Los mariscos deben consumirse sin abusar, y especialmente sin salsas grasas.

Los mariscos deben consumirse sin abusar, y especialmente sin salsas grasas. Ricardo Rubio / Europa Press

Nutrición Navidades

Los cuatro alimentos de Navidad con fama de calidad que los médicos piden eliminar de la dieta

Aunque se consideran de alta calidad gastronómica, su abuso en fiestas se relaciona con problemas nutricionales y de salud.

31 diciembre, 2022 02:53

La Navidad es sinónimo de comidas copiosas. Salsas, carnes, guisos, chocolate, fruta escarchada, nata, alimentos y preparados que por lo general esquivan la etiqueta de saludables.

Durante estas fiestas, la tradición dictamina lo que se sirve en la mesa. Y aunque durante años no haya recaído ningún reproche sobre estas recetas, la ciencia se ha encargado de analizar qué efectos pueden tener los excesos de grasa saturada, alimentos procesados y azúcar sobre el organismo.

El resultado es que algunos de estos platos, aunque de reconocida calidad gastronómica, no deben ser objeto de abusos con la excusa de la Navidad según el criterio de médicos y nutricionistas.

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Gambas con mayonesa

Este tándem entre tierra y mar recibe varios nombres, como la ensalada marina. Básicamente se trata de marisco y de una salsa que en la mayoría de ocasiones es mayonesa. Se elabora con huevo, aceite, vinagre o zumo de limón y sal y a pesar de su sencillez, ronda las 680 calorías por cada 100 gramos.

El baremo de 'más o menos saludable' va a depender también de si se trata de mayonesa casera o industrial. "Las que venden en el supermercado suelen tener muchos más ingredientes y muchas no están hechas con un aceite de calidad", explica Natalia Moragues, dietista-nutricionista y farmacéutica, en un artículo de EL ESPAÑOL. "Las industriales pueden llevar todo tipo de conservantes o aditivos cuyo consumo no es recomendable", añade la experta.

Como la mayonesa requiere de mucho aceite, la industrial tiende a emplear aceite de mala calidad, por lo que la calidad del producto final empeora. "No estamos hablando de que en lugar de un poco de aceite de oliva lleven un poco de aceite vegetal, sino que lleva un montón de aceite. Es prácticamente todo grasa", destaca la nutricionista.

Las consecuencias de consumir este plato son el aumento de colesterol y del riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas. Por su parte, las gambas tienen un alto contenido de sodio y el exceso de este puede contribuir a aumentar la presión arterial y elevar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Cochinillo al horno

Otro de los platos más comunes en las mesas de Navidad es el cochinillo asado, fuente de muchas calorías que, si se consume en grandes cantidades, puede contribuir a un aumento de peso y obesidad. Además, también contiene mucha grasa saturada, lo que puede aumentar el nivel de colesterol en la sangre y el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.

El exceso de carne roja en la dieta se ha relacionado con un aumento en la incidencia de cualquier tipo de cáncer. Además, este tipo de carne tiene más calorías que el cerdo convencional -por cada 100 gramos de esta carne obtenemos 286 calorías- ya que aporta más grasas y menos proteínas, concretamente un 24% y un 17%, respectivamente.

Embutidos

En el año 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que declaraba la carne roja y la procesada como potenciales carcinógenos. Es decir, que varios estudios habían encontrado una relación entre el consumo habitual de estos alimentos con el posterior desarrollo de cánceres de colon y recto. El embutido es una carne procesada según la definición que el mismo organismo da. "Esta se refiere a la carne que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación".

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La ciencia actual es clara al respecto: consumir carne procesada aumenta el riesgo de padecer cáncer colorrectal, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares en general, como señala el presidente del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, Frank Hu, en The New York Times.

En el mismo artículo, la directora científica principal de Investigación Epidemiológica de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, Marji McCullough, explica que el principal problema parece ser el procesamiento de este tipo de alimento. La conserva o el proceso de curado con nitratos y nitritos puede crear sustancias químicas cancerígenas en los alimentos, contribuyendo así al riesgo de padecer cáncer.

Otro estudio, liderado por la Universidad de Oxford y respaldado por la organización Cancer Research UK (CRUK), reveló que la carne procesada representa un mayor riesgo para la salud que la carne roja. Vinculando su consumo con un aumento de las probabilidades de sufrir cáncer colorrectal hasta en un 20% por cada 25 gramos de carne procesada al día, y en un 19% por cada 50 gramos de carne roja.

Turrón

Es cierto que el turrón es sinónimo de Navidad, pero también lo puede ser de diabetes tipo 2, obesidad y problemas cardiovasculares. Este preparado está lleno de azúcar. Un turrón de chocolate tiene 130 gramos de azúcar (unos 32 terrones de azúcar) en 260 gramos de producto.

"Tenemos que diferenciar los turrones tradicionales, como el de Jijona, que tiene más o menos un 30% de azúcar, de los turrones más modernos, que son variedades tipo praliné o chocolate. Estos pueden llegar a tener hasta un 70% de azúcar", asegura Antonio R. Estrada, impulsor de Sinazucar.org, en este artículo de EL ESPAÑOL.

Los turrones de autor tampoco se libran, como los del cocinero de DiverXO, Dabiz Muñoz, que en la escala Nutriscore tienen una E, la nota más baja. Las tabletas de turrón de este gurú de la cocina, contienen 39 gr. de grasas por cada 100 gramos. 20 gramos de cada 100 de productos ya se considera un contenido alto. Además, contiene 16 gramos de grasas saturadas de cada 100. El resto tampoco deben de ser consideradas saludables, ya que provienen de aceites refinados e hidrogenados.

El 40% de este producto son hidratos de carbono sin más, de los que el 35% son azúcares y el resto son harinas refinadas y almidones principalmente, que también tienen índices glucémicos altísimos. "Este turrón es un alimento ultraprocesado, lleno de calorías vacías y azúcar. Es más una experiencia que un alimento", explica Concepción Martínez, dietista y nutricionista.