Estadio de River Plate.

Estadio de River Plate.

Fútbol

La tragedia que mancha la historia de River Plate: 57 años del Clásico contra Boca Juniors que se saldó con 71 muertos

El 23 de junio de 1968 se produjo una avalancha en el estadio Vespucio Liberti que desembocó en tragedia para el deporte argentino.

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El Superclásico que enfrenta a River Plate ante Boca Juniors es considerado uno de los mejores partidos del mundo por la rivalidad latente entre las dos hinchadas. La pasión con la que se vive el fútbol en Argentina provoca la admiración del resto del mundo, pero esta emoción desmedida también puede terminar en una tragedia.

El 23 de junio de 1968 el estadio Vespucio Liberti albergó el Clásico entre River y Boca, un partido que terminó en empate a cero, lo que provocó el malestar de unos hinchas locales que vieron cómo su equipo, lejos de poder ganar títulos -llevaban cuatro años sin hacerlo-, tampoco eran capaces de ganar al eterno rival.

Por motivos de seguridad los aficionados de 'Xeneize' salieron en cuanto terminó el partido, mientras que los hinchas locales debían esperar 30 minutos para evitar aglomeraciones en la salida del estadio.

El sector donde se encontraban los barras bravas, los aficionados más radicales de River, decidieron salir antes de tiempo y se dirigieron a la puerta 12, el sector de entrada y salida del estadio de los aficionados visitantes.

Aquí comienzan muchas teorías sobre lo que sucedió: la puerta 12 siempre estuvo abierta, pero en ese momento se atrancó; hay quienes defienden que los tornos para regular el acceso de cada aficionado fue la trampa mortal; y para otros en esa puerta no había tornos.

Las versiones de la tragedia

Según el diario argentino Clarín, un pequeño foco de luz tenue iluminaba el pasillo por el que salían unos aficionados de Boca Juniors que se agruparon en esa zona del estadio. La aglomeración de personas era cada vez mayor y fue entonces cuando comenzaron los empujones y el nerviosismo.

"De pronto, por la presión humana, se armó un efecto rarísimo y nos empezamos a despegar del piso. Yo estaba casi medio metro flotando, y sin poder moverme", rememoró Juan Nicholson, seguidor del equipo 'Xeneize'.

Tuve la suerte, o la inspiración divina, de hacer una especie de hueco y guardar todo el aire posible para salir. Y en un momento, con ayuda y golpes desesperados, logran sacarme", añadió.

Placa conmemorativa a los fallecidos el 23 de junio de 1968.

Placa conmemorativa a los fallecidos el 23 de junio de 1968.

Entre las teorías de lo ocurrido se encuentra que los tornos de acceso al estadio no habían sido retirados y que la puerta no se encontraba del todo abierta. Hasta se rumorea que nunca se abrieron.

El exinspector de la Policía Federal, Carlos López, señaló: "Las puertas de las tribunas las manejaban exclusivamente los inspectores de la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Y el partido estaba tan parejo que dos empleados se olvidaron de abrir esa puerta".

La segunda hipótesis plantea que la policía se organizó con el propósito de ejercer presión sobre los aficionados de Boca con el objetivo de detener a los más radicales. La razón detrás de esta acción fue que ciertos aficionados habían provocado disturbios y, en particular, habían entonado la marcha peronista.

Durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, este acto era considerado un grave delito de Estado. El supuesto cordón policial provocó que algunos hinchas se reincorporaran a la multitud, complicando aún más la situación.

A raíz de la última hipótesis, los simpatizantes de Boca reivindicaron justicia en los años siguientes, expresando su reclamo a través de un cántico característico: "No había puerta, no había molinete, era la cana que daba con machete".

Aficionados de River Plate en el partido ante el Inter de Milán.

Aficionados de River Plate en el partido ante el Inter de Milán. Reuters

Los propios jugadores de River reconocen a día de hoy que por los pasillos se escuchan gritos y lamentos. Sombras que corren de un lado para otro y puertas que se abren sin que ninguna persona lo haya hecho.

Cada 23 de junio los jugadores que entran a formar parte de las categorías inferiores de River Plate asisten a esa puerta 12 del estadio con velas blancas junto a un sacerdote para que éste pueda ir expulsando poco a poco las almas de aquellos 71 aficionados que perdieron la vida aquel día.