El director del Instituto Geociencias Barcelona del CSIC Joan Martí.

El director del Instituto Geociencias Barcelona del CSIC Joan Martí.

Medio ambiente

Joan Martí, el sabio de los volcanes: "La teoría del megatsunami es posible, aunque poco probable"

"El volcán del Teide está bien activo, se prepara para hacer erupción" / "Los volcanes son como las personas, cada uno es distinto" / "Los políticos se preocupan de lo que ocurre a 8 años vista, no a 40" / "La Geología es importantísima, pero no la vendemos bien".

26 septiembre, 2021 01:20

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—Hola, ¿Joan? 

—¡Sí! Hola, ¿qué tal? ¿Te importaría llamarme dentro de media hora? Es que entro ahora en directo y con esto de Puigdemont se ha retrasado la cosa.

Joan Martí (Balaguer, 1957) ha perdido la cuenta de las veces que ha sonado su teléfono esta semana. "Han sido muchas, muchas. Diría que demasiadas como para poder seguir con mi trabajo de forma normal", reconoce. "Pero bueno, lo que está ocurriendo es una cosa distinta y...". En realidad, la erupción del volcán de La Palma, que ha recrudecido su actividad explosiva en los últimos días, es algo distinto para el común de los mortales, pero no para este ilerdense que lleva décadas investigando la dinámica de estos monstruos de lava. "Cuando acabé el servicio militar tuve la oportunidad de dedicarme a los volcanes. Y hasta ahora: 40 años trabajando en lo mismo", explica en tono amable y con su característico acento catalán.

Martí, que reniega del apellido "vulcanólogo" (él es un "geólogo que estudia los volcanes"), es el actual director del Instituto Geociencias Barcelona del CSIC y toda una eminencia en su campo. Más de 250 publicaciones avalan la experiencia de este veterano científico que fue durante ocho años secretario general de la Asociación Internacional de Vulcanología y Química del Interior de la Tierra (IAVCEI), el cargo más alto en el mundillo de los volcanes, ha asesorado a la Comisión Europea en materia de riesgos naturales y ha salido hasta en una serie de Netflix.

Este científico ha pasado buena parte de su vida viajando hasta los lugares más inhóspitos de la tierra para conocer decenas de volcanes. Sin embargo, de entre todos, hay uno especialmente que le produce tanta fascinación como inquietud: el Teide. Un volcán "intrigante" cuya erupción, según reconoce, provocaría una catástrofe descomunal, muchísimo mayor que la que acontece estos días en La Palma.

-Para un vulcanólogo, la erupción es el desenlace final de un proceso largo que puede durar años. ¿Es también el momento más excitante?

-Pero no tanto por la erupción en sí, al menos en mi caso. Yo me dedico a entender la mecánica de los volcanes, a estudiar todo lo que ocurre antes y, digamos, a predecir cómo podría ser la erupción. Y la erupción es la confirmación de lo que has hecho. Para mucha gente la de La Palma es muy interesante, pero para mí es una más de muchas del mismo estilo. Lo interesante ha sido el antes: estar tiempo atrás mirando cómo podía ser. Después llegan los datos de que se está preparando y, cuando se produce, podemos confirmar lo estudiado. Es ahí cuando dices: "He acertado con datos reales". Ésa es la parte buena para mí. 

-¿Y ha acertado? ¿Qué les decían las investigaciones que estabais haciendo sobre el volcán de La Palma?

-Que iba a haber una erupción. Los indicadores eran muy fuertes porque se conjugaban los tres principales: la sismicidad, la deformación del terreno y la presencia de gases que sólo aparecen cuando hay magma que está subiendo a la superficie. Eso indica de una forma muy clara que va a ocurrir tarde o temprano. En ese sentido, en La Palma había una deformación importante, mayor que cuando se produjo la erupción de El Hierro; también había mucha sismicidad evolucionando muy rápido, y también vimos la presencia de gases que sólo están asociados al hecho de que haya magma muy cerca de la superficie. 

También teníamos los escenarios eruptivos de lo que podía ocurrir y dónde podía ocurrir. Nosotros hicimos un trabajo de máster sobre La Palma sin saber que iba a haber una erupción pero sí vimos que, en caso de que la hubiese, iba a ser en esta zona y con este tipo de lavas y cenizas.

-¿En cuántos volcanes ha estado a lo largo de estos 40 años? 

