Aunque la pasta sea la más barata del súper, una cocción con mimo y una buena salsa la convierten en un plato digno. Macarrones, espaguetis y demás formatos de este producto compiten con las patatas por el primer puesto entre los alimentos más versátiles.

Las pastas nos solucionan siempre una comida sin demasiadas complicaciones y sin demasiado gasto. En frío con un buen aliño o en caliente con una buena salsa o en una deliciosa sopa son parte del menú diario de muchas familias y del menú estrella de muchos jóvenes recién emancipados.

Pero a pesar de la sencillez que caracteriza a este alimento, comer pasta no tiene que ser ni monótono ni aburrido. Los macarrones no tienen que ser siempre con tomate ni los espaguetis a la carbonara, aunque muchas veces la inercia nos acabe llevando a estas recetas.

A continuación, te dejamos algunos trucos que puedes experimentar con tus recetas de pasta para llevarlos al siguiente nivel:

1. Agua en vez de vino

En Italia se preparan los 'spaghetti all'ubriaco', que se traduciría algo así como 'espaguetis de borracho'. Esta receta, no demasiado conocida en España, implica cocinar la pasta en vino tinto en lugar de agua. El resultado es una pasta con un sabor más rico y complejo. Elige un vino que te guste beber, y cuece la pasta en 3 partes de vino tinto por 1 parte de agua. No apto para menores.

2. Tahini en vez de queso

El tahini, una pasta de sésamo típica de la cocina de Oriente Medio, puede añadir textura y sabor a tus salsas para pasta. Actúa como un espesante natural creando una textura cremosa sin necesidad de nata o queso. Es una opción ideal para veganos y personas intolerantes a la lactosa.

3. Tostar la pasta

Tostar la pasta en una sartén seca antes de hervirla agrega un sabor y aroma a nuez. Este proceso carameliza los azúcares naturales en la pasta y mejora su sabor. Es una forma sencilla de elevar los platos de pasta en los que esta se cuece directamente en la salsa. En España es habitual hacer esto al preparar platos como la fideuá o el 'rossejat de fideus'.

4. Plátano en vez de huevo

Tallarines de pasta fresca de plátano

Hay varias razones para darle una oportunidad al plátano con esta receta. Una de ellas es que es una alternativa para cualquier persona que, bien porque quiera llevar una alimentación vegana, bien porque tenga alguna alergia o intolerancia, no pueda comer huevos. Además, tiene la ventaja de que plátanos se consiguen en casi todas partes y siempre suelen estar a buen precio.

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5. Anacardos en vez de nata

Los anacardos triturados hasta obtener una crema son una alternativa a la nata que agrega textura aterciopelada y un toque de nuez a cualquier salsa para pasta. Además, es una excelente opción para personas veganas y con intolerancia a la lactosa.

6. La magia de la ralladura de limón

La ralladura de limón añade frescura y profundidad a las salsas, incluidas las de tomate. Su acidez equilibra las grasas y transforma tus platos de pasta en algo especial.

7. Salsa de pescado tailandesa para una salsa de tomate más sabrosa

Dado el intenso sabor de la salsa de pescado, no se necesita mucha cantidad para darle alegría incluso la salsa de tomate más insípida. Un buen punto de partida es probar con una cucharada de salsa de pescado por cada kilo de tomates y, a partir de ahí ajustar al gusto.

8. Frutos secos tostados

No es casualidad que la salsa pesto esté tan buena, Almendras, piñones, nueces u otros frutos secos tostados agregan textura crujiente y un sabor a nuez a tus platos de pasta. Son ideales para dar contraste a la suavidad de la pasta y las salsas. 

[El ingrediente secreto que le da un sabor increíble a la salsa de tomate]

9. Guisantes para equilibrar

Los guisantes aportan frescura y equilibrio a recetas de pasta contundentes como los macarrones con queso, equilibrando la grasa del queso y la mantequilla. Transforman este clásico plato en algo más vibrante.

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10. Un chorrito de bourbon

El bourbon aporta notas ahumadas y caramelizadas a las salsas de pasta, elevando el sabor a un nivel sofisticado. Su dulzor combina bien con la cremosidad de muchas salsas, creando una experiencia gastronómica de las que se recuerdan.

11. Mantequilla de cacahuete

Hablar de pasta no es solo hablar de cocina italiana, sino también de muchas cocinas de Asia, donde junto con el arroz, es una parte fundamental de la dieta. Y en casa tenemos vía libre para fusionar ambas cocinas, por ejemplo, combinando la tradicional pasta italiana con la riqueza y cremosidad de una salsa con una base de mantequilla de cacahuete, aceite de sésamo, chiles y alguna salsa asiática como la salsa de soja. Añade un toque de Asia a tus platos de pasta y sorprende a tu paladar.

12. La pasta arrisotada

La forma canónica de cocinar la pasta pasa por hervirla antes en abundante agua con sal para después mezclarla con una salsa o aliño. Pero, merece probar a cocinar la pasta como si fuera un risotto, agregando caldo poco a poco mientras se está cocinando la pasta. Esto crea una textura mucho más rica y aterciopelada que la de la tradicional sopa de pasta.

13. Pan rallado para dar una textura crujiente

El pan rallado, que podemos condimentar con especias, tostado en la sartén aporta textura crujiente a tus platos de pasta. Funcionan especialmente bien con salsas simples como el aglio e olio o el cacio e pepe.