Crisis asmática.

Crisis asmática.

Salud

Identifican la causa de las crisis de asma: la nueva técnica contra los daños respiratorios permanentes

Aunque se trata de una enfermedad inflamatoria reversible, los ataques asmáticos pueden dañar las vías respiratorias por contracción.

5 abril, 2024 02:47

En términos de prevalencia, el asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica o EPOC destacan como las principales enfermedades respiratorias en España. Aunque ambas cursan con crisis o agudizaciones, la primera es una enfermedad inflamatoria reversible. Sin embargo, aunque no conllevan una pérdida de función pulmonar como en la EPOC, los ataques asmáticos también causan daños mecánicos en las vías respiratorias. Su adecuado tratamiento podría prevenir nuevas recaídas.

Un nuevo estudio que publica la revista Science a cargo del equipo de Dustin Bagley en el King's College de Londres propone una explicación y una posible solución para los daños permanentes causados por las crisis asmáticas. La tensión muscular producida alrededor de los bronquios dañaría por contracción las vías respiratorias, destruyendo las células epiteliales y potenciando la inflamación.

El asma es un trastorno común de las vías respiratorias que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. Según los investigadores, prevenir este daño mecánico en lugar de tratar sus síntomas posteriormente sería clave para mejorar las terapias que detengan el ciclo inflamatorio asmático. 

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Aunque se considera que el asma es principalmente una enfermedad inflamatoria, una de sus características diagnósticas es la broncoconstricción mecánica. Ese es el nombre que recibe la contracción del músculo liso que rodea a las vías respiratorias, algo que puede llegar a provocar una dificultad respiratoria grave y una mayor producción de mucosidad.

Se cree que la activación inmune y la inflamación de las vías respiratorias potenciarían la broncoconstricción durante las crisis de asma. Por ese motivo, la terapia de referencia para las crisis asmáticas es el salbutamol, un broncodilatador de acción rápida pero corta, y los corticosteroides inhalados, que tratarían la inflamación subyacente.

Sin embargo, estos tratamientos no son siempre eficaces, y la comprensión sobre el mecanismo de las agudizaciones asmáticas sigue siendo incompleta. Así pues, gracias a estudios previos, los investigadores analizaron las causas subyacentes de la fisiopatología del asma.

Usando modelos de ratón con asma y muestras de tejido pulmonar humano, Bagley y sus colegas descubrieron que la broncoconstricción provoca un hacinamiento patológico de células en el epitelio de las vías respiratorias. Esto desencadena un proceso llamado extrusión celular, que conduciría finalmente al daño del tejido de las vías respiratorias.

Este mecanismo provocaría inflamación y secreción de mucosidad tanto en ratones como en humanos, dando como resultado la ruptura de la barrera epitelial y favoreciendo nuevas crisis asmáticas. El tratamiento con salbutamol y similares no previene el daño en el epitelio respiratorio ni su inflamación, pero los inhibidores que detienen la extrusión celular sí pueden contrarrestar el daño mecánico en las vías respiratorias.

"Estos hallazgos no solo establecen que la broncoconstricción es un estímulo proinflamatorio, sino que también apuntan hacia el potencial de nuevas vías de investigación para inhibir el círculo vicioso mecanoinflamatorio", explican los investigadores.

"Útil en caso de agudizaciones"

"La capa epitelial de las vías respiratorias proporciona una primera línea de defensa frente a antígenos extraños y es fundamental para mantener la homeostasis del tejido", explica el Dr. José Gregorio Soto Campos, director de la Unidad de Gestión Clínica de Neumología y Alergia del Hospital de Jerez y profesor en la Universidad de Cádiz, en declaraciones a Science Media Centre.

"Los defectos de la barrera se asocian con enfermedades crónicas de las vías respiratorias, como el asma", prosigue el especialista. El estudio establecería así el nuevo concepto de "exceso de extrusión celular" causado por las fuerzas mecánicas de la crisis asmática. Este proceso podría ser bloqueado con sustancias como el gadolinio o los inhibidores de S1P, reduciendo la mucosidad asociada.

Además, como recuerda Soto, ya existe evidencia científica que sugiere que los daños en la capa epitelial no serían algo secundario de la enfermedad asmática, sino que podrían ser una causa de la misma. Además, potenciarían las reagudizaciones, como demuestra este nuevo trabajo.

En el futuro, como comenta el mismo Soto, estos resultados en modelos animales deberían trasladarse a pacientes humanos, comprobando así la eficacia de los inhibidores de la vía de la extrusión. Así mismo, sería interesante definir biomarcadores futuros. "Podría ser útil en pacientes con exacerbaciones frecuentes", concluye.