El calor, el rival más temido en el Mundial de Clubes: "El estrés térmico afecta al rendimiento, la aclimatación es vital"

En el fútbol de élite, el tiempo se ha tornado en un enemigo silencioso. Apenas termina la temporada, los jugadores ya afrontan nuevos retos como el Mundial de Clubes. Entre la gloria y el desgaste, el descanso se convierte en un lujo. Detrás del espectáculo, la verdadera batalla es proteger la salud física y mental de los protagonistas.

La ciencia del deporte muestra que el rendimiento apenas se ve afectado tras una o dos semanas de pausa, pero el riesgo de lesiones aumenta cuando el calendario no da tregua. Por eso, los equipos técnicos y médicos deben cuidar cada detalle para proteger la salud física y mental de los jugadores.

No se trata solo de entrenar más, sino de hacerlo mejor y de forma personalizada. Cada futbolista responde de manera diferente al esfuerzo, por lo que monitorizar y adaptar la carga de trabajo es clave para evitar lesiones.

Jan Oblak se hidrata durante el partido contra el PSG en el Mundial de Clubes Reuters

Además, factores como el calor, la humedad y la presión del torneo complican aún más la preparación. Por eso, la hidratación, la nutrición y el descanso, junto con la coordinación entre todas las áreas del club, son esenciales para que los jugadores lleguen en las mejores condiciones.

EL ESPAÑOL habla de todo esto y más con Andoni Sesma (Pamplona, 1999), Preparador Físico y Fisioterapeuta con experiencia en el Esteghlal de Irán y en el Khimki de la liga rusa. Ahora, alejado un poco del foco, Sesma prepara un Doctorado en Ciencias de la Salud en el que investiga la variabilidad de movimiento en la rehabilitación de ligamento cruzado anterior.

P.- ¿Cuáles son los principales riesgos físicos para los jugadores que apenas han tenido una o dos semanas de descanso tras una temporada tan exigente antes de afrontar el Mundial de Clubes?

R.- Poniendo el contexto de que hay un Mundial de Clubes, donde los jugadores deben rendir de manera inmediata, está bien que tengan una o dos semanas de descanso, pero no más.

La ciencia nos dice que la pérdida de rendimiento en parones de 2 semanas es mínima, pero si nos vamos a 4 semanas o más (el conocido periodo de Off-Season), se producen desadaptaciones que debemos intentar mitigar. No obstante, debemos entender al jugador como un humano deportista, por ende, conviene olvidarse del fútbol un tiempo tras acabar la temporada regular.

P.- ¿Cómo afecta la falta de descanso adecuado al riesgo de lesiones musculares y articulares durante el torneo?

R.- La falta de descanso aumenta la incidencia de lesiones, esto está muy estudiado, sobre todo dentro del microciclo semanal. Dependiendo del contexto en el que nos encontremos, deberemos priorizar la recuperación del jugador.

Muchas veces, el jugador únicamente realiza sesiones de recuperación y activación previas a un partido, porque no da tiempo de entrenar. La mayor evidencia se encuentra en las estrategias de sueño y nutrición, si cumplimos con estas, podemos incluir todos los juguetes que queramos para complementarlas.

Andoni Sesma, durante su etapa en el Esteghlal. CEDIDA

Detallar que el deportista es muy variable, por lo que deberemos monitorizar de manera individual a cada uno de ellos, cómo responde a las demandas de la competición.

P.- ¿Qué estrategias se utilizan para minimizar la sobrecarga física y mental en un calendario tan comprimido?

R.- Como comentaba, a nivel de recuperación lo básico es una buena higiene del sueño, acompañada de una nutrición adecuada. Podemos añadir inmersiones en agua fría, medias de compresión, masaje…

Todo eso complementado con el entrenamiento en sala y en el campo. No obstante, no debemos olvidar el potencial que tiene la monitorización de la carga de entrenamiento, muchas veces ahí está la clave.

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A nivel mental, muchos cuerpos técnicos incluyen a especialistas en este ámbito, cada vez se le da más importancia. Una vez más, siempre individualizar tanto el entrenamiento como la recuperación.

P.- ¿Cómo se individualiza la carga de trabajo considerando que algunos jugadores llegan con más minutos acumulados que otros?