-Bueno, en erupción no tantos. He visto el Etna, el Estrómboli, en España he estado en un par, en Centroamérica, en Sudamérica, en China, en Indonesia, en Laponia... Pero realmente lo que a mí me interesa más es el pre. La fase que ocurre antes de la erupción y después, sobre todo, ver el post. Decir: "Vale, ahora ha terminado, me puedo acercar, ver los productos… Puedo tocarlos, puedo analizarlos…". Ahora, que hay tantos medios y tanta facilidad para filmar y fotografiar, también es muy bonito e instructivo asociar estos productos al momento en que se van produciendo. Es muy bueno tener registros gráficos porque te ayuda muchísimo a entender cómo ha ido la erupción. 

Joan Martí delante del volcán Cotopaxi, en Ecuador.

Joan Martí delante del volcán Cotopaxi, en Ecuador.

-¿Cuál es el volcán que más le ha impresionado?

-Me han impresionado muchos: algunos, por lo peligrosos que son; otros, por lo extraño; y otros, por lo impresionantes que son como paisaje y como volcanes en sí. El que más me gusta es el Teide y las Cañadas del Teide. Es uno de los más bonitos o el más bonito que hay en el mundo. También me interesa por las incógnitas que presenta. Es un volcán poco conocido del que se dice que está dormido. Pero nada de dormido. Sabemos que está bien activo, que se prepara para hacer erupción. La hará no sé cuándo, pero algún día la hará. Se trata de un volcán que no es tan efusivo como parece. Ha tenido fases de explosividad muy fuertes y, por tanto, todos esos factores lo hacen un volcán intrigante, además del riesgo que representa porque hay una población importante a su alrededor y le da un alto riesgo. No sólo por la peligrosidad que tiene, sino por lo que hay alrededor. 

-¿Se ha previsto que el Teide entre en erupción en los próximos años?

-No, en ese sentido no porque no hay indicios claros. Hay indicios de que es un volcán activo: hay magma debajo, el sistema está activo, ha entrado magma en diversas ocasiones en la parte central de Tenerife. Pero no está en proceso preeruptivo, que es lo que podría acabar en erupción. De momento no hay ningún síntoma. A lo mejor no lo vemos, pero es un volcán que hay que tener controlado. 

-Si entrase en erupción en algún momento, ¿supondría un desastre mucho mayor que el que ha supuesto el de La Palma?

-Sí, sin duda. 

-Por ejemplo, ¿podría llegar a Santa Cruz de Tenerife la lava?

-El problema del Teide tiene que ver con la parte del norte. Es un volcán que genera flujos piroclásticos y todo eso podría llegar abajo. En erupciones anteriores esos productos han llegado a la costa. 

-¿Os sentís los vulcanólogos esta semana como los nuevos epidemiólogos?

-Mira, acabo de salir en la televisión y les he dicho que no me llamasen vulcanólogo porque no lo soy. Yo soy geólogo y estudio los volcanes. He sido secretario general de la Asociación Internacional de Vulcanología durante ocho años, el cargo más alto en este mundo de los volcanes, pero la vulcanología no se estudia en ninguna universidad. Somos geólogos, físicos, matemáticos, que formamos grupos distintos en los que se estudian los volcanes. De hecho, me sorprende un poco cuando la gente adopta el adjetivo de vulcanólogo. Parece que es alguien que sale en una película de protagonista, con la chica guapa [bromea]... Y no me gusta. Además, estoy viendo estos días a mucha gente que no he visto nunca, en mi vida, en un congreso de vulcanología, y ahora los veo en las teles, en los periódicos y tal. Ese protagonismo que se nos da creo que no es bueno. 

En el fondo, el tema de los volcanes es algo muy delicado porque afecta a las personas. Nosotros lo que deberíamos hacer es trabajar, intentar que este efecto esté lo más reducido posible, y después, que las decisiones las tomen los políticos. Ahí no tenemos que intervenir. Me molesta un poquito cuando veo a tanta gente dispuesta a salir con tanta facilidad en los medios. Yo, si me lo piden, no hay problema, salgo; pero realmente no es mi intención. Mi labor es informar y aclarar, porque en las redes sociales también se publica cada cosa... Cosas que son innecesarias y que sí que es conveniente aclarar. Entonces, bueno, tal vez un poquito como los epidemiólogos, pero a lo pobre [vuelve a reír].

La erupción del volcán de La Palma vista desde Tajuya.

La erupción del volcán de La Palma vista desde Tajuya. Reuters

-¿Siente que la Geología es una ciencia reconocida en España?

-No, en absoluto. Estamos en la cola de todo y en la parte de atrás. Yo personalmente tengo mucho interés en reivindicarla. Me he metido en muchos berenjenales para reivindicar la Geología. Incluso a nivel de CSIC he sido uno de los promotores de la reivindicación de las geociencias porque si no, ni aparecían. El CSIC tiene tres centros de geociencias y no aparecía ni como un tema estratégico. Hemos luchado bastante para que saliese. Ahora tenemos la erupción de La Palma y es una prueba de la necesidad de tener a este tipo de personas trabajando. No sólo para eso. La Geología es importante para muchísimas cosas. Muchísimas más de las que la sociedad piensa, pero no la vendemos bien. 

