Victoria de Suecia en un montaje de JALEOS.

Victoria de Suecia en un montaje de JALEOS.

Casas Reales LO QUE LE DUELE A...

La enfermedad de Victoria de Suecia que le impide reconocer los rostros de otras personas

La heredera al trono de Suecia tiene un problema se salud que, actualmente, no tiene un tratamiento efectivo. 

27 noviembre, 2021 03:12

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Cualquiera que siga con atención la actualidad de la Casa Real estará al tanto de esta semana Felipe VI (53 años) y Letizia Ortiz (49) hicieron su segundo viaje de Estado del año. Su destino, en esta ocasión, fue Suecia, una nación que guardan algunas similitudes con España. Como ocurre en nuestro país, se rige por una monarquía hereditaria y constitucional. La actual dinastía, la Casa de Bernadotte, lleva ostentando ese cargo desde comienzos del siglo XIX, aunque su creación se remonta mucho antes, al siglo IX.

Esa diferencia en el periodo de vigencia entre las casas reales de España y Suecia se refleja en un dato muy elocuente: el actual monarca escandinavo, Carlos XVI Gustavo (75), fue coronado en septiembre de 1973, cuando en España todavía se mantenía como jefe del Estado Francisco Franco.

Pero volviendo al presente, se puede afirmar que la visita de Felipe VI y Letizia dio  para mucho. Especialmente en lo referido al estilismo que lució la Reina de España en una cena celebrada en el Palacio Real de Estocolmo. El elegante vestido de H&M y una tiara refrendaban la importancia de una cita en la que Felipe VI volvió a hacer gala de su buen dominio del inglés.

Letizia y Felipe VI junto a la Familia Real sueca en su visita de Estado.

Letizia y Felipe VI junto a la Familia Real sueca en su visita de Estado. Gtres

Aunque haya quedado en un segundo plano por todo el análisis de la vestimenta real, el objetivo de esta visita era "el refuerzo de los lazos y las relaciones bilaterales entre ambos países", tal y como expllicó en su momento la Casa Real. 

La imagen oficial estuvo protagonizada por Felipe VI, Letizia, Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia (77). Sin embargo, esta instantánea podría tener a diferentes miembros en el caso de que esa visita se repita en un futuro. En la línea de sucesión sueca aparece Victoria de Suecia (44), princesa heredera y duquesa de Vastergotland, quien ha sido objeto de polémicas en algunas ocasiones

Uno de los aspectos más comentados en relación a la Princesa heredera fue su relación con Daniel Westling (48), príncipe consorte que, al no pertenecer a una familia de sangre real no contó en un primer momento con el beneplácito del Rey. No obstante, después de ocho años de relación, la pareja acabó pasando por el altar y se convirtieron en padres de la princesa Estela (9) y el príncipe Óscar (5).

Victoria de Suecia durante su visita a un centro de Estocolmo.

Victoria de Suecia durante su visita a un centro de Estocolmo. Gtres

Otro de los motivos por los que Victoria de Suecia ha sido noticia en los últimos años tienen que ver con sus problemas de salud. Con apenas 20 años anunció públicamente que padecía anorexia, una enfermedad de la que ya está recuperada. Poco tiempo después reconoció que sufre dislexia, un trastorno que es conocido en la Casa Real sueca, ya que varios miembros de esta dinastía lo han sufrido.

Pero, además, Victoria de Suecia padece una enfermedad más extraña: la prosopagnosia. Se trata de un problema que, fiel a su carácter transparente, no ha dudado en visibilizar en varias entrevistas. Pero, ¿en qué consiste la prosopagnosia? Es un trastorno neurológico que impide a la persona que lo sufren reconocer los rostros de otras personas.

Casos como este o el de Brad Pitt (57) están ayudando a que la sociedad sea un poco más consciente de un problema que tiene una tasa de incidencia muy baja en la población y que se divide en cuatro tipos: asociativa, discriminativa, aperceptiva e identificativa.

Victoria de Suecia durante un evento en Estocolmo.

Victoria de Suecia durante un evento en Estocolmo. Gtres

Es un asunto especialmente incómodo para Victoria de Suecia, quien en varios de los viajes que realiza tiene que hacer frente a numerosos encuentros con diferentes personalidades. Todo ello dentro de un contexto donde el protocolo no es un mero formalismo.

Uno de los grandes problemas de esta enfermedad es que actualmente no hay un tratamiento efectivo. De hecho, las terapias psicológicas se centran en ayudar al paciente a desarrollar estrategias compensatorias. Mientras que los estudios científicos se focalizan en comprender las causas de este trastorno para ayudar a poner en marcha algún tratamiento.

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