Sergio Ramos celebra su gol ante Dinamarca.

Sergio Ramos celebra su gol ante Dinamarca. EFE

Fútbol

65 toques, 28 pases y el gol de Ramos: el día que nació el 'Tiki-Taka' de Luis Aragonés para cambiar la historia de España

El momento que revolucionó el fútbol español alcanza la mayoría de edad y sigue dando todavía sus frutos.

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El 'Día D' del fútbol español cumple la mayoría de edad. Pasan ya 18 años desde que aquel 13 de octubre de 2007 la historia de la Selección comenzara a cambiar para siempre con un momento emblemático.

Sucedió en Dinamarca. En aquel partido de clasificación para la Eurocopa 2008, y con España jugándose el tipo al filo del abismo, de repente floreció el germen del 'Tiki-Taka'. Un rayo de luz entre las tinieblas, un remanso de paz entre unas aguas que bajaban muy revueltas por la ausencia de Raúl González con el combinado nacional.

Una jugada mágica fue el inicio de todo. Una combinación de 65 toques, 28 pases y un minuto y quince segundos de combinación. Nueve jugadores formaron parte de aquello, casi todos los que pisaban el campo en ese momento.

Una tela de araña perfectamente tejida para atrapar a Dinamarca en un laberinto sin salida. Todo terminó con la finalización de categoría de Sergio Ramos, que por entonces jugaba como lateral derecho.

Aquella acción maravilló a todo el mundo, encauzó el pase de España a la Eurocopa de 2008 y el desenlace de los años posteriores es de sobra conocido. Con Luis Aragonés al mando empezó a gestarse aquel estilo propio al que Vicente del Bosque le supo dar continuidad de manera genuina.

El contexto

España llegaba a Dinamarca con el agua al cuello. Tenía que puntuar para mantener sus opciones de ser al menos segunda de grupo en el camino hacia la Eurocopa, y desde que luego que una derrota hacía presagiar un auténtico terremoto. Incluso la destitución de Luis Aragonés estaba sobre la mesa.

Por si fuera poco, por entonces la ausencia de Raúl González en las convocatorias de 'El Sabio de Hortaleza' todavía seguían siendo poco menos que una cuestión de Estado. Los 'raulistas' y los 'antiraulistas' seguían avivando el debate porque la Selección tampoco funcionaba sin el '7'.

En esas, España se plantó en Dinamarca sin David Villa, su nuevo delantero de referencia, y en la noche antes del encuentro Fernando Torres sintió unas molestias que también le descartaron para el partido. Más leña al fuego. Como la ausencia de Puyol en el once titular por no estar plenamente recuperado.

Todo pintaba feo para el futuro de la Selección. Tanto ambiental como deportivamente. Quedarse fuera de aquella Eurocopa 2008 habría supuesto un gran fracaso, algo insostenible después del batacazo en el Mundial 2006. 

Se hace la magia

Luis Aragonés no renunció a su idea. Ante tanta ausencia optó por Raúl Tamudo en la punta de ataque, y también por juntar por primera vez a los 'jugones' en el centro del campo. Iniesta, Fábregas y Xavi Hernández, escudados por detrás por Albelda en tareas de contención y por Joaquín en la banda derecha para el desborde.

Precisamente Tamudo abrió el marcador al cuarto de hora para dar tranquilidad a la Selección, pero lo mejor estaba todavía por llegar. Un punto de inflexión para la historia que, por supuesto, nadie imaginaba.

Todo comenzó en el minuto 39 de partido con un robo de Capdevila. El lateral izquierdo le entregó el esférico a Xavi y ahí surgió la magia. Durante un minuto y 15 segundos España manoseó la pelota, buscó el hueco con paciencia y terminó culminando una obra de arte que quedará para siempre.

El momento exacto en el que Capdevila roba el balón y se dispone a combinar con Xavi.

El momento exacto en el que Capdevila roba el balón y se dispone a combinar con Xavi.

75 segundos en los que hubo pausa y calma, pero también movimiento y el cambio de ritmo necesario para penetrar en una defensa rival bien armada. Nueve jugadores españoles entraron en contacto con el balón, todos menos Iker Casillas y David Albelda. Una obra maestra colectiva. 

Por izquierda, por derecha y por el centro. Por todos los lugares del campo fueron conectando el resto. Capdevila, Albiol, Ramos, Marchena, Xavi, Fábregas, Iniesta, Joaquín y Tamudo, un tejido perfecto.

En la cumbre de esta acción, Xavi Hernández se coló en la zona de tres cuartos, controló y sirvió para Raúl Tamudo, que estaba en la frontal del área. El por entonces jugador del RCD Espanyol vio el movimiento de ruptura al espacio de Sergio Ramos, así que le buscó de primeras. 

Luis Aragonés, con la Selección.

Luis Aragonés, con la Selección. EFE

Ramos, que jugaba de lateral y daba gran profundidad por la banda derecha, controló, se metió en el área y ante la salida de Sorensen picó con una maestría tremenda para hacer el 0-2.

Nadie se dio cuenta en ese instante de lo que acababa de suceder. Pero a posteriori todo el mundo comprendió que se había prendido una llama que no se iba a apagar al menos hasta el 2012.

El resto es historia

“El mérito es del equipo. Yo tan sólo tuve que dar el último toque. También fueron decisivos los de Tamudo y Xavi, pero me quedo con el trabajo del grupo. Yo simplemente fui una pieza más de la jugada. Cuando me vi ante Sorensen lo tenía muy claro", fueron las palabras de Sergio Ramos, el último intérprete de la obra maestra.

España cerró aquel partido ante Dinamarca con un triunfo por 1-3, incluido un golazo descomunal de Riera al borde del minuto 90, y a partir de ahí cerró su clasificación para la Eurocopa 2008.

Unos meses más tarde la Selección se coronó en Viena. Firmando uno de los espectáculos más bellos que se recuerdan en el fútbol, el premio llegó con aquel 0-1 ante Alemania y el gol de Fernando Torres para desencallar una herida de muchas décadas sin títulos.

La Selección de 2007 celebra un gol de Raúl Tamudo en el partido ante Dinamarca.

La Selección de 2007 celebra un gol de Raúl Tamudo en el partido ante Dinamarca.

España encontró un estilo reconocible, único e inalcanzable para cualquier otra selección del momento. Cuando Luis Aragonés completó su obra, Vicente del Bosque recogió el testigo y supo entender cómo extender ese legado.

Aquella sinfonía fue incluso a mejor para gobernar el Mundial 2010 y bordar la primera estrella sobre el escudo en Sudáfrica. Dos años más tarde, Kiev presenció aquel 4-0 ante Italia y uno de los mayores aplastamientos que se han visto en una final de una gran competición.

Una marca propia, un sello inigualable que empezó a gestarse hace ahora justo 18 años. El 13 de octubre de 2007 cambió la historia de la Selección para siempre y todavía aquellas raíces siguen dando hoy sus frutos.