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Salud

Dr. Scharffenberg, 102 años y experto en longevidad: "Estar delgado no sirve de nada en España si no haces ejercicio"

La ciencia apunta que centrarse solo en perder peso lleva a la frustración, mientras que priorizar el ejercicio mejora la salud y la esperanza de vida.

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Probablemente es uno de los prejuicios más extendidos en relación con el mundo de la salud. Quien está delgado, está sano y quien tiene sobrepeso, no.

Sin embargo, pese a que la báscula se ha convertido en el gran juez de la salud para millones de personas, la ciencia empieza a dejar claro que el número de kilos no lo es todo.

De hecho, mantener un peso considerado adecuado podría no ofrecer ningún beneficio si detrás no hay un mínimo de actividad física regular.

Sobre ello, ha hablado el centenario John Scharffenberg, que ha dedicado su carrera a promover hábitos saludables para prevenir enfermedades cardiovasculares, diabetes y mortalidad prematura.

A sus 102 años, y tras toda una vida de estudio e investigación, ha planteado en una entrevista ofrecida en el canal de Youtube 'Viva Longevity!' que “estar delgado es bueno solo si haces ejercicio, de lo contrario no tiene ninguna ventaja".

Durante su exposición, el especialista expone varios ejemplos que rompen con algunas ideas preconcebidas sobre el peso y la salud metabólica.

"Déjame darte la buena noticia. Aunque seas obeso, si haces ejercicio todos los días, vivirás más que una persona que tiene un peso normal y que no hace ejercicio", señala.

Incluso en personas con varios factores de riesgo acumulados, como "un hombre que fuma, que tiene hipertensión, que tiene el colesterol alto", el ejercicio diario sigue marcando la diferencia: "Pero si él hace ejercicio todos los días, vivirá más que el hombre que no tiene ninguno de esos problemas y que no hace ejercicio", afirma Scharffenberg.

El impacto positivo de la actividad física

Que el ejercicio es importante para un buen estado de salud no es ninguna novedad. De hecho, los estudios lo sitúan como uno de los principales elementos para mantener en perfecto estado nuestro organismo.

En esta línea, una investigación publicada en septiembre de 2021 en la revista iScience concluye que cambiar el enfoque tradicional de pérdida de peso hacia el aumento de la actividad física y la mejora de la condición cardiorrespiratoria puede reducir de forma significativa el riesgo de mortalidad.

Según los datos, los beneficios del ejercicio y de los hábitos saludables sobre la salud son, en gran medida, independientes de la pérdida de peso propiamente dicha. Otros estudios muestran que incrementar la actividad física puede reducir el riesgo de muerte por cualquier causa entre un 15% y un 50%, y disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares hasta en un 40%. Estos efectos positivos se mantienen siempre que se conserve la rutina de ejercicio de forma continuada.

Por el contrario, las revisiones de intervenciones de ejercicio de entre 2 semanas y 12 meses evidencian que la pérdida de peso media es modesta, con reducciones de entre 1,4 y 4 kilos.

Los mecanismos fisiológicos del cuerpo tienden a limitar la pérdida de peso a largo plazo, ralentizando el metabolismo hasta un 28% y aumentando el apetito como respuesta compensatoria al gasto calórico.

El trabajo publicado, además, plantea que centrar los esfuerzos únicamente en el descenso de peso conduce con frecuencia a frustración y abandono, mientras que priorizar los beneficios intrínsecos de la actividad física -como la mejora de la salud cardiovascular y metabólica- resulta más eficaz y sostenible como estrategia de salud a largo plazo.

Las advertencias sobre los riesgos de la inactividad son claras, también en nuestro país. Según la Fundación Española del Corazón (FEC), el sedentarismo es uno de los factores de riesgo más relevantes en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Existe una relación directa entre el estilo de vida sedentario y la mortalidad cardiovascular. Las personas que no practican ejercicio tienen mayor riesgo de sufrir aterosclerosis, hipertensión, enfermedades respiratorias, colesterol alto y obesidad.

En cambio, la práctica regular de ejercicio físico demuestra beneficios constantes: controla el peso, reduce la presión arterial, regula el azúcar en sangre, eleva el colesterol HDL y ayuda a reducir el estrés y abandonar hábitos perjudiciales como el tabaquismo.

La FEC recomienda realizar al menos 30 minutos diarios de actividad física moderada la mayoría de los días de la semana, priorizando el ejercicio aeróbico que activa los grandes grupos musculares y fortalece el sistema cardiovascular.

Para hacerlo posible, la FEC recomienda algunas estrategias sencillas y realistas: empezar caminando de forma progresiva hasta alcanzar los 10.000 pasos diarios, subir escaleras en lugar de utilizar el ascensor, realizar el ejercicio en grupo para mantener la motivación o incluso acudir a clases de baile. Cambiar de actividad con frecuencia también ayuda a evitar la monotonía y mantener el compromiso a largo plazo.