El youtuber Hamza Zaidi.

El youtuber Hamza Zaidi.

Cultura Humor y prejuicios

El youtuber musulmán que condena el yihadismo (y se ríe del machismo del islam)

Hamza Zaidi se ha convertido en una voz antiterrorismo y anti islamofobia con más de 2 millones de seguidores. En sus vídeos compara la realidad de Marruecos con la realidad española.

11 septiembre, 2017 00:46

Los vídeos del humorista Hamza Zaidi -que cuentan con más de dos millones de seguidores- son un cursillo rápido de cómo ser musulmán en Carabanchel con veinte años: más o menos un mosaico de contradicciones, lo esperable cuando convergen su “islam del coraçao” -como lo llama él mismo- y la vida moderna de una estrellita youtuber. No parece fácil, en sus circunstancias, aplicar con rigor las enseñanzas de la religión que profesa.

Ahí el drama de que la madre le encuentre el preservativo en la cartera, la gozada de fumar cannabis con su mejor amigo o la aventura de ir a rondar a una chica en Marruecos -nada comparado con España, donde el mercado le parece mucho más asequible: en este país, bajo su mirada cómica, las mujeres están siempre dispuestas-. Otro clásico en sus vídeos es la perpetuación de los estereotipos raciales, y eso que él mismo ha padecido sus peligros. La estupidez de la generalización le ha golpeado de lleno hace muy poco.

El día después del atentado terrorista en Barcelona, el chico se levantó con el móvil ardiendo a mensajes. Muchos usuarios le acusaban de tener la culpa de lo que había pasado. Le llamaban “moro de mierda”, le decían “vete a tu país” o “los musulmanes sois unos asesinos”. Ahí se decidió a publicar su primer vídeo hablando en serio. Lo grabó a las nueve de la mañana. Era un mensaje de urgencia, una carta de frustración y rabia.

El día después del atentado terrorista en Barcelona, el chico se levantó con el móvil ardiendo a mensajes. Muchos usuarios le acusaban de tener la culpa de lo que había pasado. Le llamaban “moro de mierda”

Comenzó mandando apoyo y fuerza a las familias afectadas, y después expresó su dolor: “¿Cómo cojones pueden meternos a todos en el mismo saco? Primero: esos locos que ayer cogieron la furgoneta y empezaron a atropellar a gente (…) ¡no son musulmanes, son enfermos mentales que no representan al islam! Esto está creando islamofobia. Esto supone que una persona con velo, como mi propia madre, vaya por la calle y la mire mal la gente”.

En defensa del islam

Subraya que “el yihadismo no representa al islam” y que “el islam significa paz”: “En el Corán, en nuestro libro sagrado, pone que matar a alguien es pecado. ¡Si matas a alguien vas directamente al infierno, te vas a tomar por culo…! Me atrevo a decir que los dos chicos que han hecho esto no son musulmanes. Lo que quieren es manchar la imagen del islam. Lo hacen a propósito”, sostiene. “Ahora mismo ser musulmán es ser un asesino para mucha gente (…) En todo el puto mundo hay gente buena y gente mala. Igual que en España, igual que en Francia, igual que en China”.

Aseguraba que se sentía “impotente” porque “dos hijos de puta vayan por ahí matando a gente y luego digan que son musulmanes”: “En el Corán lo dice: ‘no puedes hacer daño a nadie’. La gente que haga daño, no se considera musulmana. Es como si yo voy una noche por la calle y me roba un español, y a partir de ahí odio a los españoles para siempre. ¿La gente que tiene dos dedos de frente, la gente culta, puede hacer eso?”.

El joven se erigía así como una voz influyente contra la islamofobia y contra el terrorismo yihadista. No sólo influyente -por el gran número de chavales a los que llega-, sino también autorizada: de hecho, gran parte de su trabajo en los medios sociales -de Youtube a Instagram- se dedica, para bien y para mal, a comparar a la sociedad española con la sociedad marroquí, a golpe de topicazo. Desde el humor más blanquito -como su versión de la canción Cuatro babys, del reguetonero Maluma, rebautizada por él como Cuatro kebabs- al más chirriante: por ejemplo, en una de sus parodias contrapone cómo es el programa Hombres, mujeres y viceversa aquí y cómo sería en Marruecos.

Tópicos españoles y marroquíes

La chica española que acude al programa aparece con muy poca ropa, y el ‘tronista’ comenta: “Bueno, no está mal. Va un poco tapadita, pero bueno. Ven pa’cá, cita sin cámaras”. Se lanzan gestos obscenos. En Marruecos, sin embargo, la joven lleva velo y va tapada de la cabeza a los pies. Su ‘tronista’ eleva sus pensamientos sobre la única parte de su cuerpo al descubierto: “Ay, mi madre, que no me entere yo que ese tobillo pasa hambre”. Hamza se cachondea del machismo del islam. También del nuestro, aunque su gravedad no sea la misma. Dice que es sano “reírse de las propias tradiciones”.

Sin embargo, en otro de los vídeos imita a una pareja muy feliz, que acaba de conocerse y saltan de la mano por el parque. El problema es que cuando ella le dice al chico “oye, amor, yo soy muy religiosa, tengo que llegar virgen al matrimonio”, él se evapora. La tradición en el humor de Hamza está para saltársela, pero sólo a ratos. Este hilo deja de tener gracia cuando compara a una vlogger de moda de España con una de Marruecos. A la primera la ridiculiza, pero la segunda acaba peor parada: su padre entra en el cuarto, y, al grito de “¿qué coño haces?” la agrede y el vídeo termina.

VLOGGERAS DE MODA en ESPAÑA vs MARRUECOS. 😂😂😂

Una publicación compartida de Hamza Zaidi (@hamzazaidi97) el 12 de May de 2017 a la(s) 6:03 PDT

Los gags machistas y homófobos que laten en los vídeos de Hamza Zaidi no son, ni mucho menos, exclusivos de su canal: es el pasto habitual que crece en Youtube de la mano de influencers como Dalas Review, Álvaro Reyes o AuronPlay, como hemos contado en otras ocasiones. Es probable que el humor de Hamza sea de los más rebajados de su comarca digital. Pero hubiese sido interesante hablar con el chico sobre si, además de defender su religión y limpiarla del prejuicio islamófobo de “asesina”, también presenta puntos críticos frente a ella. Hamza Zaidi ha preferido no atender a las preguntas de este periódico.