Tavares pelea por un balón en la final de la Euroliga.

Tavares pelea por un balón en la final de la Euroliga. REUTERS

Baloncesto REAL MADRID 80 - 95 PANATHINAIKOS

El Real Madrid se ahoga en el triple y cede ante el Panathinaikos en la final de la Euroliga

Los blancos pagaron su mala segunda parte y su falta de acierto en el lanzamiento exterior ante un rival griego que fue de menos a más.

26 mayo, 2024 22:09

La Duodécima tendrá que esperar. El Panathinaikos dio una lección de resistencia en la final de la Euroliga y se impuso al Real Madrid (80-95) en un partido vibrante en el que fue de menos a más. No se esperaba menos de un espectáculo de semejante nivel. [Real Madrid 80 - 95 Panathinaikos: narración y estadísticas de la final de la Euroliga]

Se las prometía muy felices el conjunto de Chus Mateo con el impresionante inicio que firmó. Como ya sucediera en la semifinal ante el Olympiacos, el Real Madrid fabricó triples con una facilidad pasmosa y alcanzó unos guarismos de anotación fuera de lo común. Los 11 puntos de ventaja al descanso hacían presagiar algo muy bueno para el conjunto blanco, pero las tornas cambiaron en la segunda mitad.

El Real Madrid se vino abajo tras el paso por los vestuarios. Ya le sucedió también algo similar en la semifinal, pero esta vez la sangre llegó al río y el bajón se convirtió en algo dramático. El Panathinaikos se puso por primera vez por delante en el partido en el tercer cuarto y a partir de ahí a los blancos les costó demasiado volver a encontrarse.

Tavares, en la pelea por el balón con Nunn.

Tavares, en la pelea por el balón con Nunn. EFE

Los de Chus Mateo se atascaron con el triple y poco a poco se fueron ahogando. Nueve fallos consecutivos en sus tiros desde el perímetro comenzaron a firmar su sentencia de muerte, aunque Llull apareció en el momento crítico para frenar la mala racha.

Fue insuficiente, porque el Panathinaikos estaba pletórico de moral y el Real Madrid en el lado contrario de la moneda. Los diez puntos a favor de los griegos a falta de 2 minutos para el final fueron insalvables y el Real Madrid se quedó a las puertas de su duodécima Euroliga.

Otro gran inicio

La primera lección de la final la dio Chus Mateo. El entrenador del Real Madrid tenía un as guardado bajo la manga y alineó a Ndiaye en el quinteto inicial, una jugada maestra que le salió a la perfección. Suyo fue el primer triple del partido, un acierto al que le siguió otro lanzamiento exterior para firmar un arranque sobresaliente. 8 puntos anotó el joven pívot en un abrir y cerrar de ojos para el desconcierto de los griegos.

Con el Real Madrid funcionando por fuera una vez más, por dentro llegaron pronto los problemas con la segunda falta de Tavares cuando se habían jugando poco más de tres minutos. Esto sacó de quicio a Chus Mateo, a quien le señalaron una técnica. Una muestra de la tensión que se vive en una final de la Euroliga.

Causeur, en el suelo.

Causeur, en el suelo. REUTERS

Pese a todos estos inconvenientes, los blancos comenzaron a estirarse en el marcador. Acertando de nuevo con los lanzamientos desde el exterior, Musa demostró ser una vez más capital en el equipo merengue. El Real Madrid se convirtió en un auténtico ciclón en estos primeros minutos de encuentro, algo similar a lo que sucedió en la semifinal ante el Olympiacos.

El Chacho se sumó al espectáculo y la anotación se disparó hasta el 36-25 favorable a los madridistas. Un guarismo increíble teniendo en cuenta que nadie esta temporada le había endosado más de 29 puntos al Panathinaikos en el primer cuarto. 

El inicio del segundo cuarto siguió por los mismos derroteros, con el Real Madrid manteniendo la renta y el Panathinaikos atacando demasiado atropellado. Sin embargo, un parcial de 0-8 por parte de los griegos volvió a comprimir el marcador para demostrar que no se habían ido del partido.

Los de Ataman subieron el nivel defensivo y eso hizo que el Real Madrid se atascara en el ataque. Tan sólo 7 puntos en 6 minutos, ese fue el pobre balance de los blancos. Pese a que Hezonja acudió al rescate con un triple en un momento delicado, Vildoza puso el 46-45 a falta de 2 minutos para el descanso. Era un parcial de 5-18 para los helenos, comandados por un impresionante Lessort.

Tan sólo un nuevo triple de Musa y una acción maravillosa de Campazzo sirvieron para volver a ampliar un poco más la brecha del Real Madrid antes de marcharse a los vestuarios (54-49).

La reacción griega

La segunda parte arrancó con un triple de Sloukas, el MVP de la Final Four, un anticipo de lo que estaba por llegar en este tercer cuarto. Al igual que sucedió en la semifinal ante el Olympiacos, el Real Madrid desconectó en la reanudación y el rival aprovechó las circunstancias para recuperar el terreno perdido. 

El triple de Nann puso el 56-58 en el marcador y al Panathinaikos por primera vez por delante en todo el partido. El parcial de 2-9 fue demoledor para el Real Madrid, pero las malas sensaciones se prolongaron todavía durante más tiempo. 

Los blancos se atascaron en el lanzamiento exterior. Hasta nueve intentos consecutivos que se marcharon al limbo, indiferentemente de quien fuera el autor del tiro. Yabusele, Musa, Rudy, Hezonja... Ninguno rompió el maleficio, así que el Panathinaikos entró tres puntos arriba al último cuarto (61-64). Un parcial para olvidar.

Mitoglou, del Panathinaikos, celebra una acción.

Mitoglou, del Panathinaikos, celebra una acción. REUTERS

Lo mismo que el último cuarto. El arranque fue demoledor. Hasta 8 puntos arriba llegaron a irse los de Ataman, aunque Llull apareció con su capa de héroe para, con dos triples, apretar de nuevo la pelea. Fue inútil. El Real Madrid estaba en la lona y a eso hubo que sumarle las eliminaciones de Campazzo y de Poirier por faltas personales.

El Panathinaikos manejó perfectamente la situación y jugó con la desesperación del Real Madrid, que se quedó sin La Duodécima. Los griegos vuelven a ser campeones trece años después.

Real Madrid 80 - 95 Panathinaikos

Real Madrid: Campazzo (12), Hezonja (8), Musa (15), Ndiaye (8), Tavares (4), -quinteto inicial-, Poirier (8), Rudy Fernández (-), Causeur (2), Llull (6), Sergio Rodríguez (11), y Yabusele (6).

Panathinaikos: Grant (11), Nunn (21), Papapetrou (4), Mitoglou (8), Lessort (17) -cinco inicial-, Grigonis (-), Sloukas (24), Kostas Antetokounmpo (-), Kalaitzakis (2), Vildoza (3), y Juancho Hernangómez (5).

Árbitros: Fernando Rocha (Portugal), Ilija Belosevic (Serbia) y Mehdi Difallah (Francia). Eliminaron por cinco faltas a Campazzo (m.37) y Poirier (m.37).

Incidencias: Final de la Euroliga disputada en el Uber Arena de Berlín ante unos 17.000 espectadores.