Los snacks entre horas siguen siendo uno de los grandes problemas de la Dieta Occidental, dado que se suele tratar de alimentos ultraprocesados, muy densos calóricamente, pero reducidos en cantidad y calidad nutricional. Y, a su vez, estos mismos aperitivos podrían ser los grandes causastes del aumento del riesgo cardiovascular entre la población.

Al menos así lo sugeriría un nuevo trabajo publicado en el Journal of The American Heart Association, la revista de la American Heart Association (AHA): los snacks ricos en almidón, como aquellos basados en patata blanca, se asociarían con un 50% más de riesgo de mortalidad en general, y un 44-57% más de riesgo de mortalidad relacionada con la enfermedad cardiovascular.

Sin embargo, aún hay esperanza. El mismo estudio habría sugerido que, en la otra cara de la moneda, el consumo de frutas, verduras o productos lácteos en comidas específicas se asociaría con un menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, cáncer o cualquier causa.

Como bien apunta Ying Li, Ph.D., autor principal del estudio y profesor del Departamento de Nutrición e Higiene Alimentaria de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Médica de Harbin, actualmente son cada vez más aquellas personas preocupadas por lo que comen, y también por cuándo comen. Por ello, Li y su equipo han intentado comprender mejor los efectos de determinados alimentos y su momento de consumo.

Así pues, para el estudio se analizaron datos de 21.503 participantes de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (NHANES) llevada a cabo en Estados Unidos entre 2003 y 2014, en la cual se evaluaron los patrones dietéticos de los participantes en todas las comidas.

Para analizar estos resultados, los investigadores usaron el Índice Nacional de Mortalidad de los CDC de los Estados Unidos, teniendo en cuenta las muertes producidas hasta el 31 de diciembre de 2015, y sus causas.

Durante el estudio, los investigadores clasificaron los patrones dietéticos de los participantes según los alimentos consumidos en diferentes comidas. Para las comidas principales se identificaron tres patrones determinados.

- En el desayuno: desayuno occidental, desayuno con almidón y desayuno de frutas.

- En la comida o almuerzo: comida occidental, comida de verduras y comida de frutas.

- En la cena: cena occidental, cena de verduras y cena de frutas.

Para los aperitivos o comidas entre horas hubo hasta cuatro patrones: snacks de granos, snacks con almidón, snacks de frutas y snacks lácteos. Y, por su parte, si había participantes que no encajaban en patrones de alimentación específicos, se analizaron como un grupo a parte.

Patrones dietéticos y riesgo cardiovascular

Según pudieron identificar los investigadores, el patrón dietético occidental era el que consumía proporciones más altas de grasas y proteínas, de forma similar a lo que se produce en muchas comidas en los países industrializados.

Por otro lado, respecto a las comidas o almuerzos en especial, de nuevo la comida occidental se caracterizaba por ser la comida más rica en granos refinados, grasas sólidas, queso, azúcares añadidos y carne curada, respecto a las comidas de otros grupos.

Por su parte, los participantes del grupo de comida o almuerzo basado en frutas fueron los que consumieron la mayoría de las porciones de cereales integrales, frutas, yogur y frutos secos en el momento de la comida, respecto a los otros grupos.

Finalmente, en cuanto a la cena se refiere, los participantes de la cena basada en vegetales fueron los que consumieron la mayoría de las porciones de vegetales oscuros, vegetales rojos y anaranjados, tomates y otras verduras y legumbres.

Así pues, respecto a las diferentes comidas y el riesgo de mortalidad, las conclusiones del estudio fueron:

- Una comida o almuerzo occidental (basada en granos refinados, queso y carne curada) se asociaría con un 44% más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.

- Una comida o almuerzo basado en frutas se asociaría con un 34% menos de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.

- Una cena a base de verduras se asociaría con un 23% menos de riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular, y un 31% menos de mortalidad por cualquier causa.

- Un snack rico en almidón, basado en patata blanca por ejemplo, tras cualquier comida, aumentaría el riesgo de mortalidad por cualquier causa hasta un 50-52%, y el riesgo de mortalidad cardiovascular en especial hasta un 44-57%.

Por todo ello, los investigadores sugieren que no solo importa la cantidad, sino también el momento de consumo de algunos alimentos, y si se producen snacks entre comidas principales o no, y también su composición.

A pesar de todo, el estudio no carece de limitaciones: se trata de patrones dietéticos autoinformados mediante encuestas, y es posible que hubiese factores de confusión que no se llegaron a tener en cuenta.

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