El coche de José Antonio Reyes calcinado, en un fotomontaje junto al futbolista

El coche de José Antonio Reyes calcinado, en un fotomontaje junto al futbolista EFE

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Seis años del trágico accidente mortal de José Antonio Reyes: conducía a 187 km/h en su Mercedes S550 modificado

Una serie de negligencias técnicas y humanas, sumadas a la falta de una barrera de seguridad, explican un siniestro que todavía genera debate.

Más información: La vida actual del hijo de José Antonio Reyes, 6 años después de la muerte del exfutbolista en un accidente de tráfico

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El 1 de junio de 2019, el mundo del fútbol quedó conmocionado al conocerse la muerte de José Antonio Reyes, una de las figuras más queridas del balompié español.

A los 35 años, el jugador utrerano perdió la vida en un brutal accidente de tráfico en la A-376, la autovía que une Almendralejo con Utrera, cuando regresaba a casa tras un entrenamiento con el Extremadura UD.

Junto a él falleció su primo Jonathan Reyes y otro primo, Juan Manuel Calderón, resultó herido de gravedad en el fuerte accidente de tráfico.

La última foto de José Antonio Reyes antes del accidente

La última foto de José Antonio Reyes antes del accidente

Seis años después, todavía hay interrogantes, versiones enfrentadas y una certeza dolorosa: el accidente pudo no haber sido mortal si ciertos factores hubieran sido diferentes.

La velocidad, el estado de la rueda y la ausencia de una barrera de seguridad fueron las claves de un siniestro que ha dejado una huella imborrable en el deporte español.

Un Mercedes modificado

El vehículo en el que viajaban los tres ocupantes era un Mercedes-Benz S550 Brabus, un coche modificado capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 4,2 segundos y valorado en unos 150.000 euros.

Según los informes de la Guardia Civil, Reyes conducía a una velocidad de 187 km/h cuando el neumático trasero izquierdo reventó, lo que provocó la pérdida de control del automóvil.

El coche se salió de la calzada en el kilómetro 17 del término municipal de Alcalá de Guadaira, impactó violentamente fuera del asfalto y acabó completamente calcinado.

El accidente se produjo alrededor de las 11:40 horas de aquel sábado, en un punto en el que, como se reveló después, no existía una barrera de seguridad que pudiera haber mitigado el impacto.

Fotografía del coche de Reyes tomada una semana antes del accidente

Fotografía del coche de Reyes tomada una semana antes del accidente

El segundo que cambió todo

La ausencia del quitamiedos en ese tramo de la A-376 se convirtió con el tiempo en una de las cuestiones más debatidas.

La perito judicial Miryam Moya, que elaboró un informe independiente, fue tajante: "Si el coche hubiera salido de la vía un segundo más tarde, habría chocado contra una barrera situada 29 metros más adelante, lo que probablemente habría evitado el incendio y el vuelco".

Según sus cálculos, la barrera existente debió haber comenzado 30 metros antes, conforme a la normativa para tramos con obras de drenaje.

Pero no lo hizo, y esa omisión pudo ser clave en el desenlace fatal. A pesar de la gravedad del caso y de las advertencias de expertos, dos años después del accidente el tramo seguía sin la protección adecuada.

Dos versiones enfrentadas

La investigación oficial de la Guardia Civil de Tráfico concluyó que el accidente se debió al reventón del neumático y al exceso de velocidad.

El coche circulaba 67 kilómetros por encima del límite permitido, lo que agravó el resultado del siniestro.

No obstante, el análisis de la perito Miryam Moya ofreció una perspectiva distinta. Basada en evidencias del terreno y en cálculos de huellas de derrape, estimó que la velocidad real del vehículo en el momento del reventón oscilaba entre 111 y 128 km/h, dentro del margen permitido.

Moya argumentó que el ángulo de las estrías de las huellas de frenada no correspondía con un vehículo que circulara a 187 km/h y cuestionó la metodología de la Guardia Civil, que se basó en las deformaciones del coche y no en la reconstrucción del terreno.

Según ella, la llanta de la rueda trasera estaba "mordida", lo que provocó un sobrecalentamiento del neumático recién cambiado en un taller de Mérida, y su posterior estallido.

El peso del vehículo y su impacto contra un muro de hormigón en un canal de evacuación de aguas agravaron aún más la situación, volcando el coche y provocando un incendio que lo calcinó por completo.

La Fiscalía archivó la causa

En mayo de 2020, la Fiscalía de Seguridad Vial pidió el archivo de la causa, al no poder ejercer acción penal contra José Antonio Reyes, fallecido en el accidente y considerado el "responsable penal" del mismo, al circular por encima del límite de velocidad.

También se eximió de responsabilidad al taller que reparó la rueda días antes, y al único superviviente, Juan Manuel Calderón.

Miryam Moya criticó esa decisión. Según la experta, había una "concurrencia de culpas": el exceso de velocidad, el fallo en la rueda y la falta de barrera de seguridad.

En su opinión, el sistema judicial se apresuró en cerrar el caso sin estudiar con suficiente profundidad otros factores clave. "Con la barrera adecuada, el coche no habría volcado y quizás no se habría incendiado", declaró.

El coche de ruedas en el taller de Utrera donde le cambiaron los neumáticos antes del accidente

El coche de ruedas en el taller de Utrera donde le cambiaron los neumáticos antes del accidente E.E.

El peso de la fama

La repercusión del caso fue enorme desde el primer momento. José Antonio Reyes no era un conductor anónimo. Fue internacional con España, campeón con el Sevilla, el Real Madrid, el Arsenal o el Atlético de Madrid, y estaba en activo con el Extremadura.

Esa fama, según la perito Moya, influyó negativamente en el desarrollo de la investigación: "Se señaló a Reyes desde el primer momento. La tragedia es la misma para cualquier familia, seas famoso o no, pero la presión mediática condicionó el enfoque".

Moya defendió que el informe de la Guardia Civil no contempló los márgenes de error habituales en cálculos de velocidad y no recogió la información del terreno con la precisión necesaria.

Su investigación, independiente y sin contacto con la familia, fue recogida en un libro que tituló "No hay velocidad segura", donde defiende la necesidad de analizar todos los elementos técnicos en este tipo de siniestros.

Una tragedia complicada

Ahora, seis años después del accidente, el recuerdo de José Antonio Reyes sigue vivo entre los aficionados al fútbol.

Fue el jugador más joven en debutar con el Sevilla, el primero en ganar cinco Europa League y uno de los talentos más precoces de su generación. Pero su trágico final continúa envuelto en controversia y lecciones no aprendidas.

Las conclusiones extraídas del caso apuntan a tres factores determinantes: un neumático defectuoso, una velocidad posiblemente excesiva, y la ausencia de una barrera de seguridad que, colocada apenas 30 metros antes, podría haber cambiado el desenlace.

Con el archivo de la causa y el paso del tiempo, solo queda la memoria de un deportista brillante y una advertencia que todavía resuena: en la carretera, cada segundo y cada metro pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.