Curry e Iguodala celebran un triple en el cuarto partido.

Curry e Iguodala celebran un triple en el cuarto partido. Ken Blaze Reuters

Baloncesto

Los Warriors asaltan Cleveland y se quedan a un triunfo del anillo

Sus 17 triples, capitalizados por la dupla Curry-Thompson, acaban fulminando a los Cavaliers en el último cuarto tras el mejor partido de las finales (108-97).

11 junio, 2016 06:06

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Se acabaron las palizas. Por primera vez, estas finales entre los Golden State Warriors y los Cleveland Cavaliers asistieron a una batalla sin cuartel durante casi todo el cuarto partido. Cada canasta, cada rebote y cada asistencia tuvieron que ser largamente trabajados para subir de forma efectiva al marcador. Ninguno de los dos contendientes se guardó esfuerzos para próximos duelos: pusieron toda la carne en el asador. Y, en esa lucha por ver quién fallaba menos, los Warriors acabaron imponiéndose para colocarse a una sola victoria de repetir anillo (108-97). Con récord de triples en un partido de las finales incluido (17), primer triunfo de un equipo visitante en territorio de los Cavs esta postemporada y nueva combinación letal entre Stephen Curry y Klay Thompson (63 puntos entre ambos).

Los hombres de Steve Kerr mostraron una imagen radicalmente distinta a la del tercer partido. Defendieron, tuvieron a su 'Big Three' a pleno rendimiento y supieron igualar la intensidad de los Cavs en todo momento. Porque los locales no bajaron los brazos ni un ápice, sabedores de la buena oportunidad que tenían de empatar a dos la eliminatoria. Las buenas vibraciones de LeBron James, Kyrie Irving y Tristan Thompson permanecieron intactas, como si nada hubiese cambiado en el Quicken Loans Arena de un día para otro. De hecho, la dupla James-Irving estuvo a un nivel casi tan sobrehumano como el de Curry y Thompson (59 puntos en comandita).

El Rey pasó desapercibido en la primera mitad para ponerse sus ropajes de monarca durante la segunda. Irving, su mejor cortesano, no paró de revolucionar el ataque de los Cavaliers con sus lanzamientos exteriores, sus penetraciones y sus crossovers rompedores. Por último, el gran guardaespaldas real, el otro Thompson, mantuvo el radar de su detector de rebotes más que activado en la zona. De nuevo, el aspecto del juego donde los locales se hicieron más fuertes.

Al otro lado de la cancha, los Warriors volvieron a exprimir al máximo su arma más efectiva: el triple. Esta vez, con la (fundamental) recuperación para la causa de Stephen Curry, que sí ejerció de MVP en su segunda noche como finalista en Ohio. Junto a Klay Thompson, su hermano de sangre baloncestístico, formó, como de costumbre, el mejor perímetro de la NBA. Está visto que estas finales, por un bando y por el otro, son las de los Thompson.

Sin embargo, hubo otros dos factores clave a la hora de explicar el asalto de Golden State a The Q. Uno fue la aportación de los secundarios, explotada una y otra vez en la serie sin que Cleveland pueda equipararla (J.R. Smith y Richard Jefferson se unen, como mucho, a sus tres grandes nombres). Harrison Barnes y Andre Iguodala fueron importantes en varias fases del encuentro, al igual que Shaun Livingston y el ex 'cavalier' Anderson Varejao.

Con unos minutos dignos de comparación con los mejores que protagonizó su hasta hace poco compañero Thompson, el brasileño ejemplificó el otro gran pilar de la victoria del Oeste en el cuarto partido. Porque la defensa no pudo resultar más determinante para que los planes de Golden State saliesen bien. Ya que los Cavs habían basado la suya en los rebotes (sobre todo en los ofensivos), los Warriors no dudaron en imitarles. Los principales méritos atrás se los llevó Draymond Green. No contento con rebotear, también se puso a taponar casi todo lo que pasó por su zona de influencia.

Así, la extenuación acabó haciendo mella en Cleveland durante los últimos minutos del partido. El trabajo de LeBron y los suyos fue brillante, pero Curry y sus chicos pudieron más en el tira y afloja del cuarto duelo. Ahora, Golden State vuelve a casa, a Oakland, a tan sólo una victoria de festejar su segundo título consecutivo.

Si los 'Splash Brothers' lo quieren, lo tendrán. Y el Rey lo sabe. Como demuestra el 'rifirrafe' con su álter ego de los Warriors justo antes de concluir el partido. Para él, no es suficiente que los muchachos de Tyronn Lue hayan competido, y muy bien, durante el paso de las finales por Ohio. Quiere más porque, quizá, todo su esfuerzo haya sido en vano. Y el trofeo Larry O' Brien no parece querer esperar a su dueño mucho más.