¿Imaginas comer en un vagón de tren de una estación del año 1928? Suena bien, ¿verdad? Vivir esta experiencia ya es posible gracias a Canfranc Express, un original restaurante ubicado en la histórica Estación de Canfranc (actualmente convertida en un lujoso Royal Hideaway Hotel), en la Avenida Fernando el Católico de Huesca. 

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El viaje gastronómico comienza en el propio andén de la estación, donde se explica la historia del lugar para, más tarde, trasladar a los comensales a través de un recorrido por los lugares más bonitos del edificio. La visita finaliza entrando a un vagón de tren restaurado que funciona como restaurante gourmet, con una capacidad para 10 comensales.

Este restaurante ha logrado una estrella Michelin y cuenta con un único menú degustación de alta cocina aragonesa, con platos destacables como la pintada salvaje criada en Los Monegros con remolacha, la Trilogía del cordero o una llamativa Borraja marina en forma de corona.

El interior del restaurante.

Canfranc Express está liderado por el chef Eduardo Salanova y la directora de sala Ana Acín. Su objetivo principal es recuperar la herencia culinaria aragonesa aplicando técnicas vanguardistas sin perder la esencia de su cocina local. 

Eduardo Salanova nació en Canfranc y descubrió el oficio de cocinero a los 16 años.  Ha formado parte del equipo de cocina de Echaurren (Ezcaray), durante el año en que el restaurante obtuvo su segunda estrella Michelin. Un año después se unió al equipo del Aponiente de Ángel León, coincidiendo con la adquisición del segundo galardón por parte del restaurante.

Además de liderar la cocina de Canfranc Express, actualmente se encuentra al frente de la emblemática Venta del Sotón, en el Prepirineo aragonés, también junto a su socia Ana Acín. En 2018, ambos inauguraron el restaurante Espacio N (1 estrella Michelin), donde la cocina creativa se funde con recetas antiguas que devuelven al recetario aragonés el lugar que merece. 

Uno de los platos del restaurante.

Por su parte, Ana Acín, también una apasionada de la gastronomía desde bien pequeña, trabajó durante quince años en el restaurante de su familia, Venta del Sotón. Más tarde emprendería junto a su socio Salanova el reto de unir el saber hacer a los fogones con su entendimiento único e impecable del servicio de sala. Su trayectoria siempre ha estado marcada por una firme defensa de los productos del Alto Aragón y la importancia del maridaje en las experiencias gastronómicas que dirige, invitando a los comensales a recorrer el mundo a través de los vinos.