Evolución de la población española y la cronicidad en España.

Evolución de la población española y la cronicidad en España. Diseño: Arte EE / EP, INE, elaboración propia

Salud

España tendrá 10,7M de enfermos crónicos en 2030: el 'tsunami' que pone en jaque el sistema sanitario

La entrada en la tercera edad de la generación del 'baby boom' y la escasez de médicos amenaza con colapsar el sistema público de salud.

18 noviembre, 2022 03:19

A principios del siglo XXI España era un país esencialmente joven y activo. La generación del baby boom (los nacidos entre 1958 y 1977) estaba en su apogeo y la inmigración había rejuvenecido la pirámide de la población. Pero esta situación está revirtiéndose y trae consigo un tsunami que amenaza la viabilidad de nuestro sistema de salud.

En 2023, los primeros babyboomers cumplirán 65 años. Para 2030, habrá 11,5 millones de españoles mayores, que supondrán el 22,8% del total de la población. Y casi todos ellos, 10,7 millones, tendrán al menos una enfermedad crónica, dos millones más que en la actualidad.

La ONU calcula que, en 2050, España será el segundo país más envejecido del mundo después de Japón, con un 41,9% de la población con 60 años o más. Las previsiones del Instituto Nacional de Estadística aventuran que el 30,4% de los españoles, unos 16 millones, tendrá más de 65 años.

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Hay que remontarse hasta 2017 para tener un diagnóstico sanitario completo de la sociedad española. La última Encuesta Nacional de Salud data de aquel año y reflejaba que el 92,5% de la población de 64 años o más tenía, como mínimo, una enfermedad o problema de salud crónico. Si extrapolamos ese porcentaje a las proyecciones del INE, casi 15 millones de españoles se considerarían enfermos crónicos, usuarios habituales de un sistema de salud que, hoy por hoy, solo puede hacer frente a los problemas agudos y posponen la atención a los crónicos, denuncian los sanitarios consultados por EL ESPAÑOL.

Cierto es que la salud de la población mayor ha cambiado en las últimas décadas. Tanto, que hay expertos que proponen redefinir el envejecimiento no en términos de edad sino de fragilidad. "Las personas de 65 años con problemas crónicos probablemente sí que estarán mejor que hace 20 años", medita la médica de familia Ana Arroyo de la Rosa, miembro del grupo de Medicina Rural dela Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.

"La esperanza de vida de los españoles ha aumentado por el seguimiento de los factores de riesgo cardiovascular". El control de la hipertensión, la diabetes o las dislipemias ha mejorado, así como de las consecuencias de su mala monitorización, tales como la cardiopatía isquémica o el ictus.

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Con el aumento de la esperanza de vida y el control cardiovascular, aflora el cáncer como gran rival a batir. El último informe sobre el cáncer en España de la Sociedad Española de Oncología Médica apunta que en 2040 el aumento de los tumores provocará casi 50.000 muertes más al año que ahora. Junto a otras condiciones como las enfermedades respiratorias, renales o hepáticas, la atención a la población crónica supone un 80% de la carga asistencial de la atención primaria.

"Tras la pandemia, ha quedado en evidencia que el sistema sanitario no está preparado para hacer frente a toda la patología crónica", explica la doctora Arroyo. Las tensiones de las últimas semanas, incluida la huelga de la atención madrileña prevista para el próximo día 21 de noviembre, tienen su caldo de cultivo en el vuelco de la atención sanitaria con la irrupción de la Covid, del que todavía nos estamos recuperando.

Ese vuelco se ha producido en un contexto de escasez de médicos que, hartos de las condiciones laborales que se ofrecen en la sanidad pública española (sobre todo en la primaria), emigran a otros países donde el profesional está mejor considerado.

A este problema se suma que una gran parte de profesionales que están ejerciendo en la actualidad pertenecen a ese baby boom que comienza a jubilarse. Ambos factores generan una pinza perfecta que impide soluciones coyunturales 'por la vía rápida' a la falta de médicos y a los problemas del sistema sanitario.

Estrategia de cronicidad

El principal efecto de la pandemia en la atención sanitaria, sin embargo, es más estructural. "La atención al paciente crónico ha desaparecido", denuncia Francisco José Sáez, responsable del grupo de trabajo sobre cronicidad de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. "Ahora estamos centrados en la inmediatez, en los pacientes agudos, yno tenemos tiempo para hacer prevención con los crónicos".

Prevención era el principal eje para renovar la estrategia de atención a la cronicidad del sistema nacional de salud, la hoja de ruta para hacer frente desde el sistema sanitario a los cambios demográficos que se nos avecinan.

Sáez participó en 2019 en las reuniones para actualizar la actual estrategia, que data de 2012. "Estaba previsto que para 2020 o 2021 se hiciera una modificación y la pandemia se ha cargado todo". El objetivo era que, desde la primaria, se hiciera un seguimiento de los enfermos crónicos en función de su riesgo, llamándoles con cierta periodicidad para hacer un seguimiento de su salud y elaborar unas recomendaciones.

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"Si tengo un paciente con cardiopatía isquémica y le hago una atención santaria preventiva voy a eviar que tenga un infarto, que le tengan que intervenir quirúrgicamente y que acabe teniendo una insuficiencia o un ictus".

El colapso de la atención primaria, con médicos y enfermeros saturados de consultas por problemas agudos, impide realizar ese trabajo. No solo eso: "A consecuencia de la Covid, la inversión está siendo cada vez mayor en el hospital y en las urgencias hospitalarias, servicios que no dan atención al paciente crónico", advierte. Como consecuencia de ello, el médico advierte que el sistema público de salud "entrará en quiebra" con el aumento de la población crónica.

El pesimismo es compartido por Francisco Tarazona, geriatra y vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. "Actualmente, el sistema ya está tensionado y, por lo tanto, difícilmente está preparado para hacer frente al problema en 2022, así que, de no haber cambios, va a ser imposible que pueda hacer frente al problema en 2030".

Tarazona va más allá de la falta de médicos y de tiempo para atender a la población crónica. Aunque recuerda que con la "fuga constante de profesionales sanitarios" buscando mejores condiciones laborales no se puede avanzar, indica que es imprescindible potenciar la atención sociosanitaria y su coordinación con la primaria.

Mejorar la atención a los crónicos también implica una correcta atención al paciente dependiente, al que "le espera un largo proceso desde la solicitud a la concesión de las ayudas, las cuales, en muchas ocasiones, son insuficientes para los pacientes con mayor grado de severidad y menos recursos". Según un informe del Instituto Santalucía de 2020, en menos de ocho años habrá más de medio millón de personas dependientes de grado III (el más complejo) mayores de 65 años en nuestro país, unas 130.000 personas más que en 2018.

El geriatra apunta también al aumento de recursos para las unidades de hospitalización domiciliaria y los cuidados palitivos en el hogar, algo en lo que "estamos en el furgón de cola europeo".

La médica de familia Ana Arroyo coincide con ampliar la perspectiva hacia lo sociosanitario. "No hay que olvidar que no solo existen los aspectos clínicos: muchas veces se dejan de lado los aspectos sociales, todo lo que tiene que ver con la dependencia y la asistencia de muchos pacientes que necesitan supervisión diaria y, si puede ser, desde sus casas". Los aspectos biopsicosociales del paciente.