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Salud

Cáncer de cabeza y cuello: entre los 10 más diagnosticados, pero difícil de detectar

El tabaco es uno de los principales factores de riesgo asociados a este cáncer, aunque el consumo de alcohol también es otro de los elementos que pueden multiplicar las posibilidades de desarrollarlo. 

6 febrero, 2024 00:00

El cáncer de cabeza y cuello es una enfermedad que no está muy visibilizada, a pesar de ser el séptimo cáncer más diagnosticado en España. En 2023 hubo 12.500 nuevos casos, un 5% del total de tumores en España. Engloba a un conjunto de tumores que pueden originarse en el interior de la boca, la garganta o la laringe y afecta a las mucosas presentes en estas zonas. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), las localizaciones más frecuentes son la laringe, la cavidad oral, la orofaringe (parte media de la garganta ubicada por detrás de la boca) y la nasofaringe (parte superior de la garganta detrás de la nariz).

Las cifras de prevalencia revelan la necesidad urgente de aumentar la conciencia pública sobre este tipo de cáncer, ya que la dificultad en su detección radica, precisamente, en el desconocimiento de que el cáncer pueda afectar a dichas áreas, así como de la inespecificidad de los síntomas en las etapas iniciales y los factores de riesgo. Esto lleva a que la mayoría de casos se diagnostiquen ya en fases avanzadas.

Cuando se habla de cáncer, y más concretamente el de cabeza y cuello, el tabaco se presenta como el gran factor de riesgo. Y aunque en los últimos años la incidencia por tabaco parece disminuir, se ha observado un cambio en la demografía, debido al repunte de casos de cáncer en mujeres, causado por su incorporación tardía a este hábito.

Pero como en toda enfermedad compleja, no existe un solo factor de riesgo. “Otra de las causas conocidas del cáncer de cabeza y cuello es el alcohol, aunque la población no suele identificar la relación entre este hábito y el cáncer de una forma tan clara y directa como en el caso del tabaco”, explica la doctora Lara Iglesias, oncóloga del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. El alcohol tiene un peso significativo en las posibilidades de desarrollar un cáncer de cabeza y cuello y, en las personas que tienen ambos hábitos -consumo de alcohol y tabaco- se multiplica de 10 a 20 veces.

Por otro lado, advierte la doctora, “el aumento de la incidencia de este tipo de tumor en la población más joven está vinculado al virus del papiloma humano, considerada la infección de transmisión sexual más frecuente. En algunos casos, la enfermedad es asintomática, lo que puede dificultar su abordaje”. Preocupa en España el aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS), especialmente entre los jóvenes. Suponen la segunda causa de enfermedad infecciosa en Europa, por detrás de las respiratorias y “existen dos criterios principales para afrontarlo, el primero es potenciando el uso de los anticonceptivos de barrera como el preservativo y el segundo es la inmunización, mediante la ampliación de la vacunación a ambos sexos”, concluye la oncóloga.

¿A qué especialista acudir si se tienen síntomas?

La base de la prevención del cáncer de cabeza y cuello es el conocimiento de los factores de riesgo y los posibles síntomas. “Es esencial concienciar y sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención”, declara la doctora Iglesias, pero también conocer los síntomas para poder hacer una detección precoz de la enfermedad.

La colaboración entre los pacientes y los profesionales de la salud se convierte en un factor clave para mejorar la identificación del cáncer, ya que el cáncer de cabeza y cuello presenta síntomas aparentemente comunes, como llagas bucales o dolor en la garganta. “Sin embargo, si no desaparecen en un par de semanas podrían ser indicativos de alguna anomalía que debería ser valorada por un profesional sanitario”, señala la oncóloga.

Surge en este momento una pregunta crucial: ¿a qué especialista acudir en caso de síntomas inespecíficos y persistentes? Aquí es donde la educación juega un papel vital. “Por ejemplo, en el caso de las llagas o las molestias al comer, el odontólogo (cuya atención está incluida en la Seguridad Social) está perfectamente capacitado para valorarlas, ya que están habituados a ver este tipo de lesiones en la cavidad oral, por lo que podrían derivar al paciente al hospital en caso necesario”, explica la doctora Iglesias.

A menudo el desconocimiento de los síntomas provoca que la mayoría de los tumores de cabeza y cuello se diagnostiquen en etapas avanzadas, cuando ya han afectado a los ganglios del cuello o han alcanzado gran tamaño. Por ello, cuenta la oncóloga, “si lográsemos que los pacientes acudieran a consulta antes, el pronóstico sería más favorable. En estadios precoces logramos curar el 80-90% de los casos, por eso es tan importante conocer los factores de riesgo y los síntomas y no esperar más de dos semanas para acudir al médico de familia, odontólogo u otorrinolaringólogo”.

Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, el cáncer de cabeza y cuello podría prevenir en un 98% de los casos con acciones como evitar el tabaco, el alcohol y la contaminación, vacunarse contra el virus del papiloma humano y cuidar de la salud bucodental.

Además de la prevención y los buenos hábitos, las nuevas terapias, como la inmunoterapia y la medicina de precisión, se han convertido en un gran aliado de los tratamientos estándar, logrando la mayor tasa de largos supervivientes observada en cáncer de cabeza y cuello recurrente o metastásico hasta ahora, según SEOM. Junto a los nuevos tratamientos, también cobra especial importancia la atención psicológica para un mejor abordaje de la enfermedad.

El cáncer de cabeza y cuello afecta enormemente a la calidad de vida de los pacientes, ya que tanto la enfermedad como el tratamiento pueden tener graves secuelas. En algunos casos se produce la pérdida de órganos como la laringe o la lengua y es frecuente que se den trastornos en funciones básicas como el habla o la deglución. Esto tiene, inevitablemente, consecuencias emocionales para el paciente, que ve muy limitada su calidad de vida, con dificultades para trabajar o relacionarse socialmente.

Las claves para mejorar la atención en cáncer de cabeza y cuello exigen una mayor concienciación pública, que permita romper los estigmas asociados al avance de la enfermedad y favorecer la detección precoz.