-Usted tiene una gran trayectoria investigadora, con más de 250 artículos científicos publicados en importantes revistas. ¿Qué es lo más importante que ha aprendido durante todo este tiempo respecto a los volcanes?

-Que cada uno es distinto, como las personas. Hice un programa de Netflix que ha visto poca gente [participó en el capítulo 4 de la serie científica Superconectados] en el que hablamos de la aplicación de la ley de Benford, una ley matemática que la hemos aplicado por primera vez a los volcanes. A raíz de eso pudimos ver que cada volcán es distinto. Como las personas. Nosotros nos podemos parecer, pero cada uno tiene sus características. Los volcanes son así. No tienen una personalidad propia, pero…

Precisamente, uno de los errores que comete la gente que no está bien metida en el tema es que rápidamente se permiten explicar un volcán porque han conocido otro. Es cierto que las erupciones que han ocurrido en La Palma en el pasado se parecen todas, pero cada una tiene sus particularidades. Ésta también hay que examinarla de forma particular. Y hay que estar muy atento de cada variación que hace, cada fase nueva que empieza. Es lo que más me impresiona de los volcanes: son sistemas naturales absolutamente no lineales, y cada uno tiene su padre y su madre. Nunca acabarás de conocer lo suficiente.

-¿Hay algo que le desconcierte de lo que está ocurriendo en La Palma o está siguiendo un proceso absolutamente normal?

-A nivel de erupción es normal. Lo comenté los primeros días que me preguntaron. Primero haría una subida lenta hasta la máxima actividad, ahora se mantendrá unos días con máxima actividad y crecerá un poquito más y, a medida que le falte magma, irá disminuyendo hasta que se termine. El hecho de que ahora haya más explosividad es perfectamente normal. El primer magma que salió era desgasificado. Tenía poca capacidad explosiva porque estaba muy en la superficie. Pero ahora se va cargando de un magma más profundo. Ese magma tiene más gas y, por lo tanto, es más explosivo. Y así continuará hasta que deje de recargarse. Por lo tanto, es un proceso normal. Eso de que se abra una boca aquí, otra y tal, entraría dentro de la normalidad. 

Aunque antes te he dicho que cada volcán es diferente, si lo comparamos con el Teneguía, que hay imágenes recogidas de la época del NODO, vemos que se parece mucho. Empieza de una manera, con una fisura; después se va centrando en puntos; después los puntos van creciendo y se van haciendo los conos. Estos conos van reventando en algún flanco, aparece otra boca… Las primeras lavas a lo mejor no llegan al mar, pero las segundas sí. Eso es lo que va a ir haciendo. Y, después, ceniza. La ceniza ahora va a impedir el uso del aeropuerto y así va a estar los días que dure toda la fase explosiva. 

La nube de ceniza del volcán de La Palma el pasado viernes.

La nube de ceniza del volcán de La Palma el pasado viernes. Reuters

-Según algunas estimaciones se calcula que dure hasta octubre.

-Sí, bueno, el pronóstico diría que puede ser un par de meses si lo comparamos con las erupciones anteriores, que han durado entre 15 días y dos meses. La fase explosiva puede durar la mitad de ese tiempo. 

-Una de las claves para saber la duración es conocer la cantidad de magma que alberga en su interior.

-Exacto, ésa es la incógnita clave. Más que la cantidad que hay, lo que nosotros no sabemos es la cantidad de magma que está dispuesto a salir. Es decir, la cantidad que el sistema está bombeando desde la zona de origen. El sistema de bombeo tiene, para que nos entendamos, diferentes recipientes conectados. Abres el primero y al mismo tiempo está abierto el último, de tal forma que si abres el primero vas a empezar a llenar el primer recipiente. Se va a ir recargando porque sigue entrando por debajo. Esto básicamente es lo mismo. Ese exceso de magma que ha causado la sobrepresión que ha llevado a hacer erupción el sistema volcánico necesitará relajarse: necesita sacar todo eso que le sobra. Llegará un momento en el que entremos en equilibrio, ya no habrá sobrepresión y el sistema se cierre. Las fracturas se van a cerrar, van a sellarse y no va a ocurrir ninguna erupción más.  

-Se ha hablado mucho estos días de la posibilidad de que la lava llegue al mar, pero parece que ésta se ha ido diluyendo esta idea.

