En 1960, la FDA, organismo que regula los fármacos en EEUU, aprobó un medicamento que marcó un hito en la historia del feminismo. El nombre comercial era Enovid y su indicación, insólita hasta la fecha: prevenir el embarazo tras una relación sexual. 

Pasaron los años y lo que pronto se conoció con el nombre genérico de la píldora -en España no se legalizó hasta 1978- se convirtió en un fármaco habitual en el botiquín de millones de mujeres, que disponían de una opción para evitar la maternidad de forma reversible. 

Mientras la fémina que optaba por esta opción tenía que acordarse de tomar el anticonceptivo a diario, el hombre carecía de una opción similar: su alternativa era el preservativo, un método muy eficaz pero del que muchas personas reniegan, al menos a la hora de utilizarlo en todas las relaciones sexuales. 

Más de medio siglo después de la aprobación de Enovid, ningún científico ha conseguido desarrollar un fármaco equivalente para el varón. La píldora masculina se resiste hasta ahora a la ciencia. 

La revista Science se hace eco de un hallazgo en ratones que podría suponer un avance en este sentido. Científicos de la Universidad de Osaka (Japón) han demostrado que la aplicación de dos inmunosupresores -fármacos que se utilizan en trasplantados para evitar el rechazo a lo órganos recibidos de un donante- consigue que el esperma de los animales sea incapaz de fecundar un óvulo, incluso con fecundación in vitro, es decir, en la probeta de un laboratorio. 

El experimento ha demostrado que una proteína, la calcineurina, se presenta de forma específica en las células que componen los espermatozoides y que está regulada por dos genes. Al desactivarlos, que fue lo que lograron con estos medicamentos, se consigue la ansiada infertilidad masculina reversible.

Los ratones tardaron entre cuatro o cinco días en producir esperma infértil y, tras dejar de consumir el fármaco, recuperaron su fertilidad en una semana. 

Todo un reto científico

Si los resultados se pudieran trasladar a humanos, algo que los autores del trabajo no se atreven a asegurar, la píldora masculina podría llegar a ser una realidad. No es la primera vez que se intenta y, de hecho, existen varios compuestos en estudio. Pero ¿por qué se tarda tanto en encontrar este medicamento?

Para Javier Romero, andrólogo de la Clínica de la Luz, el problema es que hasta ahora la mayoría de los intentos eran tratamientos de acción hormonal. "Aunque algunos han mostrado eficacia a la hora de prevenir embarazos, alteraban también la testosterona, por lo que tenían efecto secundarios sobre el estado de ánimo, cognitivos y otros muchos procesos en los que interviene esta hormona tan importante para el varón", resume. 

El experto señala además que no se trata de un nicho para el que haya una gran necesidad. La razón: existe una alternativa fácil, barata y, al contrario de lo que mucha gente cree, reversible. Se trata de la vasectomía, una operación que, en la actualidad, se realiza "sin bisturí y en media hora".

El andrólogo reconoce que no es un método apto para los más jóvenes (aunque es reversible, sí se necesita pasar por el quirófano para ello). Pero apunta a que este segmento de la población debería optar más por "métodos de barrera" para evitar también las enfermedades de transmisión sexual. 

"Quizás para jóvenes en relaciones estables sí podría tener sentido el desarrollo de una píldora masculina", reflexiona. 

La ciencia, sin embargo, sigue buscando ese Santo Grial. Lo demuestra tanto esta última publicación de Science como la cantidad de compuestos en investigación que tratan de masculinizar la píldora. The Guardian recogió recientemente los principales avances en este sentido:

  • Vasalgel. Este gel de polímeros empezará sus ensayos en humanos a principios de 2016. Se inyecta en el escroto, en los conductos por los que viaja la eyaculación. Según estudios realizados en animales, su eficacia podría durar cuatro años y la inyección de otra sustancia en el mismo lugar revertiría casi de inmediato su efecto anticonceptivo. 
  • La píldora de las sábanas limpias. También en ensayos con animales (en este caso, ovejas) esta combinación de dos principios activos -fenoxibenzamina y tioridazina- evita la contracción muscular e impide así que el esperma salga del pene, aunque permite experimentar el orgasmo. Provocaría una especie de eyaculación seca, algo similar a lo que se persigue con el sexo tántrico. 
  •  Gendarussa. La mayor base de datos de ensayos clínicos, Pubmed, recoge alrededor de 20 realizados con esta planta de Indonesia, pero ninguno enfocado al campo de la infertilidad masculina. Aún así, diversos medios de comunicación la bautizaron en 2014 como la nueva "píldora masculina" tras el anuncio de la compañía indonesia PT Indo Farma de buenos resultados en ensayos clínicos aún no publicados.
  • Epididymal. Un inhibidor de la proteasa, la misma familia a la que pertenecen varios fármacos para el VIH, ha demostrado en animales un efecto sobre la fertilidad masculina. La acción del fármaco, que podría consumirse de forma oral o implantarse debajo de la piel, consiste en evitar que los espermatozoides se dirijan al óvulo y lo fecunden. 
  • JQ1. La prestigiosa revista Cell recogía en 2012 un estudio sobre el efecto de una terapia génica, inicialmente desarrollada para el cáncer, sobre la capacidad reproductiva masculina. En seis semanas, consiguió que los animales en los que se probó lograran la infertilidad, que regresó tres meses después de su aplicación.