El periodista deportivo Pepe Domingo Castaño se marchaba repentinamente este domingo a los ochenta años. Sus compañeros radiofónicos subrayaban el fulminante desenlace: el veterano comunicador había sido ingresado la noche anterior en el Hospital de la Zarzuela de Madrid para tratar en principio un problema menor, una infección bacteriana de garganta que no respondía al tratamiento con antibióticos. Sin embargo, evolucionó rápidamente a un cuadro de septicemia que le provocó la muerte por fallo multiorgánico durante la madrugada.

La septicemia o sepsis es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, explicaba el investigador Eduardo López Collazo en una columna en EL ESPAÑOL. Se trata de un proceso infeccioso que "erróneamente" se ha relacionado con "la suciedad", advertía el experto, ya que históricamente ha provocado la muerte por heridas que no fueron correctamente desinfectadas. Sin embargo, países con una fuerte cobertura sanitaria como España registran hasta 50.000 casos anuales por sepsis que no tienen que ver con las medidas de higiene, y 17.000 muertes

La septicemia se define como una sobrerreacción del sistema inmunológico del propio paciente frente a una infección que no logra eliminar. "El paciente pasa por dos fases. Primero tiene una reacción desproporcionada, como si quisiera eliminar una cucaracha usando bombas atómicas. Luego cae en un estado inactivo durante el cual no es capaz de eliminar ni al más inocuo de los patógenos", explicaba López Collazo. Este proceso puede ser, efectivamente, muy rápido, como quedó de manifiesto con la muerte del fiscal general del estado José Manuel Maza.

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El origen de la sepsis puede estar en cualquier tipo de infección: según explicaba el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, José María Domínguez Roldán, algunos tipos de meningitis y las infecciones urológicas son las más proclives a dar el salto del órgano afectado al torrente sanguíneo. A partir de ese momento, se aplica el 'protocolo sepsis'. "No sólo se trata de acertar con los antibióticos, también influye la reacción del sistema inmunológico y la inflamación generalizada ante una bacteria invasora".

El principal problema, advierten los especialistas, es que los pacientes pueden confundir los síntomas del comienzo de una septicemia con los de la infección original, retrasando así el ingreso. El malestar general y la fiebre son indicios, pero muy especialmente la bajada repentina de la tensión. El diagnóstico de sepsis se confirma a continuación con un análisis de sangre para detectar los marcadores de la infección, como la subida de los niveles de ácido láctico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que, con el desarrollo de las bacterias resistentes a los antibióticos, las muertes por infecciones de microorganismos superarán a las del cáncer en 2050. "Se bombardea mucho sobre el cáncer y otras enfermedades y poco sobre las infecciones, cuyo manejo ahora encima enfrenta el problema de la resistencia a los antibióticos", advertía el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, Juan Pablo Horcajada.

El especialista hablaba de casos de "sepsis sibilina", en los que la infección pasa desapercibida hasta el fin del proceso. "La mortalidad de la sepsis aumenta cada hora que pasa desde el inicio del cuadro. Y tan sólo un retraso de 24 horas ya puede suponer que un paciente que pudiera haberse salvado fallezca", subrayaba. A eso hay que sumar que la sepsis puede producirse en pacientes de cualquier edad: no solo entre colectivos de riesgo, como bebés y ancianos, sino entre jóvenes y adolescentes.

En este sentido, hacerse "el duro" y "aguantar mucho" sería contraproducente, advierte Horcajada, ya que retrasaría el inicio del tratamiento. López Collazo, por su parte, advertía de los retos pendientes del tratamiento. "El control de la enfermedad no está únicamente en la eliminación del agente patógeno con el uso de antibióticos o antivirales. Se necesita que el sistema de defensa recupere su funcionamiento normal. Esto, aún hoy, en los nuevos años veinte, no sabemos cómo hacerlo".