
La nutricionista Sandra Moñino.
La nutricionista Sandra Moñino advierte a España sobre el desayuno: "No vale con dos kiwis y un café. Ponle yogur"
La especialista apunta que un desayuno eficaz y equilibrado no debería incluir solo estos dos tipos de alimentos.
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Durante años, el desayuno ha sido considerado "la comida más importante del día", una afirmación repetida hasta el cansancio por campañas de salud, madres preocupadas y libros de nutrición pero que la ciencia se ha encargado de desmentir. Sin embargo, en una época donde las tendencias alimenticias van desde el ayuno intermitente hasta los desayunos proteicos y bajos en carbohidratos, la pregunta vuelve a surgir: ¿cómo de importante es realmente el desayuno, y cómo debe ser? La nutricionista Sandra Moñino, en una reciente entrevista en el podcast Con jengibre y limón, ha querido dejar claro su punto de vista.
"Ya no es por el pico de glucosa", afirma Moñino. "Yo siempre digo que cuando comemos tenemos que comer con un objetivo". En opinión de la especialista, la alimentación debe tener un propósito más allá del simple hecho de calmar el hambre o seguir una rutina. Comer debe nutrirnos, y eso aplica especialmente a la primera comida del día. El desayuno no solo marca el inicio de nuestra jornada, sino que también condiciona nuestra energía, concentración y bienestar durante la mañana.
La nutricionista insiste en que "la primera comida del día tiene que ser de las comidas más nutritivas". Esto significa elegir alimentos de calidad, que sacien y que aporten una buena cantidad de nutrientes. Aunque muchos tienden a elegir opciones rápidas o ligeras, como un café con un par de frutas, esta práctica puede resultar insuficiente para sostenernos hasta la próxima comida.
Moñino es clara al respecto: "Tú con dos kiwis y un café no vas a aguantar toda la mañana. Te va a entrar hambre". Esta afirmación pone en tela de juicio muchos desayunos considerados "ligeros y saludables" por parte de quienes buscan cuidar su figura o ahorrar tiempo. Según la nutricionista, un desayuno eficaz debería incluir alimentos que proporcionen energía sostenida, proteínas, grasas saludables y fibra.
Por ejemplo, recomienda complementar el desayuno con yogur —preferiblemente natural o griego— acompañado de un puñado de frutos secos, cacao rallado o semillas como lino o chía molidas. Estos ingredientes no solo añaden valor nutricional, sino también textura, sabor y mayor saciedad. "Incorpora un yogur, ponle un puñado de frutos secos o ponle un poco de cacao rallado. Incorpora semillas también, de lino o de chía molidas. Completar un poquito más ese desayuno. O un huevo cocido", afirma la experta.
La nutricionista es partidaria de romper con los esquemas tradicionales del desayuno. "Otra de las típicas cosas que siempre pensamos: las típicas tostadas, la tortilla o el yogur… pero no pensamos en que se pueden hacer también desayunos tipo con un poco de pepino, unas fresas, unas aceitunas, huevo revuelto con gambitas…".
Este tipo de alimentos abren la puerta a todo tipo de combinaciones que, según Moñino, pueden perfectamente formar parte del desayuno. La clave está en la variedad y la calidad de los ingredientes. Desayunar pepino, como ella sugiere, no solo es válido, sino recomendable si va acompañado de otros elementos que aporten equilibrio nutricional.
Lo cierto es que son muchos los nutricionistas que sostienen que no hay un único desayuno perfecto. Cada persona tiene necesidades diferentes según su edad, estilo de vida, nivel de actividad física y objetivos de salud. Pero el consejo de Moñino apunta a desayunar con consciencia. Elegir los alimentos no solo por costumbre o conveniencia, sino pensando en cómo nutrirán.
Además, es importante destacar que, aunque el desayuno puede ser muy beneficioso, no es obligatorio. Para quienes practican ayuno intermitente o no tienen hambre por la mañana, lo fundamental es mantener una alimentación equilibrada durante el resto del día. No se trata de imponer reglas rígidas, sino de escuchar al cuerpo y actuar con intención.
Así, Moñino apuesta por disfrutar de la comida teniendo claro un objetivo: "Que te sacies. Que te nutras. Que puedas aguantar con ese desayuno toda la mañana perfectamente", resume la experta. Es decir, empezar el día no solo con el estómago lleno, sino con el cuerpo nutrido.