Casi 80 mil personas volvieron a vivir en directo una situación que no por repetida deja de ser inexplicable. Un lanzamiento de Isco dejó a la afición del Santiago Bernabéu, además de a todos los televidentes, con la duda de si el balón, en el partido del Real Madrid frente al Málaga, había cruzado la línea de gol. Una de las 25 obsesiones de EL ESPAÑOL es el uso del ojo de halcón y de la tecnología en el fútbol, que habría resuelto de un plumazo un debate que sigue sin terminar.

La decisión recayó sobre José Luis González González, pero influía directamente sobre el liderato de la Liga dados los puntos que no sumaron los blancos. El árbitro tuvo que tomar postura sobre algo casi imposible de apreciar para el ojo humano, pero no para el ojo de halcón. Una Liga que presume de ser la mejor del mundo no puede dejar decisiones tan controvertidas, y susceptibles de ser sospechosas, en manos del azar.

Goal Line Technologie es el nombre del sistema que en otros campeonatos como el francés ya se usa para ayudar a los árbitros. En Inglaterra lleva usándose dos años y en Italia se ha estrenado esta campaña. Son métodos que suponen pocas dificultades para las grandes ligas pero que mejoran la calidad de las mismas en cuanto a decisiones arbitrales.

En Alemania se utiliza otro método diferente denominado GoalRef, que funciona gracias al principio de inducción electromagnética. Gracias a ello puede mandar un aviso a un dispositivo que lleva el árbitro para indicarle si el balón ha pasado o no la línea. Durante el pasado Mundial de Brasil y en el equivalente femenino de Canadá también fueron utilizados con buenos resultados. En la máxima competición internacional se utilizó para validar un gol de Benzema a Honduras.

Obsesión número 23 de EL ESPAÑOL.- El ojo de halcón en el fútbol

La tecnología se ha introducido en el deporte para hacer justicia en los lances controvertidos que pueden ser decisivos para el resultado de un encuentro. El baloncesto o el tenis son dos buenos ejemplos. Sin embargo, el fútbol, el deporte que más aficionados moviliza y mayor negocio genera, sigue mostrándose reacio a incorporar los avances tecnológicos. Es un error que hay que corregir, particularmente en un momento en el que las sospechas acerca de la limpieza de la competición pueden dispararse como consecuencia del protagonismo que han adquirido las apuestas deportivas.

El primero de los sistemas tiene un precio de de 315 mil euros por unidad, mientras que el GoalRef costaría 125 mil. Por ello la Premier League ha invertido seis millones frente a los cinco de la Bundesliga, que apostó por el sistema más moderno, aunque se reduce el coste por el número de equipos y estadios del torneo.

Mientras, España sigue a la cola. La International Football Association Board aprobó el uso de la tecnología en 2012 y los pasos han sido demasiado lentos, sobre todo en el campeonato nacional español. Jornada a jornada se repiten situaciones arcaicas en un deporte muy tradicional al que le cuesta llevar a cabo una modernización necesaria.