-Las primeras lavas no van a llegar, pero seguirán saliendo. Hay que ver qué van a hacer las siguientes. El problema es que los modelos de simulación que utilizamos básicamente sólo sirven para la primera lava. Nosotros hacemos la simulación de la primera lava porque tenemos la topografía del momento antes de la erupción. Pero cuando empiezan a salir lavas, estás cambiando la topografía; y esa topografía, si sigue habiendo lavas, puede condicionar que se comporten de forma muy distinta. A partir de ahí, lo que pueda ocurrir no lo sabemos. En la mayoría de erupciones en La Palma la lava ha llegado al mar y a mí no me extrañaría que en algún momento ocurriera. 

-¿Qué opinión le merece la teoría del megatsunami provocado por la erupción de un volcán en La Palma?

-Es el problema de dar la información de forma incorrecta y mezclar cosas que no se pueden mezclar. La existencia de estos grandes deslizamientos en Canarias es verdad. Esto ha existido en el pasado: tenemos evidencias en Tenerife, en La Palma, en Gran Canaria, en Lanzarote… Es una cosa normal en las islas volcánicas: van creciendo, creciendo, y se van produciendo grandes deslizamientos porque se tiene que equilibrar este crecimiento rápido del edificio volcánico. Ahora, la pregunta es: ¿esto puede ocurrir a día de hoy porque en La Palma haya una erupción? Aquí, si miramos las condiciones de estabilidad del flanco de la isla, vemos que de momento es estable. No hay una causa para que ese deslizamiento se tenga que producir. ¿Sería posible, que no quiere decir probable? Sí, porque se ha producido. No es un hecho que nos inventemos. Ahora, que sea probable que se produzca ahora... yo diría que la probabilidad es muy baja. No hay síntomas.

Normalmente, estos grandes deslizamientos van asociados a grandes terremotos, y la sismicidad que se está dando en La Palma no es tan grande. El problema es que hay que ver si el flanco es estable. Si esto llegase a ocurrir, cosa que yo dudo, entonces produciría este tsunami. El tsunami se va a producir si se produce el deslizamiento del flanco oeste de la isla, pero no creo que se produzca.  

-La teoría habla de un tsunami que arrasaría las Islas Canarias, luego Europa y acabaría en América. Parece realmente escandaloso. 

-Sí. Yo recuerdo un trabajo que hizo Simon Day, el padre de esta teoría, que salía hace dos días por la televisión, y sí. Los modelos están ahí. Hay uno para Tenerife basado en un evento ocurrido hace años y también genera un tsunami muy grande, que llegaría a Estados Unidos. La otra cuestión es: ¿eso podría ser? ¿Se puede producir y, si se produce, sería así? A esto hay que responder "sí". ¿Qué probabilidad tengo de que esto ocurra? Aquí hay que responder que es muy, muy baja. 

-¿Por qué se sigue construyendo en las faldas de los volcanes?

-Esto hay que preguntárselo a los políticos. Es un problema de falta de planificación territorial o de una planificación territorial que está hecha sin tener en cuenta riesgos a largo plazo. Evidentemente, en Canarias, el vulcanismo es un riesgo a largo plazo. Las inundaciones se producen más frecuentemente; los incendios forestales, también. Pero, claro, volcanes... Fíjate, tenemos el de El Hierro, que era submarino y nadie lo vio. Y la última erupción de uno en tierra fue hace 50 años. Ya nadie se acuerda de eso. Cuando uno hace la planificación territorial, con las especulaciones urbanísticas que hay en estos casos, se prescinde de este tipo de riesgos, que pueden llegar a molestar mucho en los negocios y que además son a largo plazo. 

Al político qué le vas a explicar de una cosa a 40 años. Se va a preocupar de una a ocho años vista como máximo. Pero realmente sí es un problema. La ciencia te dice que esto va a ocurrir. Ahora, ¿quién le hace caso? Aquí hay que valorar el coste riesgo-beneficio. El análisis es relativamente simple: yo no dejo hacer nada aquí por si en 40 años esto puede ser destruido; o dejo construir y, si en 40 años pasa, pues mala suerte. Y se opta normalmente por esta segunda opción. 

-¿Se va a recrudecer la actividad volcánica en La Palma en los próximos años?

-Creo que no. Esta erupción se va a producir, va a terminar y no sé si volverá a haber actividad en La Palma o en otra isla canaria. Pero lo que sí tenemos que tener claro es que Canarias es una zona volcánica activa, con disponibilidad para que ocurra una erupción casi en cualquiera de las islas. El hecho de que hoy esté ocurriendo en La Palma no quiere decir que mañana tengamos otra erupción en Tenerife. Más que en La Palma en concreto me preocuparía de todo Canarias. Canarias es una zona que hay que vigilar bien y preocuparse por ella.