Edulcorante no calórico.

Edulcorante no calórico.

Nutrición Edulcorantes

Los tres ingredientes con fama de sanos que tomamos cada día pero aumentan los infartos

Lejos de ser inocuos, los edulcorantes sin calorías tienen efectos negativos para la salud a los que se suman ahora los accidentes cerebrovasculares. 

8 septiembre, 2022 03:00

Los edulcorantes artificiales no calóricos han revolucionado en los últimos años la industria alimentaria, permitiendo comercializar bebidas, refrescos o postres sin azúcares añadidos e incorporando 'cero calorías' a la hora de endulzar. Es una industria que mueve 7.000 millones de euros en todo el mundo, pero su consumo continuado se relaciona con alteraciones en la microbiota y enfermedades metabólicas, problemas de tensión arterial y paradójicamente, el sobrepeso.

El último de los estudios en esta línea, realizado sobre una amplia muestra de adultos franceses y publicado en The BMJ, ha detectado un nuevo y preocupante efecto del abuso de estos edulcorantes. Un consumo excesivo estaría directamente relacionado con un aumento de la incidencia de enfermedades cardiovasculares, incluidos los ataques al corazón y los infartos. Aunque los factores de riesgo ya identificados como la hipertensión y la inflamación ya vinculaban estos aditivos a los problemas circulatorios, quedaba pendiente evidenciarlo cuantitativamente.

Para ello, investigadores del Instituto Nacional para la Salud y la Investigación Médica de Francia (Inserm por sus siglas en francés) recopilaron datos de 103.388 participantes del estudio NutriNet-Santé, una encuesta online lanzada en 2009 para ayudar a investigar la relación entre la alimentación y la salud. El 80% de los participantes eran mujeres, con una media de edad de 42 años. Su consumo dietético de edulcorantes no calóricos se determinó mediante registros cada 24 horas, excluyendo factores diferenciales de salud, hábitos de vida y demografía.

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Se contabilizaron los edulcorantes de cualquier fuente alimentaria -bebidas, pastillas y sobres de mesa, productos lácteos- y de cualquier tipo, destacando tres muy comunes: el aspartamo, el acesulfamo-K y la sucralosa. Recopilados los datos, los investigadores determinaron que más de un tercio (37%) de los participantes los consumían, tomando 42,46 mg diarios de media. Esto equivaldría a un sobre de edulcorante de mesa o a un refresco 'cero' de 100 ml.

Aquellos que realizaban un consumo más abundante tendían a ser más jóvenes, a tener un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor, eran más propensos a fumar, a tener una vida más sedentaria y a hacer dietas de adelgazamiento. Su ingesta energética diaria era menor, y tomaban menos alcohol, grasas saturadas y poliinsaturadas, fibra, carbohidratos, fruta y verdura. Por el contrario, se alimentaban con una mayor cantidad de carne roja y procesada, lácteos, bebidas 'cero' y sodio (sal), productos indicativos de una 'dieta occidental' rica en ultraprocesados. 

El periodo de seguimiento se prolongó durante nueve años, y se registraron 1.502 eventos cardiovasculares. Estos incluyeron ataques al corazón, anginas de pecho, angioplastias -cirugía para ensanchar arterias obstruidas o estrechadas-, ataques isquémicos transitorios, e infartos. El incremento del riesgo cardiovascular se pudo relacionar con el consumo total de edulcorantes artificiales, del orden de 346 casos por cada 100.000 en las cohortes de grandes consumidores frente a los 314 por cada 100.000 entre quiénes no los toman.

El riesgo de accidentes cerebrovasculares -infarto cerebral- era el más afectado por el consumo de edulcorantes, subrayan los autores. Si es de 150 casos por cada 100.000 en la población general, ascendía a 195 por cada 100.000 entre quiénes los toman. Esto era especialmente cierto en el caso del aspartamo, mientras que el acesulfamo y la sucralosa se identificaron con un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria. Este último endulzante disparó los casos de 161 a 271 por cada 100.000.

Al tratarse de un estudio tan amplio y en base a datos precisos, los investigadores consideran que respalda las principales recomendaciones de las guías dietéticas oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) entre otras. Estas determinan que, desde el punto de vista de la salud cardiovascular, no se puede considerar que la sustitución del azúcar por los edulcorantes no calóricos suponga una ventaja