Esta etapa, el más largo del Tour (209,1 km), combina terreno llano inicial con un final duro: más de 2.500 metros de desnivel y rampas de doble dígito de pendiente.
Puncheurs versátiles como Mathieu van der Poel y Wout van Aert podrían brillar, pero también sprinters aguerridos como Jasper Philipsen o Biniam Girmay, si resisten la dureza final.
Además, la costa del Canal de la Mancha facilitará abanicos y podría fragmentar el pelotón, ofreciendo oportunidades a favoritos de la general como Pogacar, Vingegaard, Evenepoel o Roglic determinados a ganar segundos desde esta etapa tan pronto.