Una de las salas de la exposición

Una de las salas de la exposición Moulinsart / Somerset House

Libros Cómic

La aventura de Tintín en Londres

Una exposición en Somerset House, con originales, facsímiles y maquetas, sumerge al visitante en el universo de Hergé.

23 noviembre, 2015 03:12
Londres

Noticias relacionadas

La trayectoria de Georges Remi, mejor conocido por su nombre de pluma, Hergé, y su obra cumbre protagonizan una exposición en Somerset House, junto al río Támesis. A lo largo de tres majestuosas salas, decoradas con detalles de la famosa serie de comics, la muestra reúne tiras originales, facsímiles y maquetas de enclaves dibujados por el artista belga. Tintín: la obra maestra de Hergé, con entrada gratuita, recala en Londres hasta el próximo 31  de enero.

El Museo Hergé colabora en esta aproximación al universo Tintín. Hergé creó al intrépido reportero, con su indomable flequillo, apenas cumplidos 21 años. Las primeras viñetas de su aventura inicial, Tintín en el País de los Soviets se publicaron en 1929 en un suplemento juvenil del rotativo belga Le Vingtième Siècle. Pero el incipiente artista llevaba mucho más tiempo sacando punta a sus lápices, incluso durante su formación escolar, porque las matemáticas y otras asignaturas reglamentarias le aburrían soberanamente.

Neil Armstrong

Éste y otros detalles de la personalidad de Hergé se desvelan a lo largo de la exposición. El montaje aprovecha los elementos arquitectónicos de las tres salas para sumergir al visitante en el mundo de Tintín. Sobre las repisas de las chimeneas hay marcos con fotos del autor, sus ayudantes y, entre otros, del astronauta Neil Armstrong leyendo un ejemplar de Aterrizaje en la Luna, el álbum editado quince años antes de la misión Apolo XI. El belga seguía de cerca la actualidad internacional y todas las historias que desarrollaba tenían elementos anclados en la realidad o que le parecían verosímiles.

Las ventanas cobran un protagonismo especial. Son “aperturas al mundo” además de mecanismos que hacen avanzar la narrativa. Las de Somerset House están empapeladas con imágenes de francotiradores y efectos gráficos de cristales rotos entresacados de las viñetas. Los originales y facsímiles redundan también en motivos similares.

Una de las salas de la exposición

Una de las salas de la exposición Hergé-Moulinsart 2015 / Somerset House

El recorrido avanza cronológicamente y una maqueta ilustra cada etapa. Una detallista reconstrucción de una avenida urbana sitúa al visitante en Tintín en América, la historieta sobre gángsters de Chicago e indios del desierto. La portada original de esta viñeta se exhibe junto a la de La oreja rota y una página en facsímil con tiras de Los Cigarros del Faraón. El característico estilo de Hergé, su llamada "línea clara", contornea al malvado Rastapoulos en este episodio del viaje de Tintín y su fiel Milú por Egipto.

Etapa polémica

Con simples trazos, el ilustrador creaba efectos y perspectivas. Unas líneas bajo las patas del fox terrier y bajo los pies de otros personajes proyectan sombras que ponen en movimiento una secuencia de El Cetro de Ottokar, exhibida en Somerset House.

La exposición pasa muy de largo la etapa más polémica de Hergé, cuando la invasión nazi de su país llevó al cierre de Le Vingtième Siècle. El autor mudó su obra a Le Soir, periódico controlado entonces por intereses alemanes, lo que suscitó alegaciones de colaboración con el régimen hitleriano. De esa época solo se muestra una franja diminuta de Las Siete Bolas de Cristal publicada en el faldero del rotativo el 15 de abril de 1944.

La mansión familiar del genial capitán Haddock, el castillo de Moulinsart, domina la tercera sala. La maqueta reproduce la residencia que el irascible lobo de mar logró comprar con la fortuna descubierta en El Tesoro de Rackham el Rojo. Más detalles se aprecian en la casa del propio Tintín, desde su biblioteca a la mesa del comedor y su dormitorio. El protagonista la observa desde una pared, enfundado en su gabardina, con los cuellos subidos, manos en los bolsillos y expresión de sorpresa en la cara. Los trazos de Hergé son, sin duda, la estrella de esta incursión en el noveno arte.