
El antes y después del estadio de La Cartuja de Sevilla
El atletismo preocupado por la desaparición de pistas en los estadios como La Cartuja: "Hace falta sitios emblemáticos"
Los grandes recintos deportivos eliminan el tartán para centrarse en el fútbol y complican el futuro del atletismo en España.
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La transformación del Estadio de La Cartuja en Sevilla ha reabierto una herida que la comunidad del atletismo en España no logra cerrar: la pérdida de sedes emblemáticas para su práctica a gran escala.
La reforma del coliseo andaluz, que eliminará la pista de atletismo inaugurada con el Mundial de 1999, es solo el último capítulo de una tendencia que gana terreno a pasos agigantados en el panorama deportivo nacional.
Este sábado 26 de abril, La Cartuja acogerá la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona.
Será el primer gran evento tras el inicio de las obras que buscan convertir el estadio en un referente del fútbol europeo, con capacidad para 70.000 espectadores y cumpliendo los estándares exigidos por la FIFA de cara al Mundial de 2030.
Sin embargo, ese salto hacia el futuro conlleva un coste simbólico muy elevado: la expulsión definitiva del atletismo de uno de sus templos más emblemáticos.
Una tendencia peligrosa
Lo ocurrido en Sevilla no es un caso aislado. En los últimos años, numerosos estadios españoles han optado por suprimir sus pistas de atletismo para priorizar la cercanía de las gradas al césped, como ocurre en el Metropolitano (proyectado inicialmente como un estadio olímpico con pista), Son Moix, Gran Canaria, Balaídos o Anoeta.
Esta estrategia responde a una lógica comercial: el fútbol llena estadios con regularidad y genera ingresos millonarios. Por el contrario, el atletismo, salvo contadas ocasiones, no consigue congregar multitudes suficientes para justificar la magnitud de estos recintos.
En palabras de José María Arrabal, secretario general de Deporte de la Junta de Andalucía, la reforma de La Cartuja no busca enfrentar disciplinas, sino "dar sentido a las inversiones con el dinero de los ciudadanos".
Asegura que el estadio debe albergar eventos con al menos 58.000 asistentes para ser rentable. Y eso, hoy, solo lo garantiza el fútbol.
El atletismo se queda sin casa
La reacción del atletismo no se ha hecho esperar. La Real Federación Española de Atletismo (RFEA) ha contestado a las preguntas de EL ESPAÑOL mostrando la inquietud del sector:
"La desaparición de estas infraestructuras limita gravemente la capacidad de España para acoger grandes eventos atléticos", advierte el organismo.
"Mientras que países como Francia, Alemania, Reino Unido o Italia apuestan decididamente por preservar y potenciar sus estadios multifuncionales, en España asistimos con preocupación a decisiones que priorizan el uso exclusivo para un solo deporte, olvidando el valor de la convivencia, la diversidad y el futuro del deporte en su conjunto", añaden.

Michael Johnson, tras batir el récord de los 400 metros lisos en el Mundial 1999 en La Cartuja (Sevilla)
El caso de La Cartuja es especialmente doloroso porque fue precisamente allí donde España acogió su única gran cita atlética mundial: los 7º Campeonatos del Mundo en 1999, un evento inolvidable que catapultó al estadio sevillano a la élite internacional.
Desde entonces, ni una sola competición de ese nivel ha vuelto a celebrarse en suelo español, con la excepción del Europeo de 2010 en el Estadio Olímpico de Montjuïc, que a día de hoy es el único gran estadio del país que mantiene pista de atletismo.
El sueño olímpico de Madrid
El deterioro de las infraestructuras afecta también a las aspiraciones olímpicas. La capital española ha acariciado en varias ocasiones el sueño de organizar unos Juegos, pero la falta de un estadio olímpico operativo hace que el proyecto esté, a día de hoy entre otros retos, lejos de ser viable.
De querer reactivar esa ambición, Madrid necesitaría construir desde cero un nuevo estadio o acometer una reforma integral de alguno de los existentes, adaptándolo a los requisitos del COI. Un escenario que implicaría una inversión multimillonaria y la superación de numerosos obstáculos urbanísticos y políticos.
Un deporte sin escaparate
El declive del atletismo en las grandes instalaciones no solo afecta a la élite. También supone un duro golpe para la visibilidad del deporte base y la inspiración de nuevas generaciones.
La RFEA lo expresa con contundencia: "El atletismo necesita espacios emblemáticos, accesibles y adecuados para seguir inspirando a nuevas generaciones y mostrando al mundo nuestro compromiso con el deporte en todas sus disciplinas".
En ese sentido, la Federación denuncia una “falta de visión global” y una "escasa cultura deportiva" por parte de los responsables de las infraestructuras deportivas y reclama que se preserve el carácter multidisciplinar de los grandes estadios. No solo por justicia deportiva, sino también por eficiencia económica y valor social.

El Estadio de La Cartuja, tras su obra de remodelación y antes de la final de la Copa del Rey 2025
Una solución reversible
Desde la Junta de Andalucía, se ha deslizado la posibilidad de una reforma reversible que permitiría reinstalar una pista de atletismo en La Cartuja en el futuro. Se construiría una plataforma a nivel del césped que podría desmontarse si se decide optar a un gran evento atlético.
Sin embargo, esa promesa se percibe más como una respuesta simbólica que una solución real. La historia reciente del estadio, que en 25 años solo ha acogido un Mundial y unos pocos mítines, no invita al optimismo.
Y la experiencia de otras ciudades demuestra que, una vez eliminada la pista, el retorno del atletismo es prácticamente inviable.
Mientras España sacrifica sus recintos atléticos, países como Francia o Alemania han modernizado sus estadios sin renunciar al uso compartido.

Estadio Olímpico de Berlín
El Estadio Olímpico de Berlín, sede del Mundial de Atletismo de 2009, sigue acogiendo tanto fútbol como competiciones de pista y campo. El Stade de France, en París, ha sido uno de los escenarios clave de los Juegos Olímpicos de 2024.
Estos modelos muestran que la polivalencia no está reñida con la rentabilidad. Muy al contrario, puede aumentar la frecuencia de uso de las instalaciones, atraer públicos diversos y consolidar un legado deportivo más rico.
Un debate pendiente
La reforma de La Cartuja simboliza un cambio de era en el deporte español. Un giro hacia el fútbol como epicentro absoluto de la inversión pública y el espectáculo. Pero también una pérdida significativa para un atletismo que ve cómo sus espacios se reducen, su visibilidad mengua y sus oportunidades internacionales desaparecen.
Con un solo gran estadio operativo, Barcelona, y sin un plan nacional para recuperar instalaciones de primer nivel, el futuro del atletismo en España se presenta incierto.
La comunidad atlética, desde la base hasta la élite, lanza un mensaje claro: necesitan pistas, necesitan visibilidad y, sobre todo, necesitan ser tenidos en cuenta.
El deporte español, si quiere seguir siendo plural, no puede seguir avanzando dejando atrás su esencia más universal. Porque defender el atletismo es, en última instancia, defender el deporte en su forma más pura y abierta.