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    La fibra, un gran aliado

    ¿Es posible adelgazar comiendo alimentos con muchas calorías? A priori, la respuesta lógica a esta cuestión es no. Sin embargo, en temas relacionados con la ciencia, lo más lógico no es siempre lo más correcto. De hecho, hay alimentos muy calóricos que son utilizados de forma habitual en el contexto de dietas de pérdida de peso. Estos alimentos, aunque tienen un importante componente lipídico, también suelen aportar grandes cantidades de fibra, favoreciendo la saciedad y aminorando la sensación constante de hambre.
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    Nueces

    Las nueces son uno de los frutos secos más calóricos que existen. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), 100 gramos de este alimento extraído del nogal aportan alrededor de 600 kilocalorías. Se trata de un alimento tan energético porque tiene un alto porcentaje en grasas saludables (un 59%). Las nueces son ricas en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. 

    Además, también son una importante fuente de fibra ya que aportan 6,7 gramos de este nutriente a la dieta. Tal y como han demostrado distintos estudios, los frutos secos son un excelente alimento cuyo consumo está asociado a una menor mortalidad por todas las causas y a una reducción del colesterol. Así, uno de los últimos trabajos publicados sobre la influencia del consumo de frutos secos en el peso, realizado sobre una muestra de casi 400.000 personas, concluyó que “una mayor ingesta de frutos secos se asocia con un aumento de peso reducido y un menor riesgo de sobrepeso u obesidad”. 
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    Lentejas

    Las legumbres son otro grupo de alimentos que, pese a ser muy saludables, tienen mala fama debido a la gran cantidad de energía que aportan a la dieta y (por qué no decirlo) a las molestias gastrointestinales que pueden llegar a provocar. En realidad, tanto los garbanzos, como las alubias o las lentejas son alimentos muy completos y saludables. Éstas últimas contienen 351 kilocalorías por cada 100 gramos. 

    Las lentejas poseen un alto contenido en proteínas de origen vegetal (hasta un 23%) y en hidratos de carbonos (54%). "También es importante su contenido en fibra -soluble e insoluble- (11,7 gramos por cada 100), lo que favorece el tránsito intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento", señala la FEN. Tal y como explica la Fundación Española del Corazón, las legumbres no sólo reducen el riesgo cardiovascular sino que, gracias a su elevado contenido en fibra, previenen también la obesidad y el sobrepeso. 
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    Cacahuetes

    Pese a que la mayoría de las personas creen que los cacahuetes son frutos secos (su perfil nutricional es muy similar al de una almendra, por ejemplo), en realidad pertenecen a la familia de las legumbres. Un puñadito de cacahuetes (alrededor de 100 gramos) aporta 599 kilocalorías a la dieta. Al igual que ocurre con los frutos secos, este alimento es una importante fuente de fibra y de grasa. Algo más del 8% del cacahuete es fibra. "Y casi el 50% del mismo está compuesto por grasas saludables", apunta la FEN. 

    Así, al igual que ocurre con las nueces, los cacahuetes suelen ser utilizados en dietas para perder peso debido a la gran saciedad que aportan. De esta forma, los dietistas-nutricionistas suelen recomendarlos (con mesura) como snack saludable para evitar llegar a las comidas principales con un hambre voraz. Las grasas mono y poliinsaturadas que los integran hacen de ellos un alimento rico en lípidos, pero muy saludable. 
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    Coco

    Las frutas son, junto con las verduras, el grupo de alimentos que menos calorías contiene. Sin embargo, hay algunas excepciones. El coco, la fruta más calórica que existe, aporta hasta 345 kilocalorías por cada 100 gramos. Es una cantidad similar a la que aportan legumbres como las lentejas. Al igual que el aguacate, se trata de una fruta muy rica en grasas saturadas, de ahí su contenido calórico. 

    Como el resto de frutas, también tiene un importante contenido en fibra. En este caso, 100 gramos de coco aportaría unos 10,5 gramos de fibra. Su consumo, al igual que el de manzanas, peras, plátanos o aguacates, no sólo es un factor de protección contra el sobrepeso y la obesidad, sino que, tal y como han demostrado distintos trabajos científicos, ayuda a adelgazar.