Natti Natasha y Becky G.

Natti Natasha y Becky G.

Música Relato feminista

España quiere sexo esporádico, no boda (y la canción del verano lo demuestra)

El pueblo ha hablado: tras la pugna veraniega letal, Becky G. y Natti Natasha se han impuesto a Jennifer López y su "¿Y el anillo pa' cuando?", relato de las mujeres de otra época. 

31 agosto, 2018 01:35

El pueblo ha hablado: tras una pugna veraniega letal en la que sólo podía quedar una, Sin pijama -de Becky G. y Natti Natasha- se ha sobrepuesto a El anillo de Jennifer López. Ya es una buena noticia que este año casi todas las canciones del verano posibles estén interpretadas por mujeres, pero, teniendo en cuenta que ambas eran potentes y pegadizas, el mensaje ganador nos insufla esperanza, nos desdramatiza: España prefiere sexo esporádico y juguetón a pedir matrimonio. Spotify ha revelado los temas más recurrentes de esta época del año y se ha confirmado el éxito de la joven Becky G, que acumula 215 millones de reproducciones en todo el mundo. Es también un triunfo para el castellano, que ha encontrado en el reguetón un divulgador planetario que hace las delicias de la RAE y del Instituto Cervantes.

No hace tanto que los artistas -incluso hispanohablantes- tenían que plegarse al inglés si querían alcanzar resonancia en la escena internacional, pero 2017, el año en el que reinó la música latina, demostró que las tornas han cambiado. Ahí Despacito, convirtiéndose en la primera canción en español en veinte años con hacerse con el número uno en EEUU. En 2018 hay otros nombres que resuenan fuerte en español: Álvaro Soler, Rosalía, C. Tangana, Aitana o Ana Guerra.

En la canción de la victoria, Sin pijama, Becky G. cuenta cómo acude rauda a salvar del hastío a un hombre que anda “solo, solito en la habitación”: “Que no se te apague la excitación, tú sabes que yo no te dejo plantao. Calmao, que yo voy en camino, amor (…) que yo quiero contigo”, canta. “Si tú me llamas, nos vamo’ pa tu casa, nos quedamo’ en la cama, sin pijama, sin pijama. Voy pa’ contarte mis secretos a tu almohada, mientras tanto hagamos videollamada”, lanza.

El feminismo sexy

En una entrevista con este periódico, la cantante aseguró que “se puede ser feminista y una perra en la cama, como dice la línea de Natti”: “Es súper chistoso, porque ¿cómo puedes decir que quieres empoderar a las mujeres, pero cuando una mujer decide decir algo, dices ‘oh, no’? Sería como decir: “Me siento incómoda por como vas vestida”. No es mi lugar, no es mi lugar, si tú te sientes segura, qué bueno, te apoyo. Así debería ser”, explicó.

A sus ojos, “los hombres hablan de tener sexo con nosotras, pero si nosotras hablamos de sexo se escandalizan”: “Si tú, como papá, no quieres que tu hijo escuche la música de Becky G., lo respeto totalmente, está bien. Pero hay padres que dejan a sus hijos escuchar a Bad Bunny, a Ozuna, a Maluma… o sea, yo no soy el problema, tú eres el problema, enseñando a tus hijos que cuando un hombre lo dice está bien pero que una mujer no puede hablar de sexo”, golpeó.

Contra 'El anillo'

Sin embargo, frente al “enciéndeme la llama: como yo vine al mundo, ese es mi mejor pijama” de Becky y Natti está el “me tratas como una princesa, me das lo que pido” de Jennifer López: son dos formas de entender el mundo, dos enfoques ante las relaciones amatorias. “Nunca había sentido algo tan grande y me vuelve loca tu lado salvaje. Tú me has dado tanto que he estado pensando: ya lo tengo todo, pero, ¿y el anillo pa’ cuándo?”. Con este tema se regresa a los tópicos más convencionales, como el deseo de la mujer de ser esposada para completar la felicidad -como si no hubiese otra opción- y a los destellos más tóxicos del amor romántico: “Si sale de noche, me asusta”, canta López.

“No te pido ná, yo no soy mujer regalá”, persiste. “Tú sabes que yo tengo lo que no tienen otras”, reincide, presuntamente compitiendo con el resto de chicas por el pedrusco. “La mujere’ sabemo’ lo que nos toca: si quieren todo eso, que nos pongan la roca”. El ritmo frenético y la coreografía poderosa nunca pudieron ocultar lo obvio: que no era un hit feminista, y, muy especialmente, que ya no es el himno de las mujeres que vienen.