
Gabriela Trifan es neuróloga en la Universidad de Illinois en Chicago.
Gabriela Trifán, neuróloga: "Una dieta rica en aguacate, tomate y aceite de oliva evita la atrofia cerebral y la inflamación"
La especialista explica que se pueden introducir alimentos típicos de la gastronomía latinoamericana en la dieta mediterránea.
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El seguimiento estricto de la dieta mediterránea se relaciona con una mejor salud cerebral, afirma un estudio preliminar presentado en la Conferencia internacional sobre derrame cerebral 2025 de la American Stroke Association. Sus componentes son las frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, nueces y semillas. El aceite de oliva es la fuente principal de grasa, e incluye cantidades bajas o moderadas de productos lácteos, huevos, pescado y aves.
Sin embargo, hay otros alimentos que no son de origen mediterráneo sino americano, y también pueden incluirse en una dieta neurosaludable, explica Gabriela Trifan, neuróloga en la Universidad de Illinois en Chicago y autora del estudio. Frijoles, maíz, tomates, pimientos, aguacate y pescados típicos de la gastronomía latina pueden formar parte de una dieta mediterránea modificada.
Los investigadores observaron que el impacto positivo de la dieta mediterránea en la salud cerebral no está totalmente influenciado por factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial, los niveles de colesterol y la glucosa en sangre. Tampoco por factores de riesgo conductuales como el tabaquismo y la actividad física.
"Hemos observado que la salud cardiovascular afecta directamente a las estructuras cerebrales; el efecto de la dieta mediterránea en la comunicación entre las regiones del cerebro sigue siendo en cierta medida independiente de la salud cardiovascular", explica Trifan.
"Incluso al considerar la edad y la salud cardiovascular en las personas que consumieron una dieta mediterránea, el cerebro demostró una mejor organización de las fibras que conectan diferentes regiones cerebrales y una mejor comunicación, conocida como integridad de la sustancia blanca", prosigue. "Otros estudios han demostrado que la adherencia a la dieta mediterránea está relacionada con una menor pérdida de volumen cerebral, llamada atrofia".
Los investigadores utilizaron técnicas de imágenes especializadas para investigar los cambios microscópicos y visibles en el cerebro. Se midió la adherencia a la dieta mediterránea al inicio del estudio y cada participante recibió una puntuación de entre 0 y 9, en una escala en la que las puntuaciones más altas indicaban una mayor adherencia. La puntuación media de la dieta mediterránea fue de 5.01.
Después de considerar otros factores que podrían afectar la salud cerebral, el análisis reveló que por cada aumento de un punto en la puntuación de la dieta mediterránea, hubo una mejora en la integridad de la sustancia blanca (organización y comunicación dentro del cerebro). Y también hubo menos evidencia de daño estructural en el cerebro, según lo evaluado por la carga de hiperintensidad de la sustancia blanca (un marcador importante de la enfermedad cerebral de los vasos pequeños).
"Esto sugiere que incluso pequeñas mejoras en la dieta mejoraron la integridad cerebral", concluye Trifan. "Las dietas saludables, y en particular la dieta mediterránea, mejoran la integridad de la sustancia blanca al reducir la inflamación, el estrés oxidativo, y mantiene la salud de los vasos sanguíneos del cerebro y niveles estables de glucosa en sangre, todos factores importantes para una salud cerebral óptima".