Una noticia en TNW News,"UK government wants to become a ‘smartphone state’", me lleva a una entrada en el blog del ministro de Economía Digital del Reino Unido, Ed Vaizey, en la que delinea la estrategia digital a cinco años para el país y solicita a través de Twitter ideas y contribuciones de los ciudadanos para enriquecerla.

El ejemplo resulta inspirador, a la vez que totalmente deprimente por comparación si eres español. En efecto, el Reino Unido tiene un ministro de Economía Digital dentro de un departamento que engloba Cultura, Media y Deportes, y ese ministro resulta que tiene una página personal, una cuenta en Twitter extremadamente activa, y se dedica a diseñar estrategias que intentan que su país extraiga todo el partido posible a la revolución digital de cara al futuro.

En España, todos los últimos ministros de Cultura han sido, prácticamente sin excepción, una panda de impresentables que han oscilado entre la incompetencia más absoluta, la sinvergüencería más impresentable, la corrupción más descarada o la estupidez más supina, y alguno es seguramente merecedor de la combinación de varios de esos adjetivos.

Cultura ha sido sistemáticamente una de las carteras peor valoradas de cada legislatura, y los españoles que no los han borrado de su memoria tienen recuerdos que nada evocan progreso, desarrollo de una estrategia digital o visión de futuro. De hecho, ningún gobierno español se ha caracterizado por mirar hacia un futuro digital: esa área permanece al margen de la planificación, y todo lo que los sucesivos gobiernos españoles han hecho con ella es o ignorarla, o torpedearla, intentar impedir todo posible avance “por si molestaba a alguien”.

¿Es de verdad tanto pedir que nuestro país tenga una estrategia digital? Echando simplemente un vistazo en diagonal a lo que comenta el ministro británico en su texto, vemos que habla de transformación digital, de digitalización de la economía y de la vida de los ciudadanos, de la necesidad de que el gobierno se transforme también y, además de ofrecer sus servicios a través de la red, facilite el crecimiento de la industria - citando expresamente áreas como el fintech o la sharing economy - o la construcción de cimientos sólidos con la reforma de la educación, la conectividad o la seguridad.

Una estrategia es eso, un plan. No es este el sitio para detallarlo ni discutirlo, pero... ¡Tienen algo! Nosotros no tenemos nada. Lo digital no existe para nuestro gobierno, ni para ninguno de sus predecesores, y mucho me temo que tampoco existirá para el siguiente. De verdad... ¿Es tanto pedir?