Conchita de Fuentes (EFE)

Conchita de Fuentes (EFE)

Salud

Conchita de Fuentes, 92 años, experta en felicidad: "La actitud es la clave para afrontar el 80% de los problemas de la vejez"

Aunque no lo plantea desde una perspectiva profesional, sus consejos están en línea con las recomendaciones que suelen lanzar los profesionales especializados en psicología de la felicidad.

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Las claves

Conchita de Fuentes, conocida como Abueli Conchita y con 92 años, se ha convertido en un referente de vitalidad y felicidad en la vejez gracias a su actitud positiva y su actividad diaria.

Defiende que la actitud y mantenerse activo son claves para afrontar el 80% de los problemas de la vejez, promoviendo hábitos como la gimnasia, el aprendizaje y la participación en actividades sociales.

Resalta la importancia del sentido vital, la paz interior, el cumplimiento del deber y el sentirse útil, valores que la psicología asocia al bienestar y la salud emocional en la tercera edad.

Valora profundamente el amor y las relaciones humanas, rechazando el individualismo y destacando la amabilidad, el perdón y la flexibilidad emocional como bases para la paz interior y la felicidad duradera.

A sus 92 años, Conchita de Fuentes, más conocida en redes como “Abueli Conchita” se ha convertido en un fenómeno social por su vitalidad y por una sabiduría práctica que coincide con décadas de investigación en psicología de la felicidad. De profundas convicciones religiosas, en sus vídeos explica las que, para ella, son las verdaderas bases de la felicidad.

La primera clave de Conchita conecta con uno de los hallazgos más importantes de la psicología positiva: la actividad y la actitud son protectoras frente al deterioro emocional y cognitivo. Ella lo expresa sin tecnicismos en su frase más conocida: "la edad no te limita, te limitas tú". Mantenerse en movimiento amortigua la apatía y fortalece la sensación de autonomía en edades avanzadas.

Su día a día encarna esa visión activa del envejecimiento. Incluye gimnasia, auto-masaje, costura, teatro e incluso clases de inglés por intercambio. Para ella, envejecer no es un descenso, sino una transformación continua: "con los años se pierde carrocería pero se gana el motor". Esta perspectiva coincide plenamente con las corrientes científicas que entienden la vejez como una etapa de crecimiento adaptativo.

Estos hábitos cotidianos reflejan teorías como el “broaden and build”, según la cual las emociones positivas amplían la atención, flexibilizan la cognición y generan recursos duraderos. La constancia en pequeños actos, desde caminar hasta aprender, funciona como un entrenamiento emocional que la ciencia reconoce como un motor de bienestar sostenido.

La segunda clave de Conchita es el sentido vital, estrechamente relacionado con la coherencia interna. Cuando le preguntan qué es lo mejor del mundo, responde sin dudas: "para mí, la paz interior". La psicología moderna ha corroborado que esa serenidad surge cuando lo que pensamos, decimos y hacemos avanza en una misma dirección.

Conchita lo formula desde la responsabilidad cotidiana: "el cumplimiento del deber... eso es un lujo preciosísimo: eso es lo que tengo que hacer y esto es lo que hago, me guste o no me guste. Me esfuerzo el cumplimiento del deber". Esta visión se alinea con décadas de investigación que relacionan propósito, autonomía y bienestar subjetivo en distintos grupos de edad.

Su reflexión sobre envejecer bien expande ese mismo mensaje: "el arte de envejecer bien como el jerez, ser también útil de viejos, ser honrosos, ser finos…no ser vinagre , ser vino". La psicología del envejecimiento muestra que sentirse útil —aunque sea en acciones pequeñas— ejerce un efecto protector frente a la depresión y la pérdida de significado vital.

La tercera clave de su filosofía es el vínculo humano, una de las conclusiones más robustas de la investigación sobre bienestar. Conchita rechaza el individualismo del “yo, mi, me, conmigo” y reivindica el amor como forma de entrega. Para ella, la felicidad no se persigue hacia dentro, sino hacia los demás. "La clave para afrontar el 80% de los problemas de la vejez es la actitud", afirma.

Lo sintetiza en una frase que resume la importancia de preocuparse por los demás: "el amor...significa no contar, que cuente el otro; no querer ser feliz, hacer feliz a los demás". Esta orientación prosocial se ha asociado en numerosos estudios a mayor satisfacción vital, menores niveles de estrés y mejor salud psicológica en personas de todas las edades.

Su visión práctica de la amistad también refuerza la importancia del vínculo: "si una amiga no te llama, llama tú". Al afirmar que "la amistad es un lujo y es una maravilla", subraya el valor emocional de los lazos estables. La investigación actual confirma que cultivar relaciones significativas protege incluso ante adversidades prolongadas.

La psicología positiva aporta una explicación adicional: los actos de amabilidad generan un bucle emocional beneficioso. Tanto investigaciones con estudiantes como estudios comunitarios muestran que ayudar a otros —aunque sea en gestos pequeños— aumenta la alegría, fortalece la sensación de utilidad y amplifica la conexión. Conchita encarna este patrón con una naturalidad sorprendente.

La cuarta clave es la aceptación, un conjunto de procesos que incluye el perdón, la flexibilidad emocional y la forma en que cada persona interpreta la vida y la muerte. Conchita considera el rencor una carga inútil que impide avanzar. Describe la condición humana con realismo: "casi todo vale porque somos una mezcla de grandezas y miserias cada uno".

Su propuesta es radicalmente sencilla y psicológicamente profunda: "perdonar es facilísimo, es volver a empezar, ¿habrá cosa más bonita que volver a empezar?". En terapias contemporáneas como la de aceptación y compromiso, esta actitud se entiende como una vía para reducir sufrimiento sin negar las experiencias difíciles, permitiendo avanzar con mayor integridad.

La aceptación también incluye la interpretación de la propia existencia. Conchita lo expresa desde su fe: "tener muy seguro que la vida es provisional que hay otro después". Independientemente de la creencia concreta, la investigación confirma que quienes sostienen marcos de significado sólidos experimentan mayor resiliencia emocional en situaciones de pérdida.

Su mensaje final condensa toda su filosofía: "Conseguir la paz a través del amor. Olvidar y perdonar, pasar página. No quedarse enfrentado. Para eso, es necesario tener flexibilidad del alma". Numerosos estudios interculturales señalan que la felicidad, más que euforia, se asocia a armonía interior, una descripción que coincide con las intuiciones y prácticas cotidianas de Conchita.