Los gatos son, junto con los perros, los protagonistas en la vida de muchas familias de España. Unos peludos capaces de alegrar la vida y hacer compañía a todo aquel que se anime a adoptarlos y que, sobre todo en el caso de los felinos, viene acompañado por ese carácter juguetón y divertido que hace que sean los principales protagonistas de la mayoría de vídeos graciosos con mascotas que circulan por YouTube, Instagram y TikTok. Sin embargo hay casos en los que los gatos no juegan y esto es algo que puede llegar a preocupar bastante a sus compañeros humanos, ya que el juego es un gran indicador de que nuestro gato se encuentra sano y feliz.

Aún así, el hecho de que tu gato no juegue puede tener numerosas causas muy diferentes y antes de que cunda el pánico, te advertimos de que en la mayoría de las ocasiones se trata de un comportamiento totalmente natural. A continuación te detallamos algunas de las posibles causas.

¿Por qué mi gato no juega?

Aunque la mayoría de personas cuando piensan en un gato lo imaginan inmediatamente persiguiendo y jugando con todos los juguetes y objetos de la casa, la realidad es que no todos los gatos cuentan con ese mismo carácter juguetón. Y es que, al igual que no todos los humanos somos iguales o que cuando cumplimos años nuestro carácter va cambiando, los gatos también pueden pasar por lo mismo.

Un claro ejemplo de ello puede ser por ejemplo un gato que en sus primeros años de vida fuese muy juguetón, pero que ahora en su fase adulta no juegue tanto como antes o sencillamente haya dejado de jugar. Si esto ocurre se trata de un comportamiento completamente normal y será la evidencia de que tu gato ha crecido y madurado. Además a todo esto, hay que sumarle el hecho de que cuando los gatos van acercándose a una edad más avanzada, la energía que tendrán no será la misma que durante sus primeros años de vida y por lo tanto no tendrán tantas ganas como antes de moverse.

Pero además de estas causas totalmente naturales, también existen otros muchos motivos por los que tu gato podría haber decidido dejar el juego de lado. Estos son algunos de ellos:

Estrés o ansiedad

Los gatos no llevan demasiado bien los cambios, por lo tanto, algo tan sencillo como cambiar su entorno puede convertirse en un problema de estrés para nuestro felino y en una de las razones por las que haya decidido dejar de jugar. Pero el estrés no solo tiene por qué venir causado por los cambios, sino que también puede ser consecuencia de que por ejemplo no juguemos de la forma adecuada con nuestro gato. Esto sucede por ejemplo si durante un juego en el que nuestro gato persigue un determinado juguete, nunca dejamos que lo atrape. Esto implicaría que durante el juego nuestro gato estaría constantemente esforzándose en perseguir ese juguete pero sin llegar a alcanzarlo nunca, algo que puede acabar frustrándole, provocándole estrés y por lo tanto quitándole las ganas de jugar.

Algún problema de socialización o trauma

En ocasiones ese rechazo a jugar puede venir provocado por alguna mala experiencia que nuestro gato haya vivido en el pasado o que relacione con el juego. Esto es algo que muchas veces puede llegar a ocurrir con gatos callejeros o con aquellos gatos que no hayamos criado desde pequeños. Este tipo de gatos pueden llegar a tener problemas de socialización y puede que incluso no sepan como responder ante el juego.

Le aburre el juego

Como ya te adelantamos al comienzo, no todos los gatos cuentan con la misma personalidad y por lo tanto no todos tienen las mismas ganas de jugar, al igual que hay personas que prefieren ser activas y hacer ejercicio, mientras que otras no se separan del sofá o prefieren dejar el deporte a un lado. Si esto ocurre puedes probar a ponerte en contacto con algún experto en comportamiento felino para que pueda ayudarte a que tu gato sea más activo. También puede ocurrir que tu gato se haya aburrido del mismo juego o juguete de siempre, si sospechas que puede ser esa la causa, intenta buscar otro tipo de juego y renovar sus juguetes para que vuelva a motivarse.

Enfermedad o dolor

Al igual que cuando estamos enfermos o tenemos algún dolor se nos quitan las ganas de todo, lo mismo les sucede a los animales. Una enfermedad o dolor puede ser perfectamente una posible causa de que nuestro gato haya perdido las ganas de jugar. Si sospechas que puede ser esta la causa, no dudes en pasar por el veterinario para que pueda descartar cualquier problema de salud.

No tiene ganas

Que por norma general los gatos sean unos animales divertidos y juguetones no quiere decir que siempre tengan ganas de moverse y jugar. Cada gato tiene su propia rutina diaria en la que hay cabida para dormir, comer, jugar, acicalarse… Si alteras tu rutina para jugar y a tu felino simplemente no le apetece, no le fuerces a que juegue.

También te puede interesar...