Los hikikomoris emergen en España: hasta 30 años 'encerrado' en una habitación

Los hikikomoris emergen en España: hasta 30 años 'encerrado' en una habitación

Salud Psiquiatría

El auge de los hikikomoris en España: así son los hombres jóvenes que rechazan vivir en sociedad

En EEUU están preocupados por el aislamiento "masivo" de hombres jóvenes. En España hay estudios clínicos que reflejan la misma tendencia.

3 junio, 2023 03:30

Si uno ha vivido siempre en la ciudad, probablemente haya crecido ajeno a las famosas historias de los pueblos. La mayoría suelen ser cuentos para no dormir, de esos que cuenta el grupito de los mayores para asustar al personal. Algunas, no obstante, entrañan algo de verdad. Decía uno de esos chismes de pueblo que el hijo de una quiosquera un día "se volvió loco"nunca más volvió a salir de casa. Quizá era sólo un cuento para asustar a la gente cada vez que pasara por la casa de la pobre mujer. O quizá era el prematuro reflejo de un hikikomori español, una persona que había decidido retirarse de la sociedad.

La palabra hikikomori (derivada del verbo hiki 'retirarse' y komori 'estar dentro') se acuñó en Japón en 1998. Surgió ante la necesidad de poner nombre a un fenómeno que se llevaba observando durante años en el país: jóvenes que decidían aislarse de forma extrema de todo lo que les rodeaba. Encerrados en su cuarto, olvidaban al mundo y el mundo les olvidaba a ellos.

Lo extraño es que no solían presentar ningún diagnóstico de enfermedad mental grave. Lo que ocurría es que, por aquel entonces, el país atravesaba una gran recesión económica, que había provocado que muchos jóvenes no pudieran cumplir sus objetivos. Era la frustración por no encajar en lo que ellos creían que era la vida lo que les empujaba al retiro.

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Hayashi Kyōko, una paciente recuperada de hikikomori, recuerda en una entrevista para el medio especializado Hikikomori Shinbun, cómo acabó encerrada en su habitación: "La sociedad no tenía espacio para que yo viviera en ella. La gente normal me decía cosas como 'no eres la única que lo pasa mal', pero el sufrimiento al que se referían ellos era el de los que viven en la superficie. Los hikikomori viven como si estuvieran enterrados en otra dimensión. Aunque parezca que viven cómodamente, haciendo el vago, navegando por Internet y jugando todo el día, su mente no descansa ni un instante, atormentándolos continuamente con pensamientos de culpa. Tienen el espíritu totalmente destrozado, hecho trizas".

Un millón de japoneses

Desde los años 90, estudios del país han alertado de que el síndrome de los hikikomoris es un fenómeno creciente. Los últimos registros avisan de que afecta al 1,2% de la población, lo que se traduce en un millón de personas.

Probablemente, por ser los primeros en dar la voz de alarma, durante años se creyó que los hikikomori respondían a algún tipo de motivación ligada a la cultura de Japón. Igual que los samuráis se hacían el harakiri si sobrevivían a un fracaso en la guerra, los jóvenes se aislaban si fracasaban en su misión con la sociedad. Sin embargo, con el paso del tiempo, se ha conseguido demostrar que no es así. Los hikikomoris son un problema mundial. Para muestra, un botón. Hace apenas una semana, un editorial en The American Mind advertía que en Estados Unidos "los jóvenes se están aislando en masa".

"En Japón se describió por primera vez, pero es universal", apunta a EL ESPAÑOL Víctor Pérez Solá director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar (Barcelona) y presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. También fue uno de los autores del primer estudio europeo en describir las características sociodemográficas y clínicas de un grupo de casos de hikikomoris. Lo hizo aquí, en España, con pacientes del área de alertas domiciliarias del Hospital del Mar. La muestra incluía 1.297 personas; 164 fueron diagnosticadas de este problema –hubo 36 casos más, pero los familiares rechazaron participar en el estudio–.

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"En España sólo se habían reportado casos puntuales, porque son pacientes que están en su domicilio y no piden ayuda. Para ellos lo que hacen es normal y lo van a seguir haciendo. La creación en Barcelona de un servicio de atención domiciliaria para personas con trastornos mentales graves permitió sacar a la luz la verdadera dimensión de este síndrome", describe el psiquiatra. Lo llama síndrome porque no es una enfermedad per se, sino el resultado acumulativo de varios factores, ya sean enfermedades mentales u otros problemas.

