Sevilla

Félix de Azúa (Barcelona, 1944) considera que Casiodoro de Reina, un religioso jerónimo converso al protestantismo del siglo XVI, debería ocupar un lugar privilegiado entre los nombres más sobresalientes del Renacimiento español, al lado de Cervantes o Velázquez. Hombre aventurero, como Hernán Cortés, su empeño no fue conquistar las Indias, sino traducir la Biblia. Tardó veinte años, hubo de escapar de la persecución de los esbirros inquisitoriales de Felipe II y vagar por toda Europa, pero finalmente lo logró.

“Dedicó toda su vida a eso, y la traducción se conoce con el nombre de la Biblia del Oso, desconocida y maravillosa”, relata el escritor, filósofo y académico de la RAE en un céntrico hotel de Sevilla, al lado del Ayuntamiento. Casiodoro de Reina fue uno de los heterodoxos españoles retratados por Menéndez Pelayo en una de sus más eruditas obras, figuras que se han colado en el Congreso de las Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) con una mesa moderada por un Azúa que arranca esta entrevista hablando del pasado y culmina con esperanzas de futuro para Cataluña.

Hay que rescatar a los personajes olvidados de la historia.

A mí me parece vergonzoso que personajes importantísimos de nuestra historia yazcan en el olvido absoluto. Acaba de salir un estudio magnífico, de un inglés, por supuesto, sobre un hijo de Colón…

Hernando de Colón, que tiene una calle aquí, doblando la esquina.

Memorial de los libros naufragados (Ariel) se llama el libro. Este hombre que es importantísimo, que tiene una vida espectacular… Es el primer libro que sale sobre él y es de un inglés. Pues esta es la cuestión.

¿No han hecho bien su trabajo los historiadores españoles?

Hay dos secciones: historiadores muy serios, muy buenos, y que a partir de la Segunda República y el franquismo tuvieron dificultades muy serias. Casi todos se fueron al exilio; se quedó Menéndez Pidal, que es el padre, se fue Américo Castro… y luego la escuela histórica española en el periodo franquista era un desastre. Ya más modernamente han salido Juan Pablo Fusi, Álvarez Junco, un pequeño grupo de gente espabilada. Pero para ellos la urgencia era hablar del pasado más inmediato.

Entonces estamos esperando a ver si empiezan a trabajar un material… por ejemplo: es espectacular el libro de la señora Roca, Imperiofobia (Siruela), que por primera vez trata un asunto que para nosotros es básico: por qué caemos tan mal a la gente; y lo explica maravillosamente. Claro, 24 ediciones, no sé a qué están esperando los historiadores para hacerse ricos.

Pero Elvira Roca no es una historiadora al uso, y escribe desde una postura más ideológica, mordaz en muchos momentos. Sus colegas dicen que el libro ha caído en el momento oportuno, con los españoles un poco faltos de autoestima.

¿Cómo un poco? Esa es la leyenda negra: los españoles odian a España desde hace dos siglos.

¿Y cómo lo resolvemos?

Con historiadores serios como la señora Roca y con buenos políticos, pero debo decir que no tenemos ni uno. Nos falta mucho tiempo todavía. Por ejemplo: es asombroso cómo nuestro actual presidente en funciones, Sánchez, hace todo lo imposible para incrementar la leyenda negra.

En Cataluña es todo tan grotesco que se puede venir abajo como el muro de Berlín. Es mi esperanza

Este domingo volvemos a las urnas. ¿Está fatigado?

Me produce irritación. Espero que sea la última vez porque ya hay quien dice que esto no va a arreglar nada, que tendremos que ir a otras elecciones. No, yo creo que tendría que haber una insurrección en ese caso.

¿Social… o militar?

¡Social! Hace muchísimo que el paisano pueblo español no se levanta como en el motín de Esquilache o algo así. Porque es una auténtica vergüenza… esta gente se cree que son los propietarios del país, no se dan cuenta de que son funcionarios, servidores, empleados. No, creen que son los dueños.

Y el bloqueo, la incertidumbre, favorecen a los extremismos. Ya ve el resultado que le dan las encuestas a Vox…

Llevamos veinte años en los que unos y otros están tocando los cojones. No hay otra expresión más clara. Primero los vascos, luego los catalanes, ahora ya los baleares, los valencianos… No sirve para nada más, solo para tocar los cojones. No van a conseguir absolutamente nada pero lo que les gusta es chinchar, quizá este verbo mejor que el otro, a eso que llaman los españoles, que son ellos mismos. La cosa pinta fea.

¿Cree que existen ciertos reparos en calificar a Vox de ultraderecha?

Es claramente extrema derecha, pero es la última que ha llegado en Europa. Es fantástico. La gente se queja: “Ohhh, ha llegado la extrema derecha”. Pero qué se creen que hay en Italia, Francia, Inglaterra, en todas partes. España siempre llega tarde al tren de la historia pero ya tenemos ultraderecha.

Volviendo al tema de la autoestima: Paul Preston ha sacado un nuevo libro en el que tiene la tesis de que el pueblo español ha sido traicionado por una clase dirigente corrupta en el último siglo y medio.

Completamente de acuerdo. No lo he leído todavía, porque acaba de salir y es muy gordo, pero el pobre pueblo español ha sido traicionado una y otra vez por su clase dirigente, no exactamente por los poderosos —eso es así hasta el siglo XVIII—. Clases dirigentes pueden ser los jesuitas o los intelectuales, como sucede ahora, que están teniendo un papel nefasto. Me refiero por ejemplo a los rectores catalanes. Es una cosa inédita en Europa que los rectores de un país lancen a sus alumnos a las manifestaciones. Es impresionante. La traición llega de los sitios más inesperados.

