Una foto de archivo del Museo del Prado, del año 1977.

Una foto de archivo del Museo del Prado, del año 1977.

Arte Cuestiones de estilo

“¿Se puede dibujar?”: las 16 preguntas más extrañas a un vigilante del Prado

El museo hace públicas las dudas más frecuentes de sus visitantes. Casi trescientas cuestiones que aclaran cosas como que está prohibido dejar "armas de fuego" en consigna.

19 diciembre, 2017 16:28

Prohibido discutir con el visitante. Mantén la calma en situaciones difíciles, siempre. Actúa con serenidad. Tu actitud debe ser positiva. Cuida tu apariencia. Muestra disponibilidad. Escucha con atención y exprésate con claridad. Muestra una actitud positiva. No mastiques chicle. Para ser vigilante de sala del Museo del Prado debes aprender un decálogo de buenas prácticas y ser amable con todos los visitantes en cualquier circunstancia, incluso cuando el visitante no lo sea. O cuando pregunta cosas como cuántas obras incluye la “audioguía con bucle magnético”.

La convocatoria de oferta de empleo público fijo que acaba de lanzar el Museo del Prado desvela el día a día de los vigilantes de sala, cuyo salario es de unos 25.000 euros al año, en 14 pagas. Entre la documentación que debe memorizar el aspirante a una de las 28 plazas en juego llama la atención un documento titulado: “Preguntas frecuentes”. En total, 240 cuestiones que demuestran que no hay que dar nada por conocido, ni por hecho.

Mundo analógico

“¿Está permitido comer o beber en el museo?”. “No, sólo está permitido comer en el Café Prado”. “¿Está permitido hablar por teléfono?”. “Sí, pero se recomienda a los visitantes no hablar por el móvil en las salas del museo para no interferir en la visita”. “¿Está permitido fumar en alguna zona del museo?”. “No. Está terminantemente prohibido fumar en cualquiera de los espacios del Museo del Prado, incluido el patio del ábside”. “¿Dónde se pueden ver las Obras maestras del Prado en Google Earth?”…

El diálogo es infinito. Casi un “bucle magnético”, con preguntas que podrían romper a la persona más preparada: “¿Hay sala de lactancia en el museo?”. “¿Hay cambiadores de bebé?”. “¿Hay servicio médico?”. “¿Hay cajero automático en el interior?”. “¿Hay teléfono público?”. ¿Y buzón? No. No hay buzón. Tampoco hay teléfono público en el interior del museo. Tampoco cajero automático, hay que salir a la calle. Pero sí hay cambiadores en todos los aseos y también hay sala de lactancia, junto al aseo de caballeros. Y sí, también hay un gabinete que da atención médica inmediata a los visitantes “en caso de incidencias o accidentes ocurridos en la visita”.

Fotos, no

Y la más tierna de todas: “¿Se puede dibujar en las salas?”. “Sí, pero sólamente en papel (tamaño máximo A4) y con técnicas secas: lápices, carboncillos, sanguinas o lápices de colores”. También la más polémica: “Se pueden hacer fotografías de las obras del museo?”. “No. Sólamente está permitido realizar fotografías en el vestíbulo de los Jerónimos y el Claustro”. Y se le aclarará al visitante que en la tienda del museo se pueden adquirir postales, láminas y pósters de una amplia selección de obras de la colección y de las exposiciones temporales.

El universo “consigna” recibe la mayoría de las dudas. Los visitantes al Prado no saben muy bien cómo utilizar este servicio: “¿Se pueden dejar en consigna maletas?”, “¿se pueden dejar en consigna paraguas?”, “¿se puede dejar en consigna cámaras de fotos?”, “¿y ordenadores portátiles?”. Por acabar antes, ¿qué objetos no se pueden depositar en consigna? “No está permitido depositar mochilas, maletas ni bultos grandes que por su tamaño no puedan pasar por el escáner de seguridad. Tampoco está permitido dejar en consigna alimentos ni bebidas”. Y, ojo, tampoco “objetos artísticos”, como “cuadros, esculturas, etc”. “Ni armas de fuego o materiales peligrosos”.

Casi trescientas preguntas muy locas, con respuestas increíbles, y una cuestión indeseable: “¿Dónde puedo presentar una reclamación?”.