Una joven se hace un test autodiagnóstico en una farmacia de l´Hospitalet de Llobregat. EFE/Quique Garcia

Una joven se hace un test autodiagnóstico en una farmacia de l´Hospitalet de Llobregat. EFE/Quique Garcia

Salud Covid-19

Los médicos, frente al test autodiagnóstico: "Hacerlo porque sí dará más problemas que beneficios"

Los especialistas explican a EL ESPAÑOL qué personas pueden someterse a la prueba y quiénes deberían optar por otras opciones.

20 julio, 2021 00:34

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Este martes, el Consejo de Ministros aprueba la venta en farmacias de tests de autodiagnóstico de la Covid-19. Se trata de unos dispositivos distintos a los que utilizan los profesionales sanitarios para detectar el SARS-CoV-2, ya sea en centros de salud, laboratorios clínicos u otro tipo de instituciones.

A partir de ahora, cualquier persona que quiera realizarse una prueba –bien porque quiera asegurarse de no estar contagiado antes de visitar amigos o familiares, bien porque tenga síntomas similares a los de la Covid-19 y le quede la farmacia más cercana que el centro de salud– podrá adquirirlo a un farmacéutico.

Se comercializarán dos tipos de tests distintos: los de antígenos y los de anticuerpos, y su precio oscilará entre los 3 y los 12 euros, explicaron a INVERTIA varias empresas distribuidoras de material médico-sanitario.

Se trata de la primera vez que los ciudadanos podrán conocer su condición sin la mediación de un profesional sanitario, algo que hace enarcar la ceja a los médicos. "Estas pruebas requieren una interpretación", sostiene Vicente Martín Sánchez, profesor de Medicina Preventiva en la Universidad de León y miembro de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Centrándose en las pruebas de antígenos –las de anticuerpos no les ve interés para salud pública, "tiene más que ver con la curiosidad de saber si has pasado la enfermedad o no"–, indica que los positivos detectados son fiables aunque deben confirmarse con una prueba realizada por un profesional sanitario.

El problema viene con los falsos negativos. "En las fases iniciales de la infección, la persona ya puede contagiar y el test va a dar negativo". Lo mismo ocurre en las fases finales. La prueba debe realizarse a los cinco días de comenzados los síntomas, cuando la carga viral está en su máximo.

Cuándo no hacerse el test

El doctor Martín considera que, debido a estas características, las personas ideales para someterse a la prueba serían aquellas que tienen síntomas o que son contacto estrecho de un positivo confirmado "cuando han pasado varios días desde el contacto". Son las mismas candidatas a realizarse un test por la sanidad pública, sí, pero pueden servir si, por la razón que fuera (lejanía del centro de salud, servicios saturados, etc.), les queda más fácil acudir a la farmacia que al centro sanitario.

Lo que no recomienda a la gente es que se haga un test si no está en una de esas situaciones. "Hacer los tests por hacerlos va a producir más problemas que beneficios". Si no hay situación de riesgo, es mejor no hacerlo.

Esta opinión es compartida por Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. "En personas con síntomas, el test de antígeno tiene sensibilidad, no en personas asintomáticas que lo utilizan para un uso poco adecuado: un negativo para ir a una boda o a algún evento". La posibilidad de dar negativo aún estando contagiado (por encontrarse en los momentos iniciales o finales de la infección) es la que genera este problema.

Ortí sostiene, no obstante, que cualquier prueba diagnóstica que ayude a conocer mejor la situación de la población es bienvenida. "Pero yo he realizado el test a alguien de mi familia con cinco minutos de diferencia: uno dio negativo y otro positivo".

Evitar colapsar Atención Primaria

El preventivista también advierte de que, aunque esté bien utilizado, no servirá para descongestionar la atención primaria, al menos en un primer momento. Ocurre cuando se introduce cualquier programa de cribado, es decir, de detección de una enfermedad concreta en una población sin esperar a que las personas acudan al médico. Por ejemplo, con los cribados de cáncer. "Muchos positivos que irían al médico de cabecera porque creen que no son negativos acudirían: cuando aumenta el diagnóstico, aumenta la demanda de atención sanitaria". Esto si la gente comunica el positivo, claro.

En cambio, en una segunda fase sí que serviría –insistimos, con un buen uso– para descongestionar los centros de salud. "Como habríamos reducido el número de casos en atención sanitario, probablemente disminuirían la congestión y mejoraría la atención".

Ortí aprovecha para lanzar una pulla a las autoridades sanitarias. "Hemos tenido mucho tiempo para hacer esto. Nosotros reclamamos investigación en prevención, pero el foco siempre han sido los tratamientos. Ya presentamos en su momento un proyecto para introducir el autodiagnóstico. Podríamos haber visto si servía como estrategia de erradicación agresiva de la Covid, y [de haber salido adelante] ahora mismo podría contestar sobre la adecuación de estos tests por experiencia, no por opinión".