Las dudas sobre llevar a cabo un tipo de dieta u otro en la compleja lucha por perder peso son muy habituales hoy en día. Dudas que, a su vez, crecen exponencialmente a medida que se acerca la época estival, aunque cualquier momento del año es buen momento para iniciar un estilo de vida saludable.

Y, aunque de forma continua se habla sobre los beneficios de diferentes dietas como la dieta mediterránea, la dieta DASH, la dieta cetogénica, la dieta paleolítica, la dieta del Mar Báltico o incluso de la asociación con el ayuno Intermitente, la realidad es que, de una forma u otra, la mayoría de estas dietas conducen a una pérdida de peso y una mejora de la tensión arterial disminuida durante los primeros seis meses, e incluso durante el primer año. Sin embargo, tras ese tiempo, los efectos desaparecen.

Según un nuevo trabajo, publicado en el British Medical Journal, la evidencia actual sugiere que la mayoría de los métodos alimentarios más populares sí tienen claros efectos en la pérdida de peso, y también en mejoras a nivel de factores de riesgo cardiovascular, sobre todo durante los seis primeros meses, en comparación a la típica 'dieta occidental'.

Sin embargo, tras el paso de 12 meses, la reducción de peso tiende a disminuir, y las mejoras en la salud cardiovascular desaparecen casi por completo. La única excepción sería la dieta mediterránea, donde se produce una clara reducción del colesterol LDL o "colesterol malo".

Desde el año 1975 hasta la actualidad, se calcula que la obesidad se ha triplicado en todo el mundo, un hecho que a su vez ha dado lugar a multitud de recomendaciones dietéticas con el objetivo de lograr la pérdida de peso y la reducción del riesgo cardiovascular de la población general.

Sin embargo, dado el gran número de dietas que se han ido popularizando durante los últimos años, no ha habido un análisis exhaustivo que comparase el impacto relativo de las diferentes dietas en cuanto a pérdida de peso y mejora de salud cardiovascular se refiere.

Por ello, un equipo internacional de investigadores se propuso determinar la efectividad relativa de las dietas más populares en adultos con sobrepeso u obesidad. Para ello, se basaron en los resultados de 121 ensayos clínicos llevados a cabo con 21.942 pacientes de unos 49 años de edad promedio. En todos los casos seguían una dieta popular determinada o bien una dieta control, e iban informando sobre su pérdida de peso y mejoras en diferentes factores de riesgo cardiovascular.

Se agruparon las dietas según patrones de macronutrientes (bajas en carbohidratos, bajas en grasas y macronutrientes moderados), y según 14 programas dietéticos populares (dieta Atkins, DASH, Mediterránea, etc).

En comparación a una dieta occidental habitual en la población general, las dietas populares moderadas en macronutrientes tan solo reducían el peso y la presión arterial ligeramente. Pero algunas dietas populares como la Atkins, DASH y 'dieta de la Zona' tuvieron un mayor efecto sobre la pérdida de peso (entre 3.5 y 5.5 kg en seis meses). Pero ninguna mejoró de forma significativa los niveles de colesterol HDL o "colesterol bueno" durante el mismo tiempo.

Pero, cuando pasaban 12 meses, la pérdida de peso disminuía en todos los patrones dietéticos analizados; además, los beneficios para los factores de riesgo cardiovascular también disminuían, con la excepción de la Dieta Mediterránea y su potencial para reducir el colesterol LDL.

Cabe destacar, como puntualizan los mismos investigadores, que existían muchas diferencias en los diseños de los estudios, además de ser de calidades diferentes, algo que podría limitar estos hallazgos y su precisión. Aún así, los mismos autores respaldan su solidez.

Finalmente, los autores sugieren que las diferencias entre las diferentes dietas son pequeñas y escasamente significativas, por lo que recomendarían a la población general elegir la dieta que prefieran y sean capaces de cumplir, sin preocuparse en gran medida por sus beneficios, dado que se consigue un objetivo similar con todas.

Existe una amplia variedad de opciones, pero ninguna es "la mejor". Tan solo sugieren que cualquier tipo de método alimentario se base en 'alimentos reales', priorizando frutas, verduras, legumbres, granos enteros, grasas naturales y no procesadas y un menor nivel de azúcar y sal, evitando a ser posible cualquier nivel de alcohol.

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