Isabel Viña, médico.

Isabel Viña, médico.

Salud

Isabel Viña, médica: "El estrés crónico en España no sube tu cortisol, sino que lo desregula"

La hormona del estrés se libera hasta tres veces al día en una persona sana y no debemos intentar suprimirla, sino que se libere en el momento adecuado.

Más información: El cardiólogo Aurelio Rojas desvela la forma más rápida y eficaz de aliviar la ansiedad: así se practica el 'suspiro fisiológico'

J. Rodríguez
Publicada

Sobre el cortisol sabemos decir que se conoce como la hormona del estrés, pero es mucho más que eso. Es una hormona producida en las glándulas suprarrenales y que se encuentra en un gran número de tejidos de nuestro cuerpo. Y, aunque nos centramos demasiado en su papel en el estrés, sirve para regular nuestros ciclos de sueño y vigilia y también para reaccionar ante las amenazas, tanto internas como externas.

Hablamos de esta hormona como si sólo fuera negativa o, directamente, mala, pensamos que cuando estamos estresados nuestro torrente sanguíneo se llena con ella. Sin embargo, esto no siempre es así. El estrés crónico es, ciertamente, una de las grandes epidemias de las sociedades occidentales y se relaciona con consecuencias negativas para la salud. Pero la experta Isabel Viña ha revelado que no aumenta la cantidad total de cortisol.

En un vídeo reciente para sus redes sociales, la médica resuelve la duda de varios de sus seguidores: "¿Realmente el estrés crónico hace que tengas muchísimo cortisol?". Para responder a la cuestión, la experta comienza diciendo que deberíamos conocer cómo funciona el cortisol en todos nosotros. Porque durante todos los días de nuestras vidas, el cortisol aumenta y desciende en nuestro organismo de manera natural y deseable.

"El cortisol se libera de una manera muy característica y con tres picos: uno muy grande a las siete u ocho de la mañana, que es lo que te permite mantenerte alerta", comienza Viña. Este primer pico nos permite despertarnos y arrancar el día con energía, pero vuelve a bajar al poco tiempo. "Después hay un segundo pico en torno a las once o las doce de la mañana, por eso, a las diez cuando lo tienes un poco bajo te apetece un café", sigue.

El último pico de cortisol aparece en torno a las cuatro y las cinco de la tarde, según la experta, "para después disminuir progresivamente hasta que nos dormimos y vuelta a empezar". Y entonces, ¿cuándo tenemos estrés se producen más picos o se introduce más cortisol en nuestro organismo? Viña sostiene que esto no sucede, pero en cualquier caso los niveles de cortisol sí que se ven alterados de otra manera.

"El estrés crónico no hace que tengas muchísimo cortisol, sino que hace que se pierda ese ritmo de tres piquitos y descensos", asegura la experta. "Esto produce que puedas sentirte cansado porque no tienes esos picos que te mantienen alerta y, a la vez, por la noche nervioso y ansioso porque el cortisol no baja lo suficiente como para permitirte relajarte e inducir el sueño". Ante esta situación se pueden tomar algunas medidas.

"En este caso, no buscamos tomar un suplemento que suprima el cortisol, porque sin cortisol te mueres. Si no, uno que permita devolver esos ritmos normales de cortisol y aquí es donde entran los adaptógenos que tenemos. Desde la rhodiola, tenemos también el reishi, tenemos la schizandra, el eleuterococo, la ashwagandha, la teanina, el magnesio, etcétera", enumera este médica en el vídeo para sus redes sociales.

Ahora bien, la mejor manera de equilibrar el cortisol debería consistir en equilibrar los ciclos de sueño llevando a cabo hábitos de vida saludable y aprender a controlar el estrés. Los efectos del estrés crónico pueden ser muy desagradables y, como explica la Clínica Mayo en su página web, se ha relacionado con varios síntomas y patologías. Todos estos efectos son tanto psicológicos como corporales.

Son la ansiedad y la depresión, los problemas digestivos, los dolores de cabeza y en los músculos debido a la tensión. También puede llegar a producir enfermedad cardíaca, ataque cardíaco, presión arterial alta y accidente cerebrovascular, problemas de sueño, aumento de peso y problemas de memoria y concentración. Si sólo presentamos estrés de manera puntual es algo normal y la respuesta es autolimitada. Es decir, por sí mismos los niveles de cortisol y otras hormonas, como la adrenalina, se estabilizan sin producir daños.