Alberto González Troyano, Félix de Azúa y Andrés Trapiello, durante el Congreso de la ASALE. RAE

¿Los intelectuales escasean o ya no se les hace caso?

Ya no se les hace caso y quizás es lo mejor que puede pasar, que no nos hagan caso. Porque la historia de los intelectuales en el siglo XX ha sido catastrófica. Hay ya varios estudios muy buenos sobre el asunto pero la función que han tenido los más importantes —el prototipo es Jean Paul Sartre— ha sido nefasta. ¿Cómo es posible que un filósofo francés que sabe distinguir el burdeos del borgoña sea maoísta? Pues sí. Ante estos ejemplos mejor que no haya intelectuales, que no se les haga el menor caso.

De hecho, no parece que las generaciones venideras estén suficientemente preparadas intelectualmente para afrontar los retos a los que nos enfrentamos.

No la hay, eso es cierto. Ahora ya no estoy en la universidad, estoy distanciado y no conozco muy bien el panorama. Me dicen que el alumnado está cambiando en algunos lugares —desde luego no en la universidad catalana—, que vuelve a estudiar, vuelve a leer; que vuelven a interesar los libros, cosa asombrosa, y que por supuesto están con las maquinitas y las trabajan estupendamente, pero vuelven a tener interés en el estudio serio, que no se puede hacer con las máquinas, sino con los libros. Por ese lado hay una pequeñísima luz de esperanza.

Aunque parezca que se apague el interés en conocer… todo lo encuentras en Google.

Y no solo es mentira —lo encuentras, pero de cualquier manera— sino que además, la lectura en pantalla, en Google, en Wikipedia, no sirve. La que sirve es la de toda la vida, desde la edición de la imprenta: codo y tomando apuntes, si no subrayas es imposible.

En Cataluña se ha aplicado el 155, se ha derribado un Gobierno que declaró ilegalmente la independencia… pero las manifestaciones de hace unos días estaban lideradas por gente joven… ¿Ahí está el problema?

Lo que pasa es que tampoco nadie sabe quiénes son. La mayor parte de los que están identificados son hijos de funcionarios de la Generalitat, casi todos pertenecen a la burguesía… pero luego la base violenta, la base fascista, son antisistema que han venido de toda Europa. Barcelona está llena de antisistema argentinos, belgas, chilenos, italianos, todos. En el Ayuntamiento hay un personaje, la Colau, que ha estado llamando a toda esta gente con la excusa de Barcelona es lo más abierto, libertario y democrático. Si sí, ya tienes a los demócratas quemando la ciudad.

O sea, que el movimiento estudiantil es muy raro. Aparte, ¿dónde se ha visto que lo dirija el presidente del país? Todo es muy extraordinario, hasta tal punto que es lo único que te da esperanzas. Es todo tan grotesco que da la impresión que en algún momento se puede venir abajo como el muro de Berlín. Cuando un régimen se convierte en algo absolutamente grotesco, puede venirse abajo en cualquier momento. Esa es mi esperanza.

Si hay unas nuevas elecciones tendría que haber una insurrección

Continuamente vemos noticias sobre las manipulaciones en los libros de texto catalanes. Esa juventud está creciendo adoctrinada. Es otra evolución de la leyenda negra.

Pero hay una diferencia. Mi generación, por ejemplo, estudió todo el instituto y la carrera con Franco. El adoctrinamiento era el mismo, exactamente el mismo. Todos recordamos la asignatura famosa, la Formación al espíritu nacional, era obligatoria. No sirvió para nada. Hombre, hubo cuatro idiotas que al principio se lo creyeron, pero a partir de los años 50 nadie se creía una sola palabra. Aquí va a pasar lo mismo: se lo han creído los primeros idiotas pero va a llegar un momento en que los chavales digan “esto es mentira”. Es evidente que es mentira, mírale la cara a Torra para ver si es un líder independentista. Por eso digo que en cualquier momento el suflé se puede venir abajo.

¿Por qué solo una de las conferencias del Congreso de la ASALE trató el tema del lenguaje inclusivo? ¿Es algo tabú a nivel académico?

No es tabú, es un tema político, que no tiene nada que ver con la lengua, con la ciencia lingüísitica o con la gramática. Es una de las ramas del feminismo. El feminismo tiene mucha fuerza, está en todas partes. Ya has visto el Premio Nacional de Narrativa. Se trata de tomárselo con calma y esperar. Como es una moda política —y norteamericana, todos son partidarios del imperio capitalista— que se terminará tarde o temprano porque no tiene nada que ver con la lengua. La lengua no es ni inclusiva ni exclusiva ni absolutamente nada.

El lenguaje tiene vida propia, es un organismo vivo, no es una cosa. Hay una mente muy política que cree que el lenguaje es una cosa como un código civil, un libro donde están todas las leyes… El lenguaje es un organismo vivo como puede ser un rinoceronte y en nuestro caso con 500 millones de hablantes. Eso no hay quien lo mueva. Tiene sus propias decisiones y todos los que quieran ir contra ellas dentro de unos años aparecerán como gente ridícula, como cuando se empeñaron unos cuantos en el esperanto. Cuando hay un movimiento político que quiere influir en el lenguaje, fracasa y se cubre de ridículo histórico. Así que paciencia y barajar.

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