó al césped, pero ya como entrenadora, hasta llegar al banquillo del Sporting Clube de Portugal femenino.

Desde ahí, se ha convertido en una de las voces más interesantes del fútbol portugués. Defiende un estilo ofensivo, valiente e incluso caótico, como ella misma lo define, pero también aprovecha cualquier conversación para recordar el camino recorrido por las jugadoras de su generación.

Su relación no es solo personal: es el espejo de toda una hornada de futbolistas que sostuvieron el fútbol femenino en Portugal cobrando sueldos que, como dice sin rodeos, no merecen el nombre de salario.

Cabral, que ahora trabaja en uno de los proyectos más ambiciosos del país, utiliza su propia historia como advertencia y como reivindicación.

Advierte el riesgo de construir ligas "profesionales" solo de nombre y reivindica que el progreso no puede medirse solo en títulos o audiencias, sino en la mejora real de las condiciones de quienes juegan. Ella sabe bien qué significa ganarse un campeonato nacional con un sueldo de 100 euros al mes.