R.- Lo primero será saber la carga que ha soportado ese deportista y cómo la ha asumido. Para ello nos servimos de evaluaciones objetivas y subjetivas para entender cómo está el atleta, y en función de ello individualizamos la sesión.

Datos GPS, CPK, percepción subjetiva del esfuerzo, evaluaciones neuromusculares, de rango de movimiento, incluso de control motor. Lo ideal sería identificar sus déficits y trabajar sobre ellos, de manera individual.

P.- ¿Qué importancia tiene la recuperación activa y el descanso completo en este tipo de torneos?

R.- En cuanto a la recuperación activa por sí sola, no existen resultados concluyentes. Con la evidencia disponible, no deberíamos apostar únicamente por este tipo de intervención. Parece que tiene un efecto mayor a nivel psicológico, aunque con evidencia limitada.

Nosotros la combinamos siempre con otro tipo de estrategias como inmersiones en agua fría, trabajo aeróbico en sauna sin impacto, movilizaciones pasivas, masaje…Sin olvidarnos de lo básico, nutrición y descanso.

P.- ¿Qué impacto tiene la reducción del periodo de descanso y pretemporada en la preparación física y el rendimiento a largo plazo del equipo?

R.- Reducir el tiempo de descanso y pretemporada puede afectar negativamente tanto la preparación física de los jugadores como el rendimiento del equipo a lo largo de la temporada. Sin ese período adecuado, el cuerpo no alcanza a recuperarse ni a adaptarse como debería.

Por eso, lo ideal es contar con al menos 4 a 6 semanas de pretemporada bien planificada para llegar en buenas condiciones al inicio de la competición.

Andoni Sesma, durante un entrenamiento. CEDIDA

Aprovecho para desmitificar que la pretemporada es llenar el depósito de gasolina para la temporada…Únicamente es un periodo para adaptar al jugador tras un periodo de parón, donde se han producido ciertas desadaptaciones, y capacitarlo para rendir en la primera jornada de liga. A partir de ahí, partido a partido.

P.- ¿Qué medidas específicas se toman para preparar a los jugadores frente a las altas temperaturas y la humedad durante los partidos y entrenamientos?

R.- El estrés térmico deteriora el rendimiento aeróbico y repetido. Lo ideal sería una aclimatación al calor de entre 6-10 días, o incluso 2 semanas. Los primeros 5 días son vitales, donde se producen la mayoría de adaptaciones a nivel cardiovascular y de aumento del volumen plasmático.

En nuestra área, que las sesiones más intensas se realicen en horas de menos calor es vital, así como gran volumen de sesiones a intensidades moderadas. Una variable a controlar es el peso corporal, debido al exceso de sudoración, por ello puede ser recomendable aumentar la ingesta de sal con las comidas durante este periodo.

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No obstante, esto debería prescribirlo un nutricionista cualificado. Como herramientas aparte de la propia aclimatación, podemos servirnos del enfriamiento del atleta, en nuestro caso, en los cooling breaks les ponemos una toalla fría por el cuerpo.

Además, puede ser interesante realizar una hiperhidratación. Todo ello con el objetivo de aumentar el rendimiento y prevenir las complicaciones por exceso de calor; deshidratación, calambres musculares, agotamiento por calor como factor limitante y golpe de calor.

P.- ¿Cómo se adapta la hidratación, nutrición y descanso en condiciones de calor extremo?

R.- El reemplazo de agua es vital, la capacidad de realizar ejercicio físico en ambientes calurosos vendrá determinada por el reemplazo de los líquidos perdidos y la disponibilidad de carbohidratos, todo esto controlado por un nutricionista cualificado. Además, conviene educar al deportista en que beba agua antes de tener sed.

P.- ¿Cómo se coordinan las áreas médica, técnica y de preparación física para ajustar la carga diaria según el estado del jugador?

R.- Esto es un mundo, depende de la infraestructura y equipo que tengas. Cada cuerpo técnico trabaja de una manera diferente, pero con el mismo objetivo común, aumentar el rendimiento y prevenir lesiones, básicamente. Normalmente, nos reunimos cada día previo a la sesión de entrenamiento y a partir de ahí, coordinamos los tipos de intervención. En fútbol se vive al día.