Carmen Rigalt

Carmen Rigalt Esteban Palazuelos

Cultura Charla con la periodista

Carmen Rigalt: "El periodismo es una profesión de ególatras: sobre todo, tíos"

Carmen Rigalt publica 'Noticia de mi vida' de mano de la editorial Planeta, un libro de memorias e impresiones de una de las periodistas más importantes de la historia reciente de nuestro país. 

24 junio, 2021 02:23

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A escasos metros del Congreso de los Diputados, mientras la vorágine por los indultos a los presos de procés consumía la mañana del miércoles de sus señorías, Carmen Rigalt llegaba al Palace para hablar sobre su nuevo libro: Noticia de mi vida (Planeta). Una recopilación de momentos que han salpicado la vida de Rigalt. Desde el frío del colegio interno al que asistió de niña hasta los días de pandemia, de los que, dice, le dieron la tranquilidad que la vida le había negado durante años. Unas páginas repletas de mujeres, una "casualidad" según ella que no descubrió hasta que revisó el texto más tarde. 

Mujeres con las que Rigalt creció y aprendió desde su más tierna infancia y a las que rinde un tributo íntimo y solemne. Un libro que ella misma reconoce haber escrito de una forma "casi automática" durante los meses de encierro, como un bálsamo contra la soledad y el hastío de la pandemia.

Terapia y letras

Desde los dos cristales oscuros que protegen sus ojos, la periodista repasa el Salón Inglés del mítico hotel madrileño, señalando una de las fotografías que cuelgan de sus paredes con un lacónico "¿quién es ese?" a la representante de Planeta que la acompaña y ayuda durante las entrevistas. Desde la foto en blanco y negro mira atónito un botones con bonete y casaca a Rigalt, que todavía posa en las fotos con una pierna extendida. 

Cuenta que la pandemia la pasó escribiendo este libro, en esa "terapia" que a veces ofrecen las letras. La periodista sufrió un ataque al corazón en diciembre del año pasado que le dejó los brazos “salpicados de hematomas”. Una enfermedad que le sobrevino durante la Nochevieja y que no le impidió volver a escribir tras unos meses de recuperación, derrochando una voluntad imbatible por la vida

Noticia de mi vida

Noticia de mi vida

Ahora abre una nueva etapa en El Español como columnista: hoy prefería hablar en su tribuna de Françoise Hardy por no tener que opinar del “dichoso tema” que se cocía en el Congreso. Pero incluso eso ha acabado permeando en el interior del hotel. Carmen, nada más sentarse, aprovecha para comentar "lo de los indultos", lamentándose de que no responda a una voluntad “de la mayoría” sino de que “un señor quiera seguir en la poltrona”.

Adiós a El Mundo

Rigalt a sus 72 años no tiene reservas en expresarse con la fluidez y la inteligencia que toda una vida en el periodismo le ha dado. Escribe con cierto grado de ironía en su libro que su carrera le ha llevado a conocer a gente famosa desde "John Lennon al Papa".

Habla también con franqueza sobre el que fue su jefe durante su última etapa en El Mundo, Paco Rosell, el "padre prior" entre las páginas de Noticia de mi vida. Al director le agradece el haberle dado "la patada en el culo" para poder lanzarse a escribir este libro

Rigalt recuerda con pasión el ruido de las olivetti en los periódicos, el presionar maníaco de las teclas y dice, sobre todo, echar de menos el "bullicio del periodismo". De una época en la que cada llamada hacía temblar las redacciones de Pueblo o Diario16. Después todo se volvió más "aséptico" y las redacciones dieron paso a espacios más cercanos a un "centro de salud".

La periodista no se plantea la jubilación y se queja con cierta amargura de que "se penalice la edad". Dice estar cansada de que les hagan "respirar por esa herida de la vejez" y se zafa de la pregunta sobre lo que le ata a las letras a su edad para comentar con humor: "No sé hacer nada más, solo escribir".

Ególatras y vanidosos

La pasión por una profesión de la que solo lamenta de "no haber escrito reportajes" en ese afán todavía vivo por contar y compartir. Noticia de mi vida da buena cuenta de ello y Rigalt no duda en inyectar cierto grado de autocrítica a una profesión de "ególatras y vanidosos", acompañada por un "sobre todo, tíos".

Carmen Rigalt

Carmen Rigalt Esteban Palazuelos

 

"Pide la lista de los premiados en los González-Ruano, son todos los hombres periodistas de este país", comenta con cierta amargura. El prestigioso premio, desaparecido en el año 2014, otorgó desde 1975 hasta 37 galardones, solo uno de ellos en su última edición a una mujer, la periodista argentina Leila Guerriero.

Una realidad oscura que la generación de Rigalt vio cambiar con los años. Pero en la que todavía, como ella misma apunta, adolece de la falta de mujeres "en las reuniones" y en los "puestos de responsabilidad".

También tiene tiempo de hablar del olvido, ese que sobrevolaba también su columna de hoy, la que evitaba hablar del procés para tratar un tema mucho más universal a raíz del delicado estado de salud de Françoise Hardy: la muerte. La periodista se lamentaba de haber conocido "más muertos que vivos" en el último año y medio, y de sentirse "cansada".

"Si faltas un día, te olvidan", comenta mientras coge la taza de café. Rigalt confiesa que le gustaría hacer todavía "muchas cosas" concluyendo entre risas con un "pero no sé cuáles, así que no deben ser tantas".