Donald Trump, durante una rueda de prensa.

Donald Trump, durante una rueda de prensa. Reuters

Salud

Así es la leucovorina, el tratamiento que Donald Trump propone contra el autismo: no cuenta con evidencia científica

La FDA ha aprobado esta semana el uso de este fármaco en comprimidos para tratar algunos síntomas del lenguaje que produce este trastorno.

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I. Sánchez
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Estados Unidos continúa con su cruzada contra el autismo. En una rueda de prensa el pasado lunes en la Casa Blanca, las autoridades sanitarias anunciaron que se cambiarían las pautas de empleo de la leucovorina para permitir su uso como fármaco en los niños con este trastorno.

Primero se habló de una posible relación del paracetamol con el autismo y, a continuación, comunicaron el cambio de criterio respecto a la leucovorina. Sin embargo, la comunidad científica ha planteado, una vez más, sus reticencias ante esta decisión.

Andrew Whitehouse, profesor de investigación sobre el Autismo Angela Wright Bennett en el Kids Research Institute Australia, no cree que la ciencia esté siquiera cerca del nivel adecuado para recomendar la leucovorina como tratamiento clínico del autismo. "Sigue siendo experimental y el entusiasmo supera con creces las pruebas científicas".

La leucovorina, o ácido folínico, es una versión modificada de la vitamina B9, también conocida como folato. Se trata de un nutriente esencial que el cuerpo necesita para crear células nuevas, producir glóbulos rojos y ADN.

Durante los primeros meses de embarazo, su falta puede producir defectos congénitos graves en el cerebro o la columna vertebral del bebé. Además de en el autismo, la ciencia está investigando su papel en enfermedades como la depresión, la demencia y las cardiopatías.

Lo que ha hecho la Administración de Alimentos y Medicamentos de la potencia norteamericana (FDA por sus siglas en inglés) es aprobar los comprimidos de leucovorina como tratamiento para personas con deficiencia de folato cerebral y para el trastorno del espectro autista.

"Se ha observado que las personas con deficiencia cerebral de folato presentan retrasos en el desarrollo con características autistas, convulsiones y problemas de movimiento y coordinación", indicaron ayer en la rueda de prensa.

La propia FDA citó durante la rueda de prensa los resultados de un estudio que comparó a 40 personas que tomaban leucovorina con otros 40 sujetos del grupo placebo. Según sus autores, quienes tomaron el fármaco mostraron una mejoría sustancial en los síntomas de la deficiencia de folato.

Los signos de esta deficiencia suelen aparecer a los 2 años, aproximadamente. Los niños comienzan a sufrir dificultades del habla, discapacidad intelectual y, a veces, convulsiones. También pueden sufrir temblores y dificultad para controlar los movimientos musculares.

Desde la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP) hacen hincapié en que la deficiencia de folato es algo distinto del autismo, aunque tengan síntomas similares. "La leucovorina no es un medicamento para el autismo", sentencian en un comunicado sobre esta cuestión.

Para ellos es "fundamental" transmitir un mensaje de prudencia ante afirmaciones no respaldadas por datos concluyentes. Asimismo, subrayan la necesidad de abordar este tema de forma rigurosa y responsable. "Difundir mensajes que no tienen una solidez científica crea una gran alarma y un gran problema en la población".

Falta mucha evidencia científica

Dawn Adams, catedrática de investigación sobre el autismo en el Centro de Investigación sobre el Autismo Olga Tennison de la Universidad de La Trobe (Australia), tilda de "preocupante" esta decisión y destaca la falta de estudios adecuados sobre el tema.

"La investigación en este ámbito es de mala calidad y no está al nivel que cabría esperar a la hora de hacer recomendaciones para su aprobación", ha advertido en declaraciones a Science Media Center (SMC) Australia.

En la misma línea, Whitehouse, del Kids Research Institute Australia, con sus respuestas a SMC Australia, también puso el foco en la debilidad de las investigaciones que apoyan este uso del fármaco.

El científico reconoce que algunos trabajos a pequeña escala sugieren "posibles mejoras leves en los resultados conductuales". No obstante, "estos estudios están limitados por el reducido número de participantes, la inconsistencia de los resultados y la falta de réplicas independientes".

Los resultados en niños con autismo

Algunas investigaciones han usado la leucovorina en niños con autismo y, según sus resultados, experimentaron mejoras significativas en el lenguaje receptivo, como ha relatado Richard E. Frye, investigador del autismo al medio estadounidense The New York Times.

El experto ha hablado al diario de un cambio en la capacidad de comprender palabras habladas o escritas, en su lenguaje expresivo y en la capacidad de comunicar pensamientos y sentimientos, sobre todo entre los menores con anticuerpos que bloquean el transporte de folato al cerebro.

Adam Guastella, profesor en la Clínica de Investigación sobre Autismo y Neurodesarrollo de la Universidad de Sídney (Australia), ha reconocido a SMC Australia que existen investigaciones como esta que sugieren "posibles beneficios". Sin embargo, estas pruebas son preliminares y requieren estudios científicos más sólidos para garantizar su seguridad y eficacia.

La Confederación Autismo España también se posiciona en contra de esta decisión en un comunicado emitido este martes. Una vez más, recuerdan que, a pesar de los estudios realizados, ninguno ha obtenido resultados concluyentes sobre el uso de leucovorina para mejorar los síntomas del autismo.

En el comunicado distribuido a los medios de comunicación, la entidad insistía también en que el autismo "es un fenómeno complejo que no puede explicarse ni abordarse únicamente a través de este enfoque".

Más allá de perseguir una cura, lo más importante ahora es que las personas autistas cuenten con el apoyo adecuado: "aulas inclusivas, lugares de trabajo que se adapten a sus necesidades, comunidades que comprendan las diferencias comunicativas y sensoriales, y políticas elaboradas a partir de investigaciones de buena calidad", enumera Adams a SMC Australia.

Para ella, esos son los detalles por los que deben preocuparse los gobiernos para permitir que estas personas prosperen. "Las personas autistas no necesitan tratamientos ni curas. Necesitan un mundo que las acepte y las valore por lo que son", sentencia.