La inseguridad y la presión nos llevan siempre a mal puerto

La inseguridad y la presión nos llevan siempre a mal puerto Pixabay

Salud Relaciones personales

Por qué espantas a las personas que te gustan: tres errores psicológicos comunes

Ciertos comportamientos y manías que buscan la aceptación social dentro de las relaciones son en realidad elementos de disrupción. 

10 noviembre, 2017 03:14

Noticias relacionadas

A todos nos gustaría relacionarnos con gente igual a nosotros, pero no siempre puede ser así y la presión social para gustarle a alguien suele hacer que modifiquemos nuestra conducta. Lo cierto es que existen patrones universales a la hora de comportarnos para caer bien a otros, y muchas veces actuamos de forma contraproducente. La ciencia ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en analizar estas pautas sociales y diversos estudios apuntan qué tipo de personalidades y actos generan rechazo hacia la persona que acabamos de conocer.

Hacer dudar sobre tu honestidad

Es crucial mostrarte natural en una relación, pero también es cierto que bajo presión mucha gente tiende a sobreactuar. Esto suele acabar mal, ya que la otra persona termina percibiendo que no eres de confianza o que no estás siendo del todo sincero. Tantear cuáles son los gustos y aficiones de la otra persona es normal, pero llevarlo demasiado lejos puede resultar un tanto inquietante.

Un estudio de la Universidad de Illinois descubrió que una revelación mutua de gustos suele funcionar, pero si esto acaba siendo un interrogatorio por una de las partes no. Distraer la atención hacia la vida del otro suele ser una estrategia bastante habitual entre las personas tímidas o con ansiedad social, pero el intercambio de información debe ser mutuo al inicio de una relación para generar simpatía y cercanía. Otro estudio de la Universidad de Oregón reveló que las personas que ocultan y reprimen sus sentimientos son percibidas como "menos agradables y más inseguras".

Por otro lado, actuar de forma sospechosamente agradable también puede generar desconfianza. A través de un juego experimental, el Desert Research Institute quiso probar esta teoría con participantes que estuviesen ocultos entre ellos y tuviesen libertad para actuar de forma totalmente desinteresada. Al final, se mostró a todos los voluntarios las acciones de unos y otros y se les pidió que calificarán a los jugadores individualmente para formar equipos. Los más altruistas fueron calificados tan negativamente como los más codiciosos, lo que revela que las personas sospechaban de los más bondadosos y creían que esa falsa sensación de seguridad luego se volvería en su contra.

La ciencia no engaña, a mayor naturalidad y ecuanimidad más éxito

La ciencia no engaña, a mayor naturalidad y ecuanimidad más éxito Pixabay

Actuar como un ególatra

Todos sabemos de gente encantada de haberse conocido a sí misma, y esto, especialmente cuando existe una creencia de superioridad, suele generar mucho rechazo en el resto. No obstante, la arrogancia a veces es muy sútil y, aunque no lo admitamos, todos pecamos un poco de ella cuando nos damos a conocer.

Uno de los comportamientos clásicos en estos casos es la falsa modestia, una forma encubierta de alardear (supuestamente) sin que se note. Pero normalmente suele ser cazada al vuelo, tal como lo describió un estudio de Harvard Business Review: "A pesar de la creencia de que combinar fanfarronería con humildad otorga beneficios a nuestra estrategia, en realidad la falsa modestia es contraproducente, ya que se la considera insincera".

Cuestionar a alguien sus propias elecciones morales tampoco resulta agradable. Un artículo publicado en el Journal of Consumer Psychology indica que la moral y la ética de una persona forman una parte muy importante de su identidad, y que muchas veces tendemos a compararlas con las nuestras, cuando esto solo genera una confrontación directa y en la mayoría de los casos un rechazo.

Aunque seguramente el premio al rey de las impertinencias sea para aquellos que aman corregir los errores gramaticales de otra persona. Habrá gente que lo haga con buena intención, pero señalar los errores de otra persona, especialmente en una cita, arroja una flagrante imagen de soberbia y rara vez sienta bien. Un estudio de la Universidad de Michigan descubrió que comportarse como un grammar nazi (un nazi de la gramática) suele indicar a la otra persona una falta de amabilidad y modales importante.

Parecer una persona desesperada

El estrés de una primera cita y el miedo a ser rechazado suelen notarse, y de ello se deduce una baja autoestima, que por lo general genera desconfianza en alguien que acabamos de conocer. El citado estudio de la Universidad de Illinois también hace referencia a la percepción negativa hacia la gente que cuenta demasiado pronto sus intimidades y secretos. Es cierto que es necesaria una revelación de información mutua, pero también debe ser paulatina y no contarlo todo desde el minuto uno.

Pasarse con la fanfarronería o la humildad genera rechazo

Pasarse con la fanfarronería o la humildad genera rechazo PIxabay

Este es un tema muy interesante en la era de las redes sociales, puesto que cada día la intimidad de la gente está más expuesta y por lo general, y en contra de lo que se piensa, suele generar desconfianza. Según un estudio de la Birmingham Business School, las personas que cuelgan demasiadas fotos y publicaciones en Facebook diluyen la sensación de conexión íntima con los demás. No solo eso: tener muchos amigos en la red social por excelencia a veces se percibe como desesperación social. Ser un poco reservado aporta un grado personalidad y exclusividad, algo muy necesario para las relaciones humanas.