Sergio Ramos, junto a Pilar Rubio, en una imagen de sus redes sociales

Sergio Ramos, junto a Pilar Rubio, en una imagen de sus redes sociales

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Sergio Ramos (39) confiesa su punto débil en las comidas: "Soy un obseso, me flipa. Le doy vueltas y vueltas poniéndole"

El defensor andaluz revela su lado más humano al reconocer su pasión por ciertos “pecados” alimenticios que equilibra con una estricta disciplina diaria.

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Sergio Ramos no solo ha forjado su leyenda sobre el césped a base de títulos y entrega, sino también fuera del campo, donde cultiva una rutina alimenticia y una preparación física tan rigurosa como eficaz.

Sin embargo, ni la mayor de las disciplinas es ajena a ciertos caprichos. En su caso, hay uno capricho en las comidas que sobresale entre otros muchos de sus alimentos favoritos: la mayonesa.

El propio jugador ha reconocido, entre risas, que de pequeño le llamaban “mayonesa” por su fascinación por esta salsa.

"A mí de joven me decían mayonesa porque era un obseso de la 'mayo', me flipa. Yo cojo la hamburguesa y le doy vueltas y vueltas poniéndole. Me queda entre el bigote y la barba y parezco Papá Noel", confesó el futbolista en una charla con el streamer Ibai Llanos.

Pese a su amor por este alimento sabe gestionarlo, Sergio Ramos reconoce que controla cuando rendirse a esos pequeños placeres sin descuidar su condición física. No en vano, ha sido un referente de longevidad y profesionalismo en el fútbol de élite, incluso a sus 39 años.

En su vida diaria, mantiene una dieta basada en carnes magras, pescados a la plancha, ensaladas con muchas verduras y hortalizas, y evita a toda costa los productos ultraprocesados, el azúcar y las grasas saturadas.

Además, practica ayuno intermitente, e incluso realiza entrenamientos en ayunas, recuperando después con batidos de proteínas cuidadosamente preparados.

Aun así, Ramos no se priva, cada vez que puede, de satisfacer sus antojos favoritos. Uno de los rituales más llamativos que mantiene es su visita frecuente a McDonald’s con su familia.

Su menú, según él mismo ha detallado, consiste en una bebida light, patatas fritas grandes y una hamburguesa generosamente bañada en mayonesa.

Un auténtico homenaje que se permite tras semanas de control absoluto: “Si te cuidas durante 29 días, no pasa nada por darte un capricho el trigésimo”.

Sergio Ramos,  en una imagen de sus redes sociales.

Sergio Ramos, en una imagen de sus redes sociales.

Amor por el dulce

Además de la comida rápida, el exjugador del Real Madrid disfruta también de otras tradiciones culinarias. En la charla con Ibai Llanos, Sergio Ramos explica su viejo ritual quincenal con Pablo Motos para merendar churros con chocolate.

Ese día, como parte del pacto personal con su dieta, se salta la cena para compensar el exceso calórico. No se trata de descontrol, sino de "saber gestionar esos momentos de indulgencia con inteligencia y equilibrio".

En su lista de predilecciones también figura la comida italiana, su favorita. Sin embargo, durante los períodos de competición evita la pasta, optando por alternativas más ligeras.

Su bebida preferida, más allá del agua y los batidos de recuperación, es el Nestea, una elección curiosa dentro del abanico de hábitos saludables que sostiene.

Sergio Ramos, junto a Pilar Rubio, en un restaurante

Sergio Ramos, junto a Pilar Rubio, en un restaurante

Alimentarse y disfrutar

Sergio Ramos ha trazado una línea clara entre lo que es “alimentarse” y lo que significa “comer”. Para él, alimentarse implica nutrir al cuerpo para alcanzar el máximo rendimiento.

Por el contrario, comer es un acto de disfrute emocional, una experiencia que también forma parte del bienestar si se gestiona con cabeza.

"Tú vives para y por tu trabajo, y sufres como un cabrón, pero hay que saber diferenciar lo que es comer y lo que es alimentarse", reflexionó el futbolista en la charla con Llanos.

Esta filosofía le ha permitido mantenerse en forma durante dos décadas al más alto nivel, sin renunciar a ciertos placeres, pero siempre con una planificación meticulosa y sin dejar lugar al azar.

El caso de Ramos es paradigmático: un deportista de élite que ha sabido combinar el rigor alimenticio con una mentalidad flexible, permitiéndose momentos de debilidad conscientes y perfectamente integrados en su rutina.

En definitiva, Sergio Ramos ha encontrado en la disciplina su base y en el placer ocasional su motivación, demostrando que un profesional ejemplar no necesita ser perfecto, sino consciente y coherente.