Primer caso occidental registrado

Su estudio se publicó en la revista International Journal of Social Psychiatry en 2014. Siete años antes, se había reportado el primer hikikomori fuera de Japón. Curiosamente, también fue en España. Se trataba de un joven de 18 años que había estado aislado en su habitación casi un año y medio. Fue detectado por Javier García-Campayo, psiquiatra de la Universidad de Zaragoza, que describió el caso en la revista Medicina Clínica.

Dio con él por 'casualidad', ya que llevaba tratando a su madre por depresión desde hacía un tiempo. Finalmente, cumpliendo lo que contaba Pérez-Solá, la mujer se derrumbó y fue la que pidió ayuda para su hijo, que con la asistencia precisa pudo recuperarse.

Más dramático fue el siguiente caso clínico reportado en España. Fue justo un año antes del estudio barcelonés. Publicado en la revista International Journal of Social Psychiatry, relata la historia de un chico de 25 años que acabó aislándose en su cuarto cuatro años. Sólo salía de él a altas horas de la madrugada para comprar pequeñas dosis de hachís y, de vez en cuando, artículos tecnológicos. La situación llegó al punto de que dejó hasta de tratarse una gingivitis que padecía, lo que le llevó a perder 20 dientes. Tras ser obligado por su madre a visitar la unidad de psicología de la Fundación Jiménez Díaz, comenzó su tratamiento y resolvió la situación.

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Ambos chicos son el exponente perfecto del perfil de persona que sufre este problema: hombres jóvenes. Según el estudio de Pérez-Solá, el 73,8% de los pacientes encontrados fueron hombres, con una media de edad de 36 años, frente a los 51 de ellas.

"En mujeres se suele dar porque sufren alguna enfermedad mental grave, tipo esquizofrenia", razona el psiquiatra. Se hablaría entonces de un caso de hikikomori secundario, que es cuando el aislamiento se produce fruto de un problema psiquiátrico. El primario responde a un retiro fruto de condicionantes como la ansiedad, la depresión o, directamente, la soledad, un punto muy importante para Pérez-Solá: "Creemos que la soledad es algo de mayores, pero no es así", advierte.

La soledad de los jóvenes

No le falta razón. Según el último informe del Observatorio de la Soledad No Deseada, son los jóvenes los que más experimentan este problema. Entre los datos que aporta, se desprende que cerca del 40% de las personas que sufren soledad no deseada tienen menos de 34 años, una cifra que dobla a la de mayores de 65.

"Esto es un factor que tiene que ver con los cambios en las relaciones. La tecnología ha hecho que uno pueda sobrevivir sin relacionarse con gente y realmente es cada vez es más frecuente encontrarse con procesos de gente que se aísla en casa o en sus habitaciones y que pide comida por Internet y no sale para nada", confiesa el experto.

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También está el hecho de que muchos hallen en el ordenador de su cuarto el mundo que se les ha negado en la vida real, quedando atrapados delante de una pantalla y entre cuatro paredes. Por eso, en los dos estudios de caso descritos en España no había problemas de agorafobia para salir al exterior, que sería el diagnóstico más lógico a priori. De hecho, es (o era) habitual que el hikikomori salga de casa para comprar los productos que necesita, como hacía el segundo chico. Lo que se describía en ambos casos era que las tecnologías jugaban "un papel clave" en el aislamiento. 

"No me atrevería a decir que las tecnologías tienen una relación directa con el hikikomori, pero sí con la soledad, porque hay gente que, a través del ordenador y las videoconsolas, traza relaciones online. Jugar a esos juegos les hace ser parte de una comunidad", razona el psiquiatra, que no sabe qué efectos en la salud mental tendrá en el futuro esta forma de socializar. 

De momento, el doctor Vivek Murthy, la principal autoridad sanitaria en el gabinete del Gobierno de Joe Biden, publicaba el pasado martes 23 de mayo un texto en The Washington Post en el que mostraba su preocupación por el daño que tendrá en el futuro la exposición que tienen los jóvenes a las redes sociales.

Como advierte el editorial de The American Mind, "hay que hacer algo y rápido, porque los resultados negativos se acumulan". Japón, por ejemplo, ya ha reportado casos de hikikomori cronificados. En España, se encontró un caso de aislamiento durante 30 años y Pérez-Solá confirma que ha conocido a varios pacientes que a los meses o a los años volvían al tratamiento porque recaían en el síndrome. "Es un problema muy difícil de tratar", lamenta el psiquiatra.