Manu.

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Cultura Poesía y adolescencia

Manu, el niño prodigio de Jaén que revienta las ventas de poesía: será el favorito de tus hijos

Se hizo best-seller antes de tener editorial: el joven de dieciséis recién cumplidos agita la industria de la poesía adolescente con 'Las consecuencias de decir te quiero'. 

5 julio, 2021 01:29

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De los niños de hoy dicen que no les interesa la palabra: que ya nacieron en el siglo de la imagen. De los niños de hoy dicen que van al Museo del Prado y se dedican a mirar el móvil -a veces les hacen fotos tramposas que se viralizan donde se refleja justo esto, y nunca los largos minutos que entregan a contemplar los cuadros-. De los niños de hoy dicen que aman mediante emoticonos, que desprecian el lenguaje, que son frívolos y caprichosos, que no respetan la norma, el prestigio, las jerarquías; que ya no viven ‘stendhalazos’, que han comprado la infantilización a la que se les somete y se han acomodado en ella. De los niños de hoy dicen que ya no escriben cartas de amor.

Por suerte, todo esto es falso y pertenece a una visión gerontofílica y pasmada de la realidad, a un ángulo supremacista desde la experiencia, a un rechazo profundo a la vitalidad, a la alegría, a la constante evolución, al juego, a la sorpresa. Los ejemplos nos tumban, así que, para muestra, un botón: hablemos de Manu Erena, un chaval encantador del sur que a mí me gusta haber bautizado como “el niño poeta”, precisamente porque subraya la rareza con la que los adultos evalúan la profundidad de los niños.

Dieciséis años acaba de cumplir, Manu, y ya se ha convertido en una gran sorpresa editorial del año con su primer libro, Consecuencias de decir te quiero (Plan B), un best-seller que ha alcanzado el top 1 de ventas en Amazon y que suma más de 200.000 ejemplares vendidos en menos de tres meses. Erena nació en Jaén, en 2005 -sólo el dato asusta-, y estudió primaria en el CEIP Martingordo, y secundaria en el IES Santo Reino de Torredonjimeno, su ciudad natal, y próximamente cursará bachillerato. Es el niño que hace que tus hijos lean poesía y que puedan sentirse apelados por ella. Es el niño que dibuja el escalón previo a la poesía postadolescente de los influencers, de los instagramers, de los reyes del malditismo y el haiku.

Sin cinismo, con sensibilidad

No hay rastro de cinismo aquí, no hay rastro de pose: tampoco hay rastro de cátedra, ni hay lecturas clásicas con las que sacar músculo intelectual. Lo dice el chico abiertamente: él admira a Aitana Ocaña, de OT, y qué pasa. “¿Leerías mi libro si te muestro el primer párrafo?”, preguntó un día el joven en su canal de Tiktok. Lo que no vio venir Manu es que ese vídeo fuese visto por cientos de miles de personas y que su primer trabajo se convirtiese en un fenómeno editorial.

Cuenta el chico a este periódico que empezó a escribir poesía cuando entró a la ESO: “Esa etapa más sentimental, cuando empiezas a conocerte más a ti mismo y a relacionarte con la gente de otra manera… cambia bastante a cuando eres más pequeño. Me sentía muy atraído por los libros del género, por la poesía más moderna, la que conseguía que me sintiese más identificado con todo lo que leía”, expresa. “Me di cuenta de que escribir me ayudaba mucho a meterme dentro de mis problemas y a solucionarlos desde ahí. Y vi que todos mis poemas tenían un hilo dentro y empecé a plantearme juntarlos”.

Recuerda que dejaba leer sus poemas a sus amigos del instituto entre clase y clase: “Con ellos vivo cada uno de los temas de los que hablo en el libro, y siempre han sido los que me han corregido los poemas, o con quienes los he comentado, o quienes me han inspirado para escribir”. Más tarde, cuando sus padres entendieron que el chaval tenía cosas que decir y que disparaba versos efectivos, también le brindaron todo su apoyo.

Poesía coloquial y viral

“Cada persona tiene un tipo de poesía favorito y es normal: a mí me ha servido mucho leer la poesía que se ha escrito en los últimos años. Admiro mucho a Defreds, a Elena Codes o a Rebeca Stones, a la que he leído tanto en poesía como en novela. Usan un lenguaje muy coloquial que nos llama mucho la atención a los jóvenes. Yo me siento a gusto cuando leo a alguien que está pasando lo mismo que yo o que lo expresa con palabras cercanas a mí”, relata.

“Para mí, escribir es muy terapéutico. Me sirve en los momentos en los que me cuesta un poco más salir adelante, o enfrentarme a cosas que no sé cómo explicar. Me sirve para desahogarme y también para describir ciertos problemas que veo en la sociedad, me ayuda a reivindicar la amistad o el amor propio. Me gusta leer cosas tristes, me siento identificado cuando las leo”, sonríe. ¿Cómo describiría Manu a su generación? “Creo que somos una generación muy abierta, una generación que lucha por los derechos de todas las personas, una generación que busca, de verdad, la igualdad. Queremos un mundo donde podamos ser libres y donde podamos vivir sin hacerle daño a nadie”.

Y continúa: “Yo creo que escribo mucho, también, porque lo romantizo todo”, dice, con dulzura. “Me fijo mucho en lo que sucede alrededor, en los detalles, en las sensaciones. Creo que el amor ha cambiado mucho desde la época de mis abuelos: ahora buscamos querer a quien queramos de verdad, y si no estamos a gusto con nuestra pareja o con nuestro entorno, queremos poder decirlo y elegir otra cosa. Nos damos tiempo. No nos aferramos a alguien sólo por miedo a que se vaya del todo. Lo importante del amor es también saber decir